Nuevos cortocircuitos entre Milei y la Iglesia: el Gobierno parece no escuchar los reclamos del Papa
Las medidas económicas tomadas por la Casa Rosada molestaron y preocupan al Sumo Pontífice, quien le había pedido a Milei durante el encuentro que mantuvieron en el Vaticano en febrero que los recortes no recayeran sobre los pobres. La tajante postura del Presidente.
Los mensajes desde lo más alto de la Iglesia Católica al gobierno de Javier Milei no parecen encontrar la respuesta que se esperaba. El costo social del ajuste, de la motosierra, o como quiera llamarse, se siente y mucho.
Esa preocupación se la transmitió el propio papa Francisco a Milei durante el encuentro de reconciliación que se hizo en febrero pasado en el Vaticano.
Los dos dejaron de lado sus marcadas diferencias y buscaron una puerta abierta que permita al Papa y al Presidente tender canales de diálogo en el primer año de gobierno del libertario.
Allí fue muy claro Francisco sobre la preocupación que la Iglesia argentina y él, en particular, tenían y tienen sobre el duro ajuste que sacude al país. Y también por el nivel de enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición.
Milei se llevó buenos deseos y el Papa se quedó con promesas. Pero todo duró muy poco. Las señales que le llegaron desde la Argentina preocuparon y molestaron al Santo Padre. El Presidente aceleró las medidas de shock.
El ajuste seguía golpeando fuerte, el diálogo con los gobernadores se llenaba de desacuerdos y el nivel de agresividad política iba en aumento. Es más, el Pacto de Mayo que quiere firmar Milei con los mandatarios provinciales hoy está en una nebulosa.
En Buenos Aires, el Episcopado, en general, y algunos de sus integrantes, en particular, tomaron la posta de Francisco y alzaron su voz para ser escuchados.
Ya a la vuelta del paso de Milei por el Vaticano, la Universidad Católica anticipaba los indicadores de la pobreza y la indigencia que el miércoles difundió el INDEC.
El gobierno de Alberto Fernández (y Cristina Kirchner) dejó un triste regalo en sus indicadores del segundo semestre del año pasado: la pobreza trepó al 41,7 % y alcanzó a casi 20 millones de personas. De ese porcentaje, un 11,9 % (6,5 millones) están en la indigencia.
Lo más grave es que la tendencia sigue en alza durante lo que va de la administración de Milei. Además, una familia tipo necesitó, según la última medición, casi 700 mil pesos para no ser considerada pobre y casi 322 mil pesos para no ser indigente.
La Conferencia Episcopal Argentina, el máximo órgano de conducción de la Iglesia local, venía de advertir que “la comida no puede ser una variable de ajuste”. Y que la inflación “pega fuerte” y que lo siente claramente la clase media trabajadora, los jubilados y aquellos que no ven crecer sus salarios”.
Luego, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, un sacerdote que refleja el pensamiento social del Papa, advirtió sobre el costo del ajuste. Con motivo de esta Semana Santa, subrayó que “los pobres son los nuevos crucificados”.
A los obispos les están llegando a diario mensajes de mucha preocupación de los curas que están más cerca de los pobres e indigentes y quienes ven el deterioro de la clase media.
Una preocupación que también le llega a Francisco a través de sacerdotes o de laicos. La red de contactos que tiene el Papa para interiorizarse de lo que ocurre en la Argentina sorprendería a más de un político.
Para el Gobierno, no pasó desapercibida la reivindicación que García Cuerva hizo del padre Mugica, durante la Misa Crismal en la Catedral Metropolitana el Jueves Santo y el llamado al clero para que esté cerca de los más pobres y olvidados
Mugica fue el principal referente de los curas villeros y estuvo cerca de los pobres hasta que la siniestra organización de extrema derecha Triple A lo asesinó en 1974.
Desde el círculo más íntimo de Milei dejan saber que el Presidente no tiene ningún interés en confrontar con el Papa o con el Episcopado y que la prédica es escuchada. Que por esa razón se refuerza la asistencia para los más necesitados.
Pero también sostienen, desde lo más alto del poder, que Milei no puede cambiar el ritmo del achique del Estado y el gasto público. Que son pilares de su pensamiento y que la decisión está tomada.
Es más, el propio Milei dio la orden de no dar un paso atrás con las bajas de unos 15 mil contratos de empleados públicos, comenzando con la militancia y los “ñoquis”, con un horizonte final de 70 mil, en algún momento de su administración.
El destino o no, quiso que esa motosierra se aplique en plena Semana Santa.
Mas Noticias
-
Precios Justos: el Gobierno quiere congelar una lista de 1.500 productos
1 noviembre, 2022 -
VIDEO |La nueva canción de los brasileños contra Messi:“JODETE”
6 diciembre, 2022