Escándalo Banco Nación – UBA: un gerente despedido y 5 detenidos en la mega estafa por casi $1.600 millones

Las primera smaniobras se dieron en septiembre de 2024, con el envío de correos electrónicos desde casillas falsas, con requerimientos de transferencias

Por la denuncia que se realizó en septiembre del año pasado el fiscal federal Eduardo Taiano pidió la semana pasada la elevación parcial a juicio de la causa por la defraudación cometida contra las Facultades de Derecho y de Odontología de la Universidad de Buenos Aires, que en septiembre de 2024 fueron víctimas de un desvío de fondos por un total de 1.591 millones de pesos por transferencias realizadas desde la sucursal Azcuénaga del Banco Nación Argentina (BNA).

La investigación explica que el mecanismo utilizado para estafar al BNA provocó una gran cantidad de operaciones que constituyen también el delito de lavado de activos, según el requerimiento de elevación a juicio del fiscal.

Hay que destacar que en la causa a cargo del juez federal Sebastián Ramos hay cinco detenidos y el requerimiento alcanza a estos acusados y la investigación seguirá sobre otros sospechosos de haber intervenido en las maniobras.

Cómo funcionó el mecanismo de la estafa

El comienzo de la estafa se dio en septiembre de 2024 con el envío de correos electrónicos desde falsas casillas de la UBA con requerimientos de transferencias y además se habilitaron líneas telefónicas para simular órdenes genuinas impartidas por presuntos funcionarios autorizados de la UBA y solicitar transferencias MEP.

Lo concreto es que este tipo de operaciones no es utilizado por las facultades, que realizan sus pagos únicamente a través del homebanking institucional y con respaldo en el sistema contable, se enfatizó en la investigación. Pero la documentación apócrifa resultó suficiente para inducir error a los empleados bancarios y lograr la salida del dinero.

«En este punto hay que destacar que la sucursal del Banco Nación desde donde salieron los fondos fue cerrada y el directorio del banco aprobó el despido de una funcionaria clave que fue la encargada de aprobar las transferencias» explicó a iProfesional una fuente cercana al banco.

La fuente agregó que «hay trabajadores que fueron despedidos y trasladados de la sucursal Azcuénaga, hubo fallas y no se cumplieron los controles desde la sucursal, es ahí donde se mandaron la macana. En este caso identificaron como la responsable de fraudes a una funcionaria la casa central de Plaza de Mayo que no tuvo nada que ver, es más hay un informe técnico que alertó las fallas de control que no se cumplieron para la operatoria MEP, a esa persona de casa central, la echaron injustamente, por decir las cosas como eran que está en ese informe».

Los correos falsos que engañaron al banco

Los acusados del fraude utilizaron direcciones de correo que imitaban las institucionales. En vez de enviarse desde los dominios oficiales «@uba.ar» o los internos de las facultades, los mails provenían de casillas creadas en servicios gratuitos, pero con nombres muy similares a los reales de las personas autorizadas.

La fiscalía señaló que las órdenes de transferencia ingresaron desde direcciones como «secretaria finanzas.odontologia@gmail.com» y «administracion.derecho.uba@outlook.com», casillas inexistentes en la estructura universitaria.

Uno de los mensajes analizados por los peritos aparecía acompañado por un archivo PDF con la orden falsa y decía: «Por indicación del Sr. Secretario, solicitamos dar curso urgente a la transferencia MEP adjunta a favor de la firma Elysium».

La operación fue autorizada por la superioridad y la fiscalía destacó que la frase «fue autorizada por la superioridad» fue utilizada reiteradamente para reforzar la apariencia de una decisión interna ya tomada.

Las «notas falsas remitidas por correo electrónico y luego entregadas en soporte papel» fueron «idóneas y suficientes para inducir en error a los empleados bancarios», consideró la fiscalía.

