Francia endureció su postura y busca frenar el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur

A pocos días de una cumbre clave en Bruselas, el gobierno francés reclamó postergar la firma del tratado y exigió mayores salvaguardas para proteger a su sector agrícola.

A menos de una semana de una cumbre decisiva para el futuro del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, Francia volvió a marcar diferencias y pidió formalmente que se postergue la firma del tratado. La posición del gobierno francés suma tensión a una negociación que lleva más de dos décadas y que, pese a los avances recientes, sigue generando fuertes resistencias internas en varios países europeos.

El planteo fue impulsado por el primer ministro de Francia, Sebastien Lecornu, en medio de una creciente presión del sector agropecuario, que rechaza el acuerdo en su forma actual por considerar que expone a los productores locales a una competencia desigual.

Desde París sostienen que todavía no están dadas las condiciones políticas ni técnicas para avanzar con la firma prevista para los próximos días y reclaman seguir discutiendo mecanismos de protección específicos.

La postura francesa se apoya en tres ejes centrales. El primero es la incorporación de cláusulas de salvaguardia más estrictas que permitan limitar importaciones ante eventuales distorsiones del mercado. El segundo apunta a la exigencia de que los países del Mercosur cumplan con estándares sanitarios, ambientales y laborales equivalentes a los que rigen en la Unión Europea.

El tercero tiene que ver con el fortalecimiento de los controles en frontera para garantizar que esas normas se respeten efectivamente.

El primer ministro de Francia, Sebastien Lecornu.

En el gobierno francés advierten que, sin estos cambios, el acuerdo podría generar un fuerte impacto negativo sobre la agricultura europea, en particular en sectores sensibles como la carne vacuna, las aves de corral, el azúcar y la miel. Los productores sostienen que los costos de producción en Sudamérica son considerablemente más bajos y que eso podría traducirse en una competencia que consideran desleal.

La decisión del país complica el cronograma que maneja la Comisión Europea, que esperaba obtener el aval político de los Estados miembros para avanzar con la firma durante la cumbre prevista en Bruselas. Incluso estaba previsto un viaje de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a Brasil para sellar el acuerdo en el marco de una reunión del Mercosur.

En paralelo, el Parlamento Europeo debe pronunciarse sobre un paquete de medidas de salvaguardia pensado para calmar las objeciones de los países más reticentes. Sin embargo, fuentes diplomáticas reconocen que el voto legislativo difícilmente alcance para destrabar el rechazo francés, que cuenta además con el apoyo de sectores políticos de distinto signo dentro del país.

Si finalmente se aprueba, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur crearía una de las mayores zonas de libre comercio del mundo, con un mercado potencial de más de 700 millones de personas. El tratado prevé una fuerte reducción de aranceles y abriría nuevas oportunidades para la exportación de productos industriales europeos, como automóviles, maquinaria y bienes tecnológicos, además de vinos y productos farmacéuticos.

Para los países del Mercosur, en tanto, el acuerdo significaría un mayor acceso al mercado europeo para sus exportaciones agroindustriales. No obstante, la resistencia de la nación europea vuelve a poner en duda los plazos y deja abierta la posibilidad de una nueva postergación en un proceso que ya acumula varios intentos fallidos.

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