Nota extraída de TN por Carlos Pagni

Es un drama el de estar confundido sobre el ring, pretender dañar al otro; tal vez, no dañarlo y, con ese argumento, dañarse a uno mismo

Lo primero que tenemos que decir antes de hablar de cualquier estrategia electoral es que nadie sabe nada respecto de cómo se va a comportar el electorado, de cómo se va a comportar la sociedad argentina, en definitiva, de cómo nos vamos a comportar nosotros en esta elección, porque hay enormes dificultades de los encuestadores para indagar a las personas que, así como deciden no ir a votar, deciden no contestar las encuestas. Hay una enorme retracción de la gente a participar en política, motivada, sobre todo, por un gran desencanto, un desasosiego muy grande que pesa sobre toda la sociedad.

Ese es el signo de este tiempo, de este proceso electoral. Por lo tanto, toda estrategia o hipótesis de cómo desarrollar una campaña electoral por parte de los candidatos puede estar minada, corroída por el error. Dicho esto, está claro que el Gobierno ha decidido enfocar como principal adversaria a Patricia Bullrich.

Hay que recordar una premisa general de la política: el verdadero enemigo no es el que habla mal de vos, sino el que te puede quitar votos, y el Gobierno cree que Patricia Bullrich, cuyo mensaje es muy antikirchnerista, muy duro y polarizante, tiene poca capacidad para llegar al electorado de centro, algo distinto de lo que podría hacer -cree el Gobierno, cree Massa- Larreta.

El precandidato a presidente de Juntos por el Cambio en su “acuerdismo”, en su idea de que está en contra de la grieta, intenta seducir votantes desencantados del peronismo. Por lo tanto, lo que Massa ha hecho es repetir la idea de Wado de Pedro, quien había dicho en su momento, “a Milei o a Bullrich les podemos ganar, precisamente porque representan algo muy distinto de nosotros y nos deja el centro susceptible de ser convocado, seducido.

Ahora, el problema es cuál es el argumento de Massa para poner en el centro de ring a Bullrich y estigmatizarla, criticarla, demonizarla. Eligió un argumento raro, y es reprocharle a Bullrich haber cambiado muchas veces de partido. Si ese es el criterio con el que vamos a evaluar a los candidatos, y es el criterio que nos está proponiendo Massa para hacerlo, la gran víctima de ese argumento sería Massa.

Bullrich fue peronista hace 20 años; estuvo en la JP, probablemente, hace 40 años. Massa fue un furibundo antikirchnerista que quería meter presa a Cristina Kirchner y barrer con los ñoquis de la Cámpora antes de ayer. Es un drama el de estar confundido sobre el ring, pretender dañar al otro; tal vez, no dañarlo y, con ese argumento, dañarse a uno mismo. Este puede ser el error de Massa.