Entretelones de la reunión en la que Massa se enojó por el descontrol de la inflación
El ministro se mostró preocupado por el salto de los precios en abril. Pidió explicaciones y advirtió que hay que «pasar a la ofensiva». El rol del jefe de la Aduana.
El sol del mediodía calentaba los vidrios en la terraza del Ministerio de Economía. El clima era de caras largas y desde la cabecera de la mesa Sergio Massa fue directo al grano: «No hay margen para internas ni pendejadas”. Se refería a la necesidad de bajar el nivel de disputas a cielo abierto en la coalición gobernante, pero también dejó ver su inquietud por el tembladeral que dejó la la última corrida cambiaria y el salto inflacionario de abril.
Después de que el IPC marcara un 8, 4% el mes pasado y se encendieran de nuevo las alarmas, el ministro de Economía activó el «protocolo» de emergencia: arrancó temprano su jornada el sábado por la mañana con reuniones privadas, siguió con charlas por zoom con inversores y desde el mediodía hasta las 18 se encerró con todo el equipo económico a cranear las medidas difundidas este domingo por la mañana.
«Es muy malo el dato de inflación, hay que pasar a la ofensiva con una batería de medidas». Quienes estaban en la mesa lo notaron preocupado y enojado. Pero su diagnóstico fue mesurado: no solo fue malo el comunicado del INDEC, fue el peor dato de la gestión de Alberto Fernández y para el mes de mayo el mercado espera algo igual o más negativo, por lo que los analistas ven dificil que se pueda imprimir un giro en las expectativas.
Durante la cumbre, Massa pidió informes a los 14 funcionarios presentes, pidió explicaciones y también propuestas. El viceministro, Gabriel Rubinstein, atribuyó la suba a productos «estacionales», en particular alimentos, aunque reconoció que la inflación «núcleo» (sin estacionales ni regulados) se aceleró al 8,4%, y apuntó a «subas preventivas» por el salto del dólar, que llevó el blue de $ 404 a los $ 474 actuales.
Matías Tombolini (Comercio), Marco Lavagna (Indec) y Guillermo Michel (Aduana) llamaron a controlar la «microeconomía», en particular a los importadores con acceso al dólar oficial, pero que usan el paralelo para fijar precios. De la tríada surgió la idea de crear una unidad de coordinación -otra más- para crear una herramienta «online» que permita intervenir, por ejemplo en alimentos y textiles. Nadie apuntó al FMI, como lo hizo Máximo Kirchner en plena corrida.
La explicación del escenario cambiario y financiero quedó a cargo del titular del Banco Central, Miguel Pesce, uno de los que se sentó al lado de Massa. La entidad cerró el viernes con US$ 101 millones de compras en el mercado de cambios, el mayor nivel en 20 días, gracias a las restricciones dispuestas ese mismo día para el pago de importaciones. La reacción casi inmediata no fue antojadiza: la última vez que saltó la inflación en marzo, los mercados se dispararon el lunes.
En ese marco, el sábado se definió subir la tasa de los plazos fijos al 97% nominal anual, una medida que fue resistida por Pesce en abril. Después vino la corrida y un nuevo esquema, con Lisandro Cleri -hombre de Massa- influyendo en las decisiones de la mesa de dinero del BCRA y el mercado de bonos. La nueva tasa volvió a reflejar así que la prioridad es estabilizar el dólar, pese a los reclamos de La Cámpora por el nivel de actividad. El ministro fue claro: «la situación es delicada».
La otra decisión tomada fue la de «administrar» el ritmo de devaluación diaria del dólar mayorista, algo que generó más dudas que certezas sobre si se acelerará o ralentizará el tipo de cambio oficial, como ocurrió en las últimas dos semanas. Además, se acordó una mayor intervención sobre el mercado financiero (CCL y MEP) y se blandió la amenaza de abrir importaciones de alimentos desde el Mercado Central, medidas que podrían quedar a mitad de camino ya que requieren como condición algo que falta: dólares.
Así las cosas, el encuentro dejó en claro que la principal apuesta sigue siendo la negociación del adelanto de desembolsos del FMI, la renovación del swap con China y el financiamiento con Brasil. Lavagna y Madcur (jefe de gabinete) pasaron revista. La intención es viajar a EE.UU entre fines de mayo y principios de junio, y casi en paralelo Massa visitará Beijing para avanzar en el apoyo de los BRICS al financiamiento de Brasil y ampliar el uso de yuanes en el comercio exterior, algo todavía está limitado por los controles.