LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO🌾
20 de Agosto
A veces sucede que algunas cosas bellas empiezan a morirse, y sufrimos por la nostalgia, pero no somos capaces de renovarlas para que puedan renacer. El Espíritu Santo es el que siempre nos mueve a renovar las cosas, a derramar vida donde todo se está muriendo. Él puede darle un nuevo impulso a lo que se ha debilitado, pero para eso tenemos que aceptar que lo haga como él quiera y que se cambie lo que tenga que ser cambiado. Algo de eso descubrimos en lo que el Espíritu Santo hizo a través de San Bernardo, a quien hoy recordamos.
A los 20 años ingresó en una orden contemplativa que tenía pocas vocaciones y comenzaba a extinguirse. Pero a los 25 años Bernardo se fue con un grupo de compañeros a fundar el monasterio de Claraval. La vida cristiana era allí tan intensa y fervorosa, por el atractivo estímulo de Bernardo, que en su monasterio llegaron a vivir 500 monjes, y desde allí se fundaron numerosos monasterios. Salía a predicar con una fuerza inagotable y siempre volvía rodeado de un grupo de personas convertidas que querían entregarse a Cristo. También participaba activamente de todo lo que pudiera afectar a la Iglesia, porque nada que tuviera que ver con Dios le podía ser ajeno. Se le considera el mayor apóstol del siglo XII. Así, su orden contemplativa, que estaba desapareciendo, volvió a vivir.
En Bernardo se descubre lo que es un hombre grande en manos del Espíritu Santo, cómo se eleva, cómo se llena y se fortalece una vida donde el Espíritu Santo puede entrar sin dificultades y asumir el control. Cuando se renuncia a ser el centro, el dominador, el que todo lo controla, y se le otorga al Espíritu el señorío sobre la propia vida, entonces brota una fecundidad sobrehumana. Cuando uno se libera de la mirada ajena, y renuncia a vivir para el reconocimiento de los demás, se adquiere la verdadera libertad interior. Nadie es más libre y más fecundo que quien le permite al Espíritu Santo tocar y sanar su libertad.
PILDORAS DE FE🌾
Mi Señor, Tú no te apartas de mí porque eres un Dios rico en misericordia y perdón y me sostienes cuando las tormentas quieren perturbar mi vida.
Ayúdame a ser fuerte, a luchar en medio de la dificultad y confiar en que, más allá de los problemas, se encuentra tu esperanza que no defrauda.
Acepto con humildad cada prueba a la que soy sometido porque sé que de ella hay una enseñanza escondida que Tú quieres que descubra.
Tú me corriges a través de mis propios errores, me vas modelando para poder sacar el mejor provecho de los dones que has depositado en mí.
De la misma manera que Tú me corriges, con caridad y bondad, debo yo también hacer lo mismo con los que han cometido faltas contra mí
Que nunca mi lengua se adelante a la bondad de mis labios y termine destilando palabras llenas de odio y causando heridas al corazón.
Soy tuyo Señor, ven y dame un corazón puro para amar. Quita de mí todo deseo de venganza y lléname de tu caridad que todo lo sana.
Dame un corazón bueno y dócil, aferrado a tu promesa de que, si pido al Padre en tu nombre, Él, que es todopoderoso, me lo concederá. Amén
SIN ESPERAR NADA EGOÍSTAMENTE
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