Evangelio del Domingo 20 de Junio de 2021
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (4, 35-40):
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
Palabra del Señor
Mc. 4, 35-41: Cruza la otra orilla.
1) Crucemos la otra orilla: los misioneros de lo cotidiano, como vos y como yo, estamos llamados a ir más allá, a estar al lado del que nos necesita. No nos podemos estancar en un solo lugar y en una sola persona. Somos pastores de las ovejas y no podemos estar dando exclusividad a una sola oveja, peinándola y despeinándola. ¡No! Hay que cruzar, ir al otro lado; nosotros llegar y no esperar a que el otro venga.
2) Se desató un fuerte vendaval: el cruzar a la otra orilla, el ir al otro, el misionar implica asumir riesgos, el riesgo de incluso perder la estabilidad. La evangelización también corre riesgo porque puede ahogarte y hasta hundirte. Hay que reconocer que muchos evangelizadores se ahogaron y hasta se les movió el piso. El cruzar orillas puede traer crisis, incluso pensar que Dios está como dormido. Por eso el misionero cotidiano debe ser valiente y prudente, pero no miedoso.
3) Vino la calma : en este interrogar a Dios, Él actúa. Dios aprieta pero no ahorca. Porque Dios también te invita a tener fe. La vida cristiana es una constante lucha de fe, en donde vencerás tus crisis desde la fe y la confianza. Por eso Dios, en el transcurso de la vida, te pondrá signos en donde después, con el tiempo, si miras atrás, te recordará que su mano está junto a vos. Cruza la orilla que, aunque entre agua en tu vida para ahogarte, si confías y tenés fe no te pasará nada. Anímate al desafío de cruzar, porque quien no arriesga no gana. ¿Y sabes? Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros.
SERVIR A UN SOLO SEÑOR
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