El Senado define este viernes el futuro del proyecto impulsado por el Gobierno, en una sesión clave que podría introducir cambios en artículos sensibles y reordenar la agenda política de las próximas semanas.

El resultado de la votación de este viernes  del Presupuesto 2026 en el Senado marcará el punto de partida de la estrategia política del Gobierno para los primeros meses del año.

En la Casa Rosada reconocen que el escenario sigue abierto y que la definición no llegará hasta que se complete el tratamiento artículo por artículo en la Cámara Alta.

El oficialismo confía en reunir los votos necesarios para aprobar el proyecto en general, pero admite que el debate por capítulos puede alterar el texto. De confirmarse una sanción sin cambios, el Ejecutivo planea convocar a sesiones extraordinarias hacia fines de enero.

En cambio, si la oposición logra introducir modificaciones y obliga a que el proyecto regrese a Diputados, la negociación legislativa podría extenderse incluso durante las primeras semanas del verano.

La atención del Gobierno está puesta en los artículos vinculados al financiamiento educativo y científico, donde se concentran las mayores resistencias. La eliminación del piso del 6% del PBI destinado a educación y los cambios en los esquemas de inversión en ciencia y tecnología aparecen como los puntos más sensibles y con mayor riesgo de revisión.

Mientras sigue de cerca la sesión, la cúpula política del Ejecutivo mantiene activos los canales de diálogo para sostener los acuerdos. Aunque la instrucción presidencial es avanzar con el texto aprobado en Diputados, en el Gobierno no descartan concesiones limitadas.

El trasfondo de la discusión es económico: el Ejecutivo busca consolidar una señal de disciplina fiscal antes de enfrentar vencimientos de deuda superiores a los US$4000 millones en enero y ya trabaja en planes alternativos para reasignar partidas sin alterar el equilibrio de las cuentas públicas.