martes, noviembre 5

Al final, las prepagas van a devolver medio kilo de helado

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Nota extraída de Clarín por Héctor Gambini

Los afiliados pagaron los aumentos desmedidos con el índice relámpago y van a cobrar la devolución con el índice tortuga.

Muchas reuniones, muchas audiencias, mucha gente, mucho eufemismo. Muchas horas, también, pero casi en secreto.

En una audiencia judicial donde no se dejó entrar a los medios -en contra de la idea de “pública” que indica la ley-, las prepagas propusieron este lunes devolver a sus afiliados lo que cobraron de más, pero para eso se van a tomar un año.

Una ironía para los usuarios: les cobraron aplicando el índice relámpago y les devolverán con el índice tortuga.

Las prepagas habían sumado a su petición inicial que en octubre se les levantara el control de precios, la medida inédita que el gobierno libertario tomó para el sector cuando consideró que aumentaban sin justificativos y en cadena.

Este acuerdo colectivo para aumentar precios eliminando la regulación natural de la competencia se llama, en economía, cartelización.

El Gobierno denunció a las prepagas por eso.

El martes a la madrugada -mientras sonaban las repercusiones por la renuncia del jefe de Gabinete y los corrimientos en el Gobierno- se firmaba el acuerdo, entre gallos y medianoche, con un “pequeño” detalle: la libertad de precios no volverá en octubre sino mucho más acá, en julio.

El acuerdo alcanzado significa que los afiliados tendrán un descuento “simbólico” no ya sobre la tarifa congelada sino sobre el nuevo valor de la tarifa liberada, porque lo que se va a devolver será desde julio, justo el mes donde los precios vuelven a ser fijados libremente por cada empresa.

Si lo cobrado de más fue 48 puntos por arriba de la inflación, el afiliado tendría un descuento del 4% mensual hasta junio de 2025. En una cuota de $200.000 le “devolverían” $8.000.

Si guarda lo que se “ahorra”, después de dos meses podría comprarse un kilo de helado ($16.000), pero tampoco le va a alcanzar: el interés que van a aplicar las prepagas a esas devoluciones son sobre las tasas de plazo fijo del Banco Nación (3,3% en abril), que son menos de la mitad que la inflación (8,8% en el mismo mes).

Quizá alcance para medio kilo más un cucurucho bimestral.

Desde julio, con las cuotas liberadas, los descuentos serán mayores en términos nominales pero desaparecerán en términos reales: los aumentos se los llevarán puestos.

Si la cuota de $200.000 subiera el 10%, los $20.000 de incremento mensual se devorarán a los $8.800 descontados para “devolver” a los afiliados lo que les cobraron de más, todo junto, de enero a abril.

Pero si hasta el lunes el Gobierno “concedía” un plan máximo de 7 cuotas y volver a liberar los precios recién en octubre, ¿qué pasó para estirar el plazo a 12 cuotas y adelantar el regreso de los precios libres a julio?

Una explicación posible es la negociación que hubo hasta la madrugada sobre la cuestión planteada por las prepagas para que el Gobierno retirara la denuncia de la cartelización.

Ahí entró a tallar la Secretaría de Comercio -que se sumó a último momento y negó de plano esa posibilidad- con lo que el Gobierno habría terminado cediendo en plazos de cuotas y precios libres como moneda de cambio a las fuertes multas que deberían enfrentar las prepagas si tuviesen una sentencia desfavorable en aquella causa.

Si la idea fue que las prepagas terminen pagando en multas lo que se ahorren en devolución de cuotas, los afiliados se quedaron afuera.

Si se impusieran, las multas no serán para ellos sino para el Estado.

El acuerdo tampoco dice nada sobre los usuarios que se fueron por los aumentos de precios y no quieren volver a afiliarse. ¿No les van a devolver nada de lo que pagaron por encima de la inflación durante cuatro meses?

A mediados de abril, en el Gobierno estimaban que las cuotas de los afiliados debían bajar un tercio mensual para compensar aquellos aumentos desmedidos.

No sucederá. La defensa de la retórica caliente sobre ese ajuste a los bolsillos de la clase media se diluyó con el frío de mayo.