El plan de Massa para la clase media: qué puede pasar con el cepo al dólar y el consumo en su eventual gobierno
El ministro de Economía se imagina como el dirigente que hará historia en la Argentina, dejando de lado la grieta. Su perspectiva económica |
«La grieta está muerta. Ahora vamos por el gobierno de unidad nacional», repite Sergio Massa desde la noche del triunfo electoral del 22 de octubre, cuando eligió subir en soledad al escenario para hablarle a los «militantes», y llamarlos a no dormirse en los laureles y seguir yendo «casa por casa» para asegurar la victoria en el balotaje del 19 de noviembre.
Según analistas políticos, el candidato de Unión por la Patria viene madurando la idea de liderar una nueva hegemonía en la Argentina, bajo la premisa de convocar al «gobierno de los mejores». Se imagina como el dirigente político capaz de modelar una nueva república, que necesariamente jubile definitivamente a los expresidentes Cristina Kirchner y Mauricio Macri, y, si se alinean los planetas, abra paso a «veinte años de Sergio y Malena».
Massa abrevó de universitario en la ideología liberal de Alvaro Alsogaray, para luego convertirse en un funcionario todo terreno de Cristina Kirchner, fundar el Frente Renovador, posibilitar el triunfo de Macri en el 2015 dividiendo al peronismo y, finalmente, volver al redil kirchnerista en el 2019, constituyendo una pata central en el regreso al poder de la vicepresidenta, pero con él al frente de Diputados y colocando varios hombres influyentes en el Gabinete nacional.
Ahora, según cuentan quienes siguen de cerca el interesante proceso, el ministro de Economía se imagina como el dirigente que hará historia en la Argentina, cerrando la grieta y refundando el capitalismo nacional, a partir de un nuevo pacto social entre empresarios y trabajadores.
En tren de erigirse en presidente desde el 10 de diciembre, Massa ha empezado a dar señales más claras a los mercados sobre cuáles serían sus políticas centrales. Con ese objetivo, el candidato oficialista reveló un dato clave: si gana, será necesario un año más de cepo cambiario para, una vez estabilizadas las principales variables macro gracias a una cosecha del agro que se espera muy buena y la reducción drástica del déficit energético, achicar el déficit fiscal (lo promete incluso desde el 2024) y llevar adelante un gobierno «de los mejores en serio, no como decían Macri y su gabinete de ‘científicos’».
En esa estrategia de campaña cada vez más profesional, imagina ir el primer año de un eventual gobierno hacia un tipo de cambio desdoblado -comercial y financiero-, en una primera etapa, y prácticamente libre, a partir del 2025.
Llegar a la Casa Rosada: Massa se ve como un presidente que «hará historia».
Atraer a las «clases medias», el objetivo de Massa
Teniendo en cuenta el punto de vista de las clases medias -ante el avance de la pobreza en la Argentina, ya es necesario hablar de tres clases medias (alta, media-media y baja), explican sociólogos-, Massa salió a prometer una meta clara para terminar con ese flagelo que es el cepo cambiario, de tal forma de interpelar también a un sector históricamente esquivo para el peronismo.
Así, transmite con voz firme y tono pausado -se diferencia de Milei-, y brinda un horizonte claro para terminar con el cepo, una temática que también juega en la campaña, a menos de dos semanas de las elecciones, y a pocos días del debate. Esto también constituye una definición importante dentro de las señales que pretende dar el ministro-candidato a los principales jugadores del mercado, con el fin de mostrarse previsible.
Últimamente, Massa no agotó allí su rapto de «sinceridad». Ratificó que habrá una devaluación el 15 de noviembre -cuatro días antes del balotaje, y no después como ocurrió luego de las PASO-. Precisó que ese día el dólar mayorista subirá $3,53 (sí, así de preciso), a $353,53. Y que a partir de allí se aplicaría el mecanismo de devaluaciones diarias conocido como «crawling peg«, para tratar de que el tipo de cambio no se siga retrasando respecto de la inflación. Lo que pide el mercado, empresarios incluidos.
En este marco, el equipo del candidato oficialista prevé intensificar las «señales» al mundo económico de que sólo él puede garantizar el crecimiento con estabilidad. Según pudo saber iProfesional, este eje será parte del discurso que Massa brindará el 16 de noviembre próximo en el evento del Cicyp, la entidad que se ha convertido en referente empresarial clave en estas elecciones, incluso por encima de la UIA.
Un día antes, el 15, será el turno de Javier Milei de hablar ante los miembros de esa cámara, capaz de mostrar en un solo acto a 300 empresarios de primera línea del establishment. Los que mueven en serio la rueda de la economía.
A ellos Massa también los convocará, como hizo con la UIA, a formar parte de su eventual gobierno. ¿Eduardo Eurnekian -el rey de los aeropuertos cercano inicialmente a Milei- estará también invitado para que ponga a alguno de sus interminables alfiles cerca del poder?
Balotaje: Massa afina su estrategia para convencer a la clase media.
El hombre que «se le plantó al FMI»
Son múltiples los hilos discursivos y conceptuales que el ministro de Economía viene consolidando en los últimos días. Uno sobre el que machacará será asegurar que fue el ministro de Economía que se le plantó al FMI. «El Fondo quería una devaluación del 100%, yo acepté solo 20%, después te envío los documentos que lo prueban», repite Massa en sus últimas entrevistas. «El FMI quería frenar el gasoducto, yo di la orden de hacerlo», avanza un poco más. «Milei te quita derechos, Massa te los da», repiten a coro los principales ideólogos de la campaña oficialista.
El gobernador reelecto, Axel Kicillof, montó un aparato de propaganda sofisticado. «Es que en frente tenemos también un candidato como nunca se vio en la Argentina», admiten cerca del equipo del gobernador, en alusión al libertario Milei. Aunque no les guste admitirlo con el grabador encendido, la campaña (¿o no campaña?) del líder de La Libertad Avanza, despierta admiración en los massistas -y en los peronistas «progres»- más vinculados al mundo profesional, que a la política de punteros.
Por eso el gobernador bonaerense -que sí habla de vez en cuando de Cristina Kirchner, no como Massa que sólo lo hace para decir que él no pone las manos en el fuego por nadie-, con la tranquilidad de saberse gobernador electo, salió a «dar la vida» por Massa. «Pocas veces en la Argentina hubo una candidatura presidencial como la de Milei. Nunca fue tan explícito, tan frontal y tan descarnado el programa de arrebatarle derechos a nuestra población que lleva adelante la derecha y el establishment. Milei es un mentiroso, porque estafa y engaña, pero el pueblo pensó, reflexionó, se organizó y votó a Massa», dijo el marxista teórico Kicillof, sobre el hombre que mejor relación histórica tiene dentro del peronismo con el eje capitalista, comenzando por el propio Estados Unidos.
«El kirchnerismo ‘durito’ parece estar olvidando el eje Venezuela, Rusia, Irán», se mofan quienes están desde la primera hora junto a Massa, en aquellas épocas en que prometía «barrer a los ñoquis de La Cámpora». Pero ahora son los nuevos tiempos. «Massa los quiere gobernar a todos, peronistas, kirchneristas, radicales y, si lo dejás, hasta a los chicos, y no tanto, de Miryam Bregman», ironiza uno de los asesores del tigrense. De paladar negro, claro.
f:Iprofesional
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