EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA💫

Marcos (2,13-17):

EN aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he ven do a llamar a justos, sino a pecadores».

Palabra de Dios
💫 MEDITACION DEL EVANGELIO💫
Mc. 2, 13-17: Vino por los pecadores.

1) A la orilla del mar: Jesús se pone al límite. Porque hay un punto final entre agua y tierra. En uno podés estar y en otro te podés mojar. Es posible que Jesús aparezca en el límite de tu vida mostrándote que podés escucharlo o podés ahogarte. En la vida siempre estás a un paso. Hay veces que te crees que todo lo podés controlar, pero un mal paso en tu vida te puede ahogar y destruir todo. Y en la orilla siempre está Jesús para sostenerte, hablarte, como también mirarte cómo te ahogas, porque Dios siempre respeta la libertad de uno.

2) Leví: Dios siempre te invita a cambiar y llama a los pecadores, porque me llamo a mí como sacerdote, así como soy, pecador. Un pecador, pero que día a día busca cambiar. Perdón que haga referencia a mí, pero quiero aclararte que no soy Superman, que no soy el hombre perfecto. Que tarde o temprano verás mis hilachas, mis debilidades, mis errores; que sabrás que mis límites te chocan. Y así como soy, me eligió Dios. Porque capaz que así, y solo así, pueda ser que me salve, viendo su obra en cada uno de ustedes y cómo Él obra en mí, a pesar mío. Esto mismo quiero que lo veas con vos, Dios te llamo a la vida cristiana, así como sos, con tu boca sucia por decir tantas malas palabras. Así te llamo, con tu torpeza al decir las cosas, así te llamo. Incluso te llamó complicando la vida a tus pares. Porque quiere que cambies y día a día luches por ser mejor. En los apóstoles vemos esto, tienen millones de errores, pero el poder de Dios sobresale ahí.

3) Los enfermos: Tenemos que ser un hospital de campaña. Sanemos primero los enfermos y dejemos de seguir pescando en la pecera. Dejemos de convertir a la iglesia en un club de amigos y salgamos a ese que está golpeado en la vida. Pero para no correrlo, no le tiremos la tracalada de leyes, no le tiremos las boletas de faltas que tiene en la vida y ante la vida. Primero lo sanemos de su sangrado y lo ayudemos. Si queremos sanar al hermano, que no tiene a Dios en su vida, vayamos con la gasa de la compasión y el bisturí de la misericordia, y no con la guillotina de “nuestra” justicia. Algo bueno está por venir.