Una psicóloga dijo que el hijo del nochero reconoció el delito y trató de justificar el yerro. “El plano psicosexual es un área conflictiva en la que el acusado puede actuar con disociación”.
La audiencia de ayer en la Sala de Grandes Juicios.
La tercera audiencia del juicio contra
Marcos Lautaro Teruel, de 30 años, acusado en dos causas diferentes por
delitos de abuso sexual, incluyó las declaraciones de psicólogos y
psiquiatras que evaluaron al imputado y a la víctima, menor de edad al
momento de los hechos.
La psicóloga del Poder Judicial, María Elena
Pastor, que evaluó a Teruel, con relación a la denuncia por abuso sexual
en perjuicio de I.J.A., declaró que al momento de la entrevista el
acusado se encontraba muy angustiado por su situación de detención y por
sentirse observado por los demás. Además, indicó que presentaba
mecanismos de defensa como la racionalización, la negación y la
disociación. Los dichos se vertieron frente al tribunal compuesto por
los jueces Carolina Sanguedolce (presidenta), María Gabriela González y
Pablo Farah (vocales).
La perito señaló que Teruel le contó detalles
del hecho por el cual había sido denunciado, reconoció el abuso y trató
de justificar su “error” diciendo que “no sabía por qué había pasado
eso”. Dijo que fue en un baño. La psicóloga indicó que en la
personalidad del imputado sobresalían rasgos infantiles y dependientes, y
que buscaba permanentemente la contención de sus padres.
También
habló de características como impulsividad, baja tolerancia a la
frustración y baja autoestima por determinadas situaciones a lo largo de
su vida. “Dijo que se sentía mal por ser bajito, pero pudo aceptarlo”,
sostuvo la profesional, y apuntó que “puede salirse de la norma”.
Indicó
que el joven sabe lo que está mal, lo reconoce, pero también puede
actuar sin tener en cuenta lo que causa con otras personas.
Sostuvo
que el plano psicosexual es un área conflictiva en la que el acusado
puede actuar con el mecanismo de disociación antes descripto.
Otra de
las declaraciones fue la de una asistente social del Poder Judicial, de
apellido Posse, que en 2019 entrevistó a Teruel, su familia y vecinos.
El joven le contó que se dedicaba a la producción musical, tenía
estudios terciarios y que era el menor de cuatro hermanos. Refirió un
consumo no excesivo de alcohol y un uso recreativo de la marihuana,
aceptado por su familia.
En ese momento el imputado se encontraba en
pareja con una joven con quien llevaba seis años de relación: cuatro a
la distancia, ya que ella vivió en Córdoba, y luego empezaron a convivir
en un departamento que era propiedad de la familia.
Lautaro señaló que la supuesta víctima era nieta de una amiga de la infancia de su madre, que frecuentemente visitaba la casa.
Autolesiones
El
doctor Ángel Kasnato realizó un examen físico de la menor. Las fotos
fueron expuestas durante la audiencia y evidenciaban lesiones
cicatrizantes en los antebrazos y muslos de la joven, heridas que podían
haber sido inferidas a través de un elemento con filo. No se pudo
determinar la data, pero fueron lesiones autoinferidas por la chica.
Otra
de las testigos citadas fue la psicóloga Dantur Testa, quien realizó un
informe de I.J.A. solicitado por la Asesoría de Incapaces en una
oportunidad en que la adolescente se fugó de su casa. La profesional
dijo que en ese momento la menor tenía 13 años y se había ido al
inmueble de su papá porque ya no quería vivir con su mamá. Por entonces
dijo tener problemas en el vínculo con su madre, que su “padrastro la
miraba raro”. Por esa razón quería irse a vivir con su padre.
La
testigo manifestó que la menor presentaba trastornos alimenticios, se
autolesionaba y aludía malestar emocional, pero no profundizaba al
respecto. Le contó que ese malestar había comenzado a manifestarse
cuando ella tenía 10 años.
Ayer, en primer lugar habían declarado
juntos tres psiquiatras: un perito de parte, de apellido Crespo, y dos
profesionales del gabinete del CIF: las licenciadas Collivadino y
Moyano, quienes tuvieron a su cargo la realización de una pericia a
I.J.A., la víctima. La junta médica se efectuó el 11 de junio de 2019,
cuando la adolescente tenía 17 años.
En el informe se concluye que la
joven presentaba un discurso coherente, impreciso e inconsistente, con
contenido depresivo. Los profesionales aclararon que la entrevistada se
mostró puntualmente reticente a hablar de los hechos por los cuales
estaba siendo periciada. No podía dar precisiones. En su relato se
evidenciaban vivencias psicotraumatizantes que daban cuenta de un daño
psíquico de origen multifactorial. En su historia vital aparecían
situaciones que la habían ido marcando. Los peritos indicaron que,
durante la entrevista, la joven no quiso hablar de los supuestos abusos
padecidos, pero sí se refirió a su mala relación con su madre.
Las acusaciones
Lautaro
Teruel se encuentra imputado, en un primer expediente por abuso sexual
con acceso carnal continuado, agravado por el daño en la salud de la
víctima, en concurso ideal con corrupción de menores, doblemente
agravada por tratarse de menor de 13 años y por mediar engaño. En causa
acumulada está acusado, junto a Silvio Rodríguez y Gonzalo Farfán, por
el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido
por dos o más personas.
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