La UCR busca ordenar su interna, amenazada por el riesgo de fractura y con el DNU de Milei como telón de fondo

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El viernes se reunirían las autoridades del partido, los gobernadores y los jefes parlamentarios. El radicalismo no tiene postura uniforme sobre qué hacer frente al mega decreto presidencial que comenzará a tratarse en el Congreso, pero las diferencias entre facciones van mucho más allá.

“Es la tradición, si no no podemos ser radicales”, resume, en un intento por restar dramatismo, un experimentado senador. Que la UCR tiene internas no es novedad, pero tampoco parece haber por estas horas interés de los distintos sectores por disimularlo. Ante el inminente tratamiento del DNU de Javier Milei en el Congreso y la pronta apertura de las sesiones ordinarias, el partido centenario busca, sin embargo, reordenarse y arma una cumbre virtual con sus principales referentes, amenazado por el riesgo de una fractura profunda.

El encuentro virtual está previsto para el viernes por la mañana y participarían los miembros del Comité Nacional -armado en un delicado equilibrio interno pero comandado por Martín Lousteau-, gobernadores radicales -Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Leandro Zdero (Chaco) y Carlos Sadir (Jujuy)- y los jefes de los bloques parlamentarios de la UCR, Rodrigo De Loredo (Diputados) y Eduardo Vischi (Senado).

Hace tan solo unas horas, tras la visita de Milei a Corrientes, Valdés avisó públicamente que le “importa tres carajos” lo que opine el presidente del partido a nivel nacional -Lousteau- y le recordó su pasado en el Gobierno de Cristina Kirchner. Lousteau, por su parte, encadenó en los últimos días una serie de entrevistas, encabezó un encuentro con intendentes radicales, deslizó duras críticas contra el Gobierno libertario y defendió una posición de oposición clara para el radicalismo.

Además de los mandatarios provinciales y cientos de intendentes, la UCR tiene 34 diputados nacionales y 13 senadores. Como lo demostró el tratamiento de la Ley Ómnibus, lo que hagan los bloques radicales importa y seguirá importando bastante para el futuro de lo que el Gobierno envíe al Congreso, al menos por el próximo año y medio. Eso incluye el mega DNU, frente al cual el partido está lejos de tener posición uniforme y podría terminar eventualmente dividiéndose tanto en el recinto de ambas cámaras, como en la Bicameral, que empezará a funcionar desde este jueves.

Javier Milei llegó a Corrientes y fue recibido por el gobernador Gustavo Valdés. (Foto: Presidencia)
Javier Milei llegó a Corrientes y fue recibido por el gobernador Gustavo Valdés. (Foto: Presidencia)

A modo esquemático, podría decirse que hay dos sectores marcados en la UCR: un sector alineado con la conducción del partido, referenciado en Lousteau, que apuesta a una posición confrontativa con el Ejecutivo libertario, y otro sector encarnado en los gobernadores de Mendoza, Corrientes y Chaco, en algún momento conocido como “Grupo Malbec”, que por necesidad de gestión, por afinidad de ideas o por temor a un retorno peronista/kirchnerista, promueve un acompañamiento mayor para el Gobierno.

Esa división sigue siendo superficial. La discusión de la Ley Ómnibus demostró que las posturas internas se cruzan, que hay sectores menos orgánicos como el de Facundo Manes que coinciden circunstancialmente con la línea de la conducción partidaria, legisladores alineados con mandatarios, otros sin jefes provinciales, pero sí atentos a la realidad de sus provincias y el resultado electoral del año pasado, o gobernadores radicales tildados de “enemigos” o “traidores” por el Ejecutivo nacional, como es el caso de Pullaro.

“Está todo atravesado por intereses muy disímiles. Lousteau es un senador que no tiene que pagar sueldos en su provincia o sostener la obra pública. Valdés termina su mandato el año que viene, no tiene reelección y en el partido local el peso lo tiene Ricardo Colombi. Cornejo cree que Milei está haciendo el trabajo sucio, que todos saben que tiene que hacer, pero que lo hace mal. Hay radicales que tienen terror a quedar pegados al kirchnerismo y que hacen con Milei lo mismo que Cobos hizo con Cristina y terminó siendo su vice”, resumía un hombre del radicalismo en el Congreso.

Desde el 1 de marzo, cuando se reanude la actividad parlamentaria con la apertura de sesiones ordinarias, no faltarán temas que pongan a prueba la “unidad” de la UCR. Antes podría ponerla a prueba el tratamiento del DNU en la Bicameral de Trámite Legislativo.

El gobernador radical de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, se reunió con el presidente del bloque de la UCR en Diputados, Rodrigo De Loredo, para discutir sobre la Ley Ómnibus de Javier Milei (Foto: UCR).
El gobernador radical de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, se reunió con el presidente del bloque de la UCR en Diputados, Rodrigo De Loredo, para discutir sobre la Ley Ómnibus de Javier Milei (Foto: UCR).

Más allá de las necesidades de aquellos que por responsabilidad de gestión están más obligados a tener una relación razonable con el Gobierno, en este sector menos confrontantivo muchos consideran que el resultado de las últimas elecciones fue claro en la demanda de un “cambio profundo” y que la posición de Lousteau, Manes y compañía alejan al partido de cualquier posibilidad de éxito electoral futuro.

Cierto es que incluso en este sector irritan los “ataques” de Milei tanto al Congreso, como a los gobernadores, como a los símbolos partidarios más básicos como la figura de Raúl Alfonsín, actitud que de alguna manera sigue favoreciendo a la unidad radical, a diferencia de lo que podría generar un operativo seducción.

En el ala más confrontativa con el Gobierno advierten, por otra parte, que el Presidente apuesta a borrar al radicalismo del mapa político en la construcción de un nuevo escenario de polos enfrentados.

“Para Milei no hay radicales confiables porque ideológicamente es inexplicable para un radical estar con Milei. Él cree que una parte del PJ piensa como él, que se puede hablar con ellos. El peronismo tiene un acuerdo tácito con él. Quieren que gobierne, no voltearlo, que haga el ajuste, que pague el costo político, ellos hacen oposición, sacan 35 o 40 puntos el año que viene y se prueban el traje del 2027″, advierte un experimentado dirigente radical, a quien en el otro sector de la UCR tildarían justamente de “filo K”.

“Es muy difícil predecir lo que puede pasar con nosotros. Si no armamos una lógica para seducir a los treinta y pico de diputados que no son K, que son de los bloques federales, del peronismo no kirchnerista, la Coalición Cívica o el socialismo, desaparecemos. Tenemos que enfrentarnos a Milei si queremos sobrevivir políticamente. Si a Milei le va bien, es la única forma de diferenciarte de él y del kirchnerismo. Si le va mal, el kirchnerismo no puede ser el único que haya avisado”, concluye.

En este clima, entre discusiones internas que van más allá de la aprobación de una Ley Ómnibus o de un mega decreto desregulador, el radicalismo intenta ordenar una interna que viene profundizándose desde diciembre.