El Gobierno de Milei impone un plazo a la AFA para aceptar sociedades anónimas en el fútbol
El gobierno de Javier Milei ha dado un paso significativo para permitir la entrada de capitales privados en el fútbol argentino al establecer, mediante un decreto, que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) tiene un año para adaptar sus estatutos y aceptar la participación de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en las competencias oficiales. Esta medida busca desregular el fútbol, permitiendo que los clubes puedan transformarse en sociedades anónimas sin enfrentar sanciones de la AFA u otras federaciones.
El presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, ha manifestado su oposición a esta reforma y ha impulsado la aprobación de una cláusula que prohíbe la participación de clubes gestionados por empresas en las competencias organizadas por la AFA. Tapia argumenta que permitir la entrada de capitales privados podría amenazar la autonomía y la estructura actual de los clubes, que hasta ahora han funcionado como asociaciones civiles sin fines de lucro.
El decreto, publicado en el Boletín Oficial, especifica que las federaciones deportivas tienen un año para cambiar sus estatutos y permitir que los clubes que se conviertan en sociedades anónimas continúen participando en las competiciones oficiales. Durante este período de adaptación, las federaciones no podrán impedir, dificultar o discriminar a los clubes por su forma jurídica.
Esta decisión del gobierno ha generado un fuerte debate en el mundo del deporte, especialmente en el fútbol, donde muchos clubes enfrentan problemas financieros y ven en la entrada de capital privado una oportunidad para mejorar sus instalaciones y retener a sus jugadores. Sin embargo, la AFA y otros sectores se oponen a esta medida, alegando que podría comprometer la esencia y la identidad del fútbol argentino.
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, ha defendido la medida, argumentando que otorgará mayor libertad a los socios de los clubes para decidir cómo organizarse y permitirá una mayor transparencia y una inyección de capitales que beneficiará al deporte en general. Según Sturzenegger, la reforma no impone nada, sino que amplía las libertades de los clubes para decidir su estructura jurídica.
Por otro lado, la AFA ha reiterado su postura de que, aunque las asociaciones civiles pueden decidir libremente su estructura jurídica, es inconstitucional obligar a una federación a aceptar la participación de entidades con diferentes formas jurídicas. La AFA ha advertido que cualquier club que decida transformarse en sociedad anónima podría enfrentar la expulsión de las competencias organizadas por la entidad.
En resumen, el gobierno de Milei ha dado un paso clave para abrir el fútbol argentino a los capitales privados, mientras que la AFA, liderada por Claudio Tapia, se mantiene firme en su oposición, defendiendo la estructura actual de los clubes como asociaciones civiles sin fines de lucro. El conflicto entre ambas posturas promete intensificarse en los próximos meses, a medida que se acerca el plazo de un año para la adaptación de los estatutos.