Si bien el Gobierno consiguió la media sanción del Presupuesto 2026, la caída del Capítulo 11 las fisuras entre sus aliados. El oficialismo duda de caciques provincialistas y del peronismo díscolo. Todas las miradas en Diego Santilli.
El primer test entre Javier Milei y los gobernadores luego del triunfo violeta en las elecciones generales se saldó con una cosecha magra para la Casa Rosada. Si bien el oficialismo consiguió la media sanción del Presupuesto 2026 -el primero de la era libertaria en llegar a esa instancia-, el rechazo del Capítulo 11, clave para las ambiciones del Presidente, generó hondo malestar en los pasillos de Balcarce 50 y obligará a recalibrar la mira para llevar a buen puerto el paquete de reformas.
Los funcionarios mastican bronca por lo bajo. Aunque en despachos oficiales sacan pecho por haber conseguido la luz verde del proyecto, esperaban un mayor acompañamiento de un puñado de jefes provinciales, como el catamarqueño Raúl Jalil, el tucumano Osvaldo Jaldo, el neuquino Rolando Figueroa y el salteño Gustavo Sáenz. Otros legisladores, en particular los que responden a Hugo Passalacqua (Misiones) y a Claudio Vidal (Santa Cruz), compraron el combo completo. Igual no alcanzó.
En concreto, los diputados provincialistas y del peronismo díscolo habían apoyado la iniciativa en general, pero varios de ellos le bajaron al pulgar el entramado que contenía la derogación de las leyes de Financiamiento Universitario y Emergencia en Discapacidad. Karina Maureira (La Neuquinidad), cercana a Figueroa, fue una de ellas. También Sebastián Nóblega, Fernanda Ávila y Fernando Monguillot, los tres dirigentes del bloque Elijo Catamarca que reportan a Jalil.
Lo propio hicieron sus vecinos jaldistas de la bancada Independencia, Elía Fernández y Gladys Medina, mientras que Javier Noguera, quien completa la tríada, se ausentó. Sáenz, en tanto, aportó los votos positivos de Pablo Outes y Yolanda Vega y el negativo de Bernardo Biella. Todos ellos pertenecen a Innovación Federal.
Tampoco acompañaron los representantes de Provincias Unidas, la escudería de Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir y del ya mencionado Vidal, quien mantuvo a su diputado en su propia marca «Por Santa Cruz». Las 17 luces de PU fueron rojas para el capítulo 11. El golpazo del oficialismo tuvo réplicas en el Senado, donde Patricia Bullrich anunció que el debate por la reforma laboral y la ley de Glaciares se pateó para febrero.
Dilema por el futuro del Presupuesto 2026
Así las cosas, en Casa Rosada advirtieron que la caída de ese articulado puso en jaque sus aspiraciones. «Este Presupuesto no nos sirve», llegaron a deslizar con hondo malestar, como contó Ámbito. Como era de esperar, las miradas se posaron sobre el ministro del Interior, Diego Santilli, representante de Nación ante los gobernadores. Desde su asunción, ocurrida el 20 de noviembre, el «Colo» se puso al hombro las negociaciones. De hecho, en menos de un mes recibió a 18 de los 24 líderes y hasta encabezó un rally por distintas jurisdicciones.
Los únicos que no tuvieron audiencia fueron los peronistas Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur), todos ellos vetados por Javier Milei. Tampoco recibió al puntano Claudio Poggi ni al santafesino Pullaro. El resto fue interlocutor permanente con Santilli.

El entramado de apoyos comenzó a resquebrajarse temprano. De hecho, a la mañana del miércoles, cuando la Cámara baja se disponía a comenzar el debate por el Presupuesto, Osvaldo Jaldo anticipó desde Tucumán que sus legisladores votarían a favor de la iniciativa, aunque se opondrían a las derogaciones de fondos universitarios y en discapacidad. Fue la primera luz de una alarma que resonó entrada la madrugada del jueves.
Para colmo, la situación se agravó cuando la gestión de Jorge Macri vio cómo, con ese articulado, caía delante de sus ojos la deuda millonaria que el Gobierno mantiene con la Ciudad por coparticipación federal. El hecho generó un insólito cortocircuito con el PRO, aliado central de LLA, que había logrado colar el tema en el proyecto tras arduas negociaciones. El viernes, Luis Caputo recibió al alcalde Macri buscando aplacar los ánimos y explorar alternativas para cumplir con los pagos.
También irritó a los amarillos el acuerdo subrepticio entre los violetas, el peronismo y el salteño Gustavo Sáenz, quienes en plena madrugada se repartieron tres sillas en la Auditoría General de la Nación (ADN) a espaldas de la tropa macrista. Ahora, el mileísmo debe maniobrar entre aliados heridos y mandatarios dialoguistas que marcaron la cancha con creces.
Ni siquiera el giro récord de fondos a correspondientes a Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias en la primera quincena de diciembre alcanzó para sumar las voluntades necesarias. En las últimas horas, Santilli salió a dar explicaciones ante los medios y le bajó el tono a la situación. Aclaró, en diálogo con radio Mitre, que muchos mandatarios redujeron los gastos en sintonía con la orientación propuesta por el Presidente. No obstante, advirtió que no todos consiguieron trasladar ese mensaje a sus propias bancadas. Apenas 24 horas después de la sesión, la mesa política del Gobierno se reunió en la Casa Rosada para definir los pasos a seguir.

Los gobernadores apuntados, en tanto, están conformes. «Cumplimos con la parte institucional y votamos para que el país tenga Presupuesto después de dos años. Advertimos que no íbamos a apoyar la derogación de Financiamiento Educativo y Emergencia en Discapacidad y así fue. Cumplimos pero marcamos límites», indicaron en la órbita de uno de ellos. Yendo al hueso, un diputado no precisamente opositor analizó los sucesos: «Discapacidad y educación son temas muy sensibles. Las marchas universitarias doblegaron de gente a la movilización de la CGT. Hay que votar contra eso y después salir a la calle, eh».
Como ejemplo, los cuatro diputados del oficialismo de Misiones, que integran el bloque Innovación Federal, se ufanaron de su «responsabilidad institucional con límites claros». «El Frente Renovador Neo acompañó el Presupuesto Nacional, pero expresó su disidencia en defensa de las universidades públicas y las personas con discapacidad», indicó el espacio referenciado en Carlos Rovira y en el gobernador Hugo Passalacqua.
Lo curioso del caso es que sus representantes, Oscar Herrera Ahuad, Yamila Ruiz, Daniel Vancsik y Alberto Arrúa, votaron todos a favor tanto del Presupuesto en general como del capítulo 11. Aclararon, de todas formas, que «mantuvieron una disidencia importante».
Más allá del tropezón, lo cierto es que el proyecto ya tiene media sanción y que ya obtuvo dictamen en el Senado. El próximo viernes, un día después de Navidad, se discutirá en el recinto. El Gobierno espera no encontrarse con ninguna sorpresa desagradable. De base, quedó claro que, pese a haber aumentado el número de legisladores, todavía no tiene la llave del palacio. Será una semana intensa para la Casa Rosada.
F,Ambito





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