El vínculo entre un juez y un narcotraficante: la denuncia que desnuda un sistema corrupto en Rosario

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Nota extraída de TN por Carlos Pagni

En la causa contra el magistrado Marcelo Bailaque, se descubrió que tiene el mismo contador que Esteban Líndor Alvarado, el narcotraficante a quien debía investigar.

A veces, hay hechos que son impresionantes por su dimensión, cuyo significado no es necesario aclararlo porque se impone por sí mismo, y a veces hay episodios, hechos que son microscópicos, pero que cuando uno se detiene en ellos, ve todo un sistema como si fuera la reducción a escala de un problema mucho mayor. Es un detalle en el cual uno puede encontrar un universo. Algo así pasa en la justicia de Rosario.

Rosario, como sabemos, es una región dramáticamente especial de la Argentina porque tiene niveles de inseguridad altísimos por mafias ligadas a la droga que, en los últimos tiempos, bordearon el terrorismo. Es decir, la propensión a obtener poder, obtener impunidad, aterrorizando a gente común, ya no guerras de bandas.

No es que eso se propaga porque sí. Para que eso suceda, tiene que haber una especie de sistema. Ya llamaba la atención el nivel de la Justicia, el estado de la Justicia en Rosario. ¿Por qué llamaba la atención? Porque hay muchos fiscales de la Justicia provincial respaldados por fiscales federales amenazados, que exponen su vida en las investigaciones, que tienen que andar por las calles de Rosario y por determinados barrios de Rosario con chalecos antibalas. Y llamaba la atención que algunos jueces se exhibían sin ningún tipo de protección, jueces que tendrían que tener el mismo riesgo si cumplieran correctamente sus trabajos.

Algunos de esos jueces, y vamos a poner la lupa sobre uno, fueron denunciados por estos fiscales. ¿Por qué denunciados? Porque, curiosamente, demoraban eternamente en las causas que se iniciaban contra narcotraficantes. Se producían requerimientos, por ejemplo, los fines de semana para determinado allanamiento, para desbaratar determinada banda, no respondían porque era fin de semana. Contestaban el lunes o el martes. Y después, cuando iban al lugar donde había que investigar, ya no había nadie.

Esteban Líndor Alvarado es uno de los narcotraficantes más peligrosos de Rosario. (Foto: gentileza Clarín)
Esteban Líndor Alvarado es uno de los narcotraficantes más peligrosos de Rosario. (Foto: gentileza Clarín)

Esto era sistemático. Sistemático quiere decir que parecía que había un sistema. Y ahora, aparece una novedad que nos da la pauta de que hay un sistema. Se descubrió que uno de los jueces denunciados, Marcelo Bailaque, juez federal de Rosario, es decir, que tiene competencia sobre el tema narcotráfico y que está acusado en el Consejo de la Magistratura, ahora tiene un contador, Gabriel Mizzau.

Marcelo Bailaque es el juez, Gabriel Mizzau es el contador. Da la casualidad de que Gabriel Mizzau es también contador de un personaje con un largo prontuario de fechorías en materia del narcotráfico que se llama Esteban Líndor Alvarado, probablemente el narco más importante de Rosario, preso en Ezeiza.

El juez, en lugar de investigar al narco, comparte un contador con él. Cuando le preguntan a Bailaque, dice, “la verdad, no sabía. Es más, no sé muy bien quién es mi contador”. Pero por una casualidad, ahora, se investiga más. Y en el juzgado del juez Bailaque, estaba empleado, durante años, Sebastián Mizzau, el hijo del contador. Lo que significa que había una relación mucho más estrecha. Y cuando se descubrió esto, logró que lo nombraran a un tribunal oral federal para desvincularse de esta conexión tan peligrosa.

El contador no es el médico, el contador no es el chofer, el contador es el contador. Normalmente, el contador de un narco debe ser investigado como el narco, porque es el que le permite al narco la ingeniería de lavado de dinero y de ocultamiento del crimen.

Cuando se investigó a Líndor Alvarado, curiosamente, el juez Bailaque jamás llamó a declarar al contador, porque ahora se nota. Tal vez, si llamaba al contador del narco, se ponía frente a su propio espejo y terminaba investigándose a sí mismo.

Para que haya mucha pobreza, tenemos que tener un sistema que genere pobreza. Para que haya mucho narco, tenemos que tener un sistema que genere mucho narco. Incentivos alineados, una estrategia. Lo que vemos es una estrategia del delito, de la corrupción, a la que se agrega, por la corrupción judicial, la impunidad.