El caso se descubrió cuando la Facultad de Odontología observó movimientos sin respaldo contable y al revisar la documentación, las autoridades notaron que no existían órdenes de pago que justificaran las operaciones y que los mails supuestamente enviados por funcionarios no se correspondían con las direcciones oficiales.

En la Facultad de Derecho de la UBA se constató lo mismo ya que ningún área había solicitado operaciones MEP y las firmas insertas en las notas no coincidían con las auténticas.

El lavado de dinero a través de criptomonedas

La defraudación dio inicio a una segunda etapa en la que los fondos, ya desviados, fueron canalizados hacia cuentas privadas y sociedades vinculadas entre sí mediante movimientos fraccionados, transferencias rápidas y compra de criptomonedas.

La fiscalía encuadró estas acciones en delito de lavado de activos previsto en el artículo 303 del Código Penal, que prevé hasta diez años de prisión para quien convierta, transfiera, administre o ponga en circulación bienes provenientes de un ilícito.

El análisis de los movimientos bancarios permitió reconstruir cómo se distribuyó el dinero expresa que dos sociedades, Elysium y Eksplodo, recibieron cientos de millones de pesos y luego los transfirieron inmediatamente en una gran parte a la firma Aigle, desde donde se efectuaron débitos que totalizaron más de $1.700 millones en pocos días.

En tanto, otras personas imputadas recibieron montos menores, aunque igualmente significativos, y además realizaron retiros en efectivo, acreditaciones en cuentas propias y pagos a terceros.

La investigación explica que: «el análisis de las transferencias muestra que, una vez acreditados los fondos ilícitos en las cuentas de Eksplodo S.A. y Elysium S.A., estos fueron redirigidos a Aigle S.A. -sociedad pantalla bajo control real de Micaela Bounchanavong, una de las detenidas- y desde allí aplicados a la compra de criptoactivos (USDT), en un circuito destinado a impedir la trazabilidad de los fondos y a otorgarles apariencia de legalidad».

Así se agotaron casi por completo los fondos antes de las medidas de bloqueo que se ordenaron cuando estalló el escándalo en septiembre del año pasado.

Las cautelares entre el 24 y el 26 de septiembre de 2024, las cuentas involucradas mostraban saldos mínimos o directamente nulos en relación con los montos ingresados.

Además, hubo lo que se llaman transferencias en cadena, retiros en efectivo y compra de criptomonedas. Las sociedades Elysium, Eksplodo y Aigle formaban, según la fiscalía, «parte de un entramado operativo común orientado al desvío y posterior reciclaje de fondos provenientes de la UBA». Desde la cuenta de Aigle se realizaron débitos finalmente por 1.700 millones de pesos en seis días.

Los cinco detenidos y las acusaciones

El pedido de juicio alcanza a los imputados detenidos –Lucas Rigoni, Enrique Cutrona, Ángel José Martín, Alex Heredia y Micaela Bounchanavong– y la investigación continuará respecto del resto de los involucrados, incluidos titulares de cuentas utilizadas en la maniobra y eventuales colaboradores internos del sistema bancario.

La maniobra investigada encuadra en tres figuras penales, pues abarca la obtención ilícita de dinero perteneciente a la UBA mediante engaño al personal del BNA, el uso de documentación espuria para lograr ese fin, y las operaciones posteriores destinadas a ocultar el origen de los fondos», puntualizó el fiscal.

Los cinco detenidos tendrán que responder por supuesta defraudación a la administración pública y uso de documento privado falso. Cuatro de ellos también quedaron acusados por presunto lavado de activos.

Entre los detenidos, por orden del fiscal federal Eduardo Taiano, no hay ningún empleado del Banco de la Nación Argentina (BNA).

El banco tapó el tema, ya que por orden de su Gerente General Gastón Álvarez, echó a la titular de Fraudes pagándole la indemnización completa. Por último, el BNA no se vio perjudicado, ya que al tener un seguro, la compañía de seguros Nación Seguros pagó el monto total sustraído a la UBA.

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