El Gobierno salió al cruce del Papa: “Respetamos su opinión, pero no la compartimos”

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El vocero presidencial, Manuel Adorni, señaló que, si bien respetan las críticas del sumo pontífice sobre el uso de gas pimienta en las manifestaciones, desde el entorno del líder libertario no adhieren a su postura.

En medio de una creciente polémica por el accionar de las fuerzas de seguridad durante una manifestación frente al Congreso, el Gobierno nacional decidió bajar el tono de la disputa con el papa Francisco, quien criticó duramente el uso de gas pimienta contra manifestantes durante la marcha contra el veto a la reforma jubilatoria.

En un intento por suavizar la relación, el vocero presidencial, Manuel Adorni, evitó confrontar directamente con el líder de la Iglesia católica y enfatizó el respeto por su opinión, aunque dejó en claro que desde el Ejecutivo no comparten su visión sobre los hechos.

“Respetamos profundamente la opinión del Santo Padre, pero no coincidimos con su análisis de lo sucedido. En una democracia, es importante escuchar todas las voces, y entendemos que el Papa tiene una visión desde su rol, pero la situación en el país es compleja”, explicó el funcionario en declaraciones a la prensa.

Las declaraciones del Papa que encendieron la polémica

La controversia surgió a raíz de las palabras del papa Francisco en un encuentro en el Vaticano con representantes de movimientos sociales, entre ellos figuras clave como Juan Grabois y el líder de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Alejandro “Peluca” Gramajo. Durante su discurso, el pontífice se refirió con severidad a lo que consideró un uso excesivo de la fuerza por parte de la policía en las recientes protestas, haciendo especial hincapié en la utilización de gas pimienta contra una niña de 10 años, lo que desató una ola de críticas hacia las autoridades argentinas.

El Papa se mostró particularmente molesto por el accionar policial, al afirmar: “Lo que vi en esas imágenes es inaceptable. Gente en la calle reclamando por sus derechos, siendo reprimida con gas pimienta. Es un reflejo de lo que pasa cuando se pierde de vista la justicia social”, señaló. Asimismo, lanzó una advertencia sobre los peligros de permitir que la violencia crezca en la sociedad, subrayando que “el silencio ante la injusticia alimenta la división, y la división lleva a la violencia”.

El operativo policial y la respuesta del Gobierno

El operativo en cuestión, que tuvo lugar durante las manifestaciones contra el veto a la reforma jubilatoria impulsada por el gobierno de Javier Milei, estuvo a cargo de la Policía de la Ciudad. Según las imágenes que se viralizaron en redes sociales, varios efectivos utilizaron gas pimienta para dispersar a los manifestantes, entre ellos una niña que fue rociada directamente en el rostro, lo que generó un amplio repudio social y llevó a varios sectores a exigir una revisión de los protocolos de actuación.

Desde el Gobierno porteño, encabezado por Jorge Macri, se defendió el accionar de la policía, argumentando que la situación fue excepcional y que los efectivos actuaron en respuesta a una escalada de violencia por parte de los manifestantes. “Es importante escuchar todas las campanas antes de sacar conclusiones”, dijo Macri en relación a los comentarios del Papa.

El llamado a la prudencia por parte del Gobierno

Pese a las tensiones, el vocero presidencial Adorni se mostró conciliador y buscó evitar una confrontación directa con el pontífice. En sus declaraciones, insistió en que el Gobierno argentino tiene una relación de respeto con el Papa y con la Iglesia en general, y que las críticas, aunque no compartidas, son tomadas en cuenta en el marco de un debate democrático.

“Entendemos que el Papa se preocupa por la situación en Argentina y valoramos su mirada. Sin embargo, el país enfrenta desafíos complejos y, a veces, las medidas que se toman, aunque duras, son necesarias para garantizar el orden público”, manifestó Adorni, sin entrar en mayores detalles sobre posibles modificaciones al protocolo antipiquetes.

El Gobierno parece decidido a evitar una escalada en el conflicto y, en cambio, optar por una postura más moderada. No obstante, las críticas del Papa no pasaron desapercibidas y abrieron una nueva etapa de debate en torno al rol de las fuerzas de seguridad en las manifestaciones sociales.