El país debate la posibilidad de prohibir a Alternativa por Alemania (AfD). Afirman que el ala más radical del movimiento tiene componentes neonazis.
Alemania vive una grieta ideológica profunda. El panorama político está enmarcado hoy por protestas multitudinarias, reuniones secretas para planear la expulsión masiva de inmigrantes y voces que exigen la proscripción de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), a la que muchos le atribuyen ideas neonazis.
La AfD está pisando fuerte en las encuestas. En junio habrá elecciones europeas y en septiembre comicios claves en los estados federados de Sajonia, Turingia y Sajonia-Anhalt, todos en el este del país, que hasta 1990 estuvo bajo un régimen comunista y hoy es el principal bastión de la ultraderecha alemana.
Según el Instituto Demoscópico Civey, la AfD encabeza las encuestas en esos tres estados orientales, con más del 35%. A nivel nacional, el partido liderado por Alice Elisabeth Weidel reúne un expectante 24% de adhesión, lo que lo convierte en un actor principal en el escenario de poder alemán.
“El clima político ha empeorado. Está más polarizado, más agresivo. Hay una fuerte discusión sobre si debe o no prohibir a la AfD, que ha ganado mucho espacio. Hay gente que compara la situación actual con la República de Weimar”, el período histórico que siguió al final de la Primera Guerra Mundial hasta el ascenso de Adolf Hitler al poder, dijo a TN el corresponsal del diario Der Spiegel en América Latina, con base en Río de Janeiro, Jens Gluesing.
Una reunión secreta para planear la expulsión masiva de extranjeros
El escándalo que divide hoy a Alemania estalló este mes cuando el sitio de periodismo de investigación Correctiv reveló que importantes dirigentes de la AfD se reunieron en Potsdam, cerca de Berlín, con polémicas figuras de la extrema derecha del mundo germano, para debatir un plan de deportaciones generalizadas de inmigrantes.
Entre los asistentes estaba Martin Sellner, el exjefe del movimiento ultraderechista austríaco Neue Rechte (Nueva Derecha) que se opone a la inmigración musulmana. Según el portal, Sellner fijó tres grandes grupos pasibles de deportación: solicitantes de asilo, extranjeros con papeles y “ciudadanos no asimilados”.
El plan prevé la expulsión de millones de extranjeros y el retiro de la nacionalidad a los alemanes por adopción.
El secretario del grupo parlamentario de la AfD, Bernd Baumann, dijo que “no fue una reunión secreta”, sino “un encuentro privado”. Los dirigentes que asistieron al encuentro afirmaron que no tenían ninguna responsabilidad organizativa ni financiera con el evento y que solo estuvieron a título personal.
Sellner admitió que participó de la cita y contó a la agencia alemana de noticias DPA que allí se habló de “remigración”. Se trata de un eufemismo muy utilizado en círculos de la ultraderecha alemana para aludir a la expulsión forzada de inmigrantes y minorías.
La reunión provocó una ola de indignación en el país. Hubo protestas masivas contra la AfD en las ciudades de Leipzig, Rostock, Essen y Berlín. Incluso, Scholz, y la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, encabezaron una marcha en Potsdam.
La indignación creció después que medios alemanes compararan la cumbre de la AfD con la Conferencia de Wannsee de 1942, cuando importantes dirigentes nazis y funcionarios del gobierno de Hitler se reunieron para discutir lo que se conoció como la “solución final” que llevó al exterminio de 6 millones de judíos.
Dirigentes alemanes pidieron la prohibición de la ultraderechista AfD
En ese marco crecen las voces que piden la prohibición de la AfD por considerarla un riesgo para la democracia.
La que tiró la primera piedra fue la copresidenta del oficialista Partido Socialdemócrata (SPD), Saskia Eskien. “La prohibición de un partido de este tipo está sujeta, con razón, a grandes obstáculos. Pero estoy convencida de que debemos seguir revisando esa posibilidad”, afirmó.
Pero el comisionado para el Este del Gobierno, Carsten Schneider, se mostró en contra. A su juicio, una medida de este tipo aumentaría la solidaridad con el partido y tendría un efecto multiplicador para la AfD.
El constitucionalista y docente de la Universidad de Oldenburg, profesor doctor Volker Boehme-Neßler, dijo a TN que más allá de tener una “opinión muy crítica” sobre el partido, sería “un gran error” intentar prohibirlo.
“La prohibición de los partidos políticos significa que el Estado constitucional democrático recurre a medios altamente antidemocráticos para protegerse. Esa es una especie de contradicción en la Constitución. La prohibición de los partidos políticos tiene por objeto evitar abusos, pero sus rivales políticos pueden abusar de ellos. Por tanto, son instrumentos extremadamente delicados”, afirmó.
La Constitución alemana establece que este instrumento puede usarse solo en casos de absoluta emergencia. En la historia de la República Federal de Alemania, solo se prohibieron dos partidos: El Partido Socialista del Imperio (SRP), con ideología afín al nacionalsocialismo, en 1952, y el estalinista Partido Comunista de Alemania (KPD), en 1956.
“La Constitución alemana exige que todo el partido luche activa y agresivamente contra el orden básico, democrático y libre. De lo contrario, no es posible ninguna prohibición. No basta con expresar opiniones y defenderlas con compromiso, aunque sean abominables, contrarias a los derechos humanos e inconstitucionales. El segundo requisito constitucional es que las actividades del partido pongan en peligro” la democracia”, expuso Boehme-Neßler.
El constitucionalista alemán dijo que en este caso no se cumple ninguna de estas condiciones. “Partes del partido son de extrema derecha y, de hecho, inconstitucionales. Pero la mayoría de los políticos y miembros parecen ser muy conservadores. Esto, por supuesto, no está prohibido por la Constitución alemana”, afirmó.
“Los nazis no están dispuestos a tomar el poder”
Para el experto, “la AfD no es una amenaza. Berlín no es Weimar y los nazis no están dispuestos a tomar el poder aquí en Alemania”.
“El debate sobre la prohibición de los partidos es histérico. No puedo imaginar que el Tribunal Constitucional Federal acepte esto y prohíba al partido. La democracia liberal puede defenderse mejor mediante buenos argumentos y buena política. Esto es más eficaz y más democrático”, aseguró.
Hasta ahora, la AfD fue considerada “con seguridad ultraderechista” por la Oficina para la Protección de la Constitución en tres estados federados. Por ello, el expresidente del Bundestag (Parlamento) Wolfgang Thierse pidió examinar la posibilidad de abrir un proceso para la prohibición del partido.
Pero se trata de un procedimiento que podría durar años y, a la larga, dicen analistas, beneficiaría al partido. De hecho, los dos intentos para prohibir al ultraderechista Partido Nacionaldemócrata Alemania (NPD) fracasaron.
Pero los ánimos están caldeados. El ministro de Economía y vicecanciller alemán, Robert Habeck, dijo que la ultraderecha quiere lanzar un ataque “contra la esencia de la república” y convertir Alemania en un Estado como el ruso.
En su diálogo con TN, Jens Gluesing dijo que el ala más radical del partido tiene componentes neonazis. Pero, a su juicio, la proscripción “no es el camino. No va a resolver nada. El punto es debatir cómo se llegó a esto y por qué ganaron tanta influencia”.
“Hay ciertos rastros de pensamientos un poco autoritarios en ciertas capas de la sociedad de la antigua Alemania Oriental. Pasaron del nazismo a la dictadura comunista. Nunca habían vivido la experiencia democrática hasta 1989, Además, allí hay más problemas económicos y la gente ve a la inmigración como un problema”, concluyó.