Este pez genera un impacto positivo tanto en la economía local como en la balanza comercial de Argentina. Además, se trata de una práctica sostenible que beneficia el medio ambiente.
El cultivo del pacú en Argentina se relaciona estrechamente con la producción de arroz. Esa vinculación se basa en un modelo de acuicultura integrada que maximiza los recursos y minimiza el impacto ambiental. Las arroceras del Chaco adoptan prácticas sostenibles al integrar la cría de pacú en sus campos inundados, beneficiando tanto a los productores de arroz como a los acuicultores.
Este pescado, conocido por su capacidad de adaptarse a diferentes ambientes acuáticos, encuentra en las arroceras un hábitat ideal. Esta sinergia permite que el cultivo del arroz y la cría del pacú se desarrollen de manera simultánea, optimizando el uso del agua y reduciendo la necesidad de pesticidas y fertilizantes: como resultado, se produce un ciclo sostenible que mejora la calidad del suelo y reduce la huella ecológica de ambas actividades.
Quien comenzó con esta actividad fue Néstor Gromenida, fallecido investigador de la zona y gran experto en piscicultura. Durante los primeros ensayos, hablaba de una “rotación perfecta, planteada entre el cultivo de peces y el cultivo de arroz”. Las pruebas iniciales se dieron en La Leonesa, en la zona norte de Chaco, a unos 70 kilómetros de Resistencia, en el año 2012. En aquel entonces se buscaba demostrar a través de la piscicultura que el sistema de arroz existente no contaminaba.
En campos de varios años de monocultivo de arroz, con fuerte presencia de malezas y de caracol, el pacú se convierte en un aliado estratégico ya que durante el ciclo productivo elimina ambas problemáticas. En la práctica, se utiliza el campo unos 18 meses y luego se procede con el ciclo de arroz, que se introduce pregerminado, sin laboreos, sin fertilizantes y sin agroquímicos, porque no hay maleza, ni plagas que comprometan al cultivo. El sistema es sustentable desde el punto de vista agronómico, ambiental y económico.
Las exportaciones a Estados Unidos
La transacción mas reciente -que acaba de llegar a los Estados Unidos- es fruto de la asociación entre la empresa Puerto Las Palmas (PLP) con la compañía de ropa Patagonia. Hoy abarca 1.000 hectáreas y ya exportaron siete toneladas del tradicional pescado de agua dulce al país del norte, donde los consumidores valoran los alimentos que proceden desde un ecosistema sustentable y además están dispuestos a pagar una suma mayor por esa condición.
Hace más de una década, las dos marcas se unieron para demostrar que su producción arrocera podía ser sostenible y junto a Gromenida, comenzaron a cultivar arroz y a criar pacú.
Fue así como Patagonia Inc, conocida por su ropa para el aire libre, decidió apoyar la producción de alimentos a través de su unidad Provisions, que promueve la agricultura orgánica regenerativa.
Yvon Chouinard, fundador de la marca, cree que la comida es fundamental para salvar el planeta.
En su búsqueda de alternativas a la agricultura industrial, encontraron a PLP y comenzaron a apoyar su modelo regenerativo. Según Agustín Fox, manager de Patagonia en Argentina, la empresa dona el 1 % de sus ventas para causas ambientales.
Oportunidades de desarrollo y progreso para el país
Una vez producido, la exportación del pacú abre una serie de oportunidades de desarrollo económico para la región. Uno de los mercados abiertos es el de Estados Unidos, que además de requerir cada vez mayor producción, incentiva la inversión local en infraestructura y tecnología acuícola.
A nivel nacional, la exportación del pacú del Chaco a Estados Unidos tiene un impacto significativo en la balanza comercial. Este producto no solo diversifica nuestra oferta exportable, sino que también fortalece la imagen de Argentina como un proveedor de productos sostenibles y de alta calidad en el mercado internacional.
Uno de los casos de éxito más destacados es el de la Cooperativa Agropecuaria y Acuícola del Chaco, que logra exportar sus productos a Estados Unidos gracias a la implementación de tecnologías innovadoras y prácticas sostenibles. Esta cooperativa, formada por pequeños y medianos productores, recibe reconocimiento internacional por su compromiso con la sostenibilidad y la calidad de sus productos.
Otro ejemplo es el de la empresa Aquachaco, que invierte en sistemas de recirculación de agua y en la mejora de la genética del pacú para aumentar la eficiencia y la calidad de su producción. Gracias a estas mejoras, Aquachaco establece acuerdos comerciales con distribuidores en Estados Unidos, consolidando su presencia en el mercado internacional.
Inversión: la clave para seguir creciendo
La colaboración entre el sector público y privado resulta crucial para seguir progresando en esta actividad. Es por eso que las políticas de fomento a la exportación y los acuerdos bilaterales facilitan la entrada del pacú argentino en los distintos mercados que valoran la aplicación de prácticas agrícolas y acuícolas sostenibles.
Sin embargo, a pesar de los logros alcanzados la exportación del pacú enfrenta varios desafíos. La competencia en el mercado estadounidense resulta feroz, y los productores argentinos deben mantener altos estándares de calidad y sostenibilidad para ser competitivos. Además, es crucial continuar invirtiendo en investigación y desarrollo para mejorar las prácticas acuícolas y enfrentar los retos del cambio climático.
Las perspectivas futuras son alentadoras, porque en el mundo existe una demanda creciente. Por eso es que resulta tan importante resolver todo tipo de trabas y barreras que nos puedan alejar de este norte, el de la producción sustentable vinculada con la exportación. Este es uno de los pocos caminos que pueden darle al NEA en general la posibilidad de subir algunos escalones en desarrollo económico, social y productivo
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