Pese al abultado triunfo, Milei enfrentará un Congreso fragmentado que le demandará negociación permanente
En Diputados y el Senado se abre un proceso de reconfiguración de fuerzas. La Libertad Avanza quedará lejos del quorum incluso si llegara a una alianza con los halcones del PRO. El PJ-K está ante el desafío de mantener la unidad en la derrota.
A Javier Milei le espera un Congreso difícil en general y especialmente difícil en particular si mantiene, como ya ratificó en las últimas horas, algunos de sus planes de gobierno más ruidosos. Pero no lo espera un Congreso necesariamente imposible.
El escenario sigue en movimiento y cómo se estabilice depende en gran medida de cómo termine de reordenarse Juntos por el Cambio, la relación del PRO con La Libertad Avanza y si el oficialismo mantiene su integridad en la derrota. De lo que sí hay certeza es que el mapa parlamentario estará marcado por la fragmentación y que el presidente libertario deberá negociar, y mucho.
Según indicaron legisladores electos del espacio libertario que ingresarán al Congreso el próximo 10 de diciembre, no hubo hasta el momento ninguna reunión de lo que serán sus bloques en cada cámara y aunque suenan algunos nombres, tampoco se discutió quienes encabezarán las bancadas.
Se esperaba allí, sin embargo, que Milei anuncie en los próximos días un paquete de proyectos, sobre todo económicos, que enviará al parlamento cuando asuma y que incluiría desde la derogación de la Ley de Alquileres, hasta reformas productivas y la privatización de medios públicos. Esto último ya será más difícil que prospere.
Diputados
Si se tomara los resultados del 22 de octubre de forma abstracta, el Frente de Todos quedaría como primera minoría con 107 diputados, Juntos por el Cambio como segunda con 93 y lejos LLA con 37, en una Cámara en la que el quorum se consigue con 129 legisladores sentados en sus bancas. Pero la elección de octubre solo definió los nombres de quienes ingresarán al Congreso.
Porque el resultado presidencial inevitablemente modificó y seguirá modificando el mapa de fuerzas parlamentarias. En la Cámara Baja hay quienes anticipan un escenario con tres sectores muy marcados. Por un lado, el peronismo-kirchnerismo reteniendo, por lo menos al principio, la mayor parte de sus bancas en un bloque opositor duro al nuevo gobierno, con unos 107 diputados.
Por otra parte, un sector de “centro moderado” o “centro democrático” con alrededor de unos 60 diputados, que incluiría a la UCR -atravesado por sus propias internas, pero generalmente orgánico-, un sector de una decena de diputados larretistas y palomas del PRO, sectores moderados de JxC con figuras como Emilio Monzó o Margarita Stolbizer, y la Coalición Cívica, que ya anunció que retomaba su autonomía, anticipándose el acuerdo de un sector de la coalición opositora con el nuevo gobierno.
Y un nuevo “oficialismo” integrado por La Libertad Avanza y el sector del PRO que, con Mauricio Macri y Patricia Bullrich a la cabeza, respaldó la candidatura de Javier Milei para el balotaje. Cuentas preliminares y frágiles dan la idea de unos 67 o 68 diputados. En esa potencial alianza parlamentaria, fuentes legislativas indican que existiría el compromiso para que Cristian Ritondo -hoy presidente del bloque PRO- ocupe la presidencia de la Cámara.
En el medio está también el sector del peronismo federal y el socialismo que, con el cordobés Juan Schiaretti y el bonaerense Florencio Randazzo al frente del espacio nacional, creció en esta elección, con cerca de una decena de diputados, y pretende crecer más ante la posible disgregación de un sector del peronismo hoy en el oficialismo.
La definición de los bloques no es una discusión menor en ninguna de las Cámaras, ya que de eso depende no solo la definición de autoridades parlamentarias e incluso de organismos fuera del Congreso, sino la integración de las comisiones, que también funcionan por mayorías y donde los proyectos deben recibir dictamen antes de pasar al recinto.
Una de ellas, bicameral, integrada por senadores y diputados, se encarga de controlar los DNU que firme el presidente. Con lo cual, una mayoría opositora tendrá control, como no había hasta ahora, de medidas que Milei pudiera intentar tomar por decreto sin pasar por el Congreso.
Se trata siempre de cálculos y escenarios preliminares. Hay un factor que será clave sobre todo en la conformación de este sector de “centro democrático”: los gobernadores, fundamentalmente aquellos que no integran Unión por la Patria, sobre todo la decena que fueron electos por Juntos por el Cambio, y que necesitarán peso parlamentario para negociar con el Gobierno nacional.
Intentarán actuar como ordenadores de un sector que promete ser una oposición “responsable” y dar gobernabilidad, pero poner límites “a cualquier locura o proyecto que ponga en riesgo la institucionalidad”.
Es decir, Milei deberá negociar necesariamente el quorum de las sesiones y todos los proyectos de ley con las demás fuerzas, más allá de si la mayor parte del PRO forma parte de un nuevo espacio con los libertarios no. En La Libertad Avanza de Diputados reconocen que se enfrentarán a un escenario parlamentario atomizado y difícil.
Senado
En la Cámara Alta podría darse un escenario similar, con la salvedad de que LLA comienza con todavía mayor debilidad que en la Cámara Baja: solo 7 senadores ingresaron por las listas de Milei al Senado, donde el quorum se consigue con 37.
La elección de octubre determinó que Unión por la Patria tendría 35 senadores propios y, con un triunfo de Sergio Massa, legisladores de fuerzas provinciales aliadas y peronistas no-K habían anticipado su acompañamiento, de modo que el quorum parecía prácticamente garantizado. El resultado frustró eso. JxC perdió peso y quedó, y quedaba con 24 senadores.
Ahora bien, habrá que esperar también aquí a cómo se desarrollan las próximas semanas de negociación para ver cómo se reordena el escenario a la luz del resultado del balotaje. Fuentes de las distintas fuerzas anticipan hoy un escenario similar al de diputados:
- Un PJ-K que mantendría, al menos al comienzo, una parte importante de sus legisladores y se instalaría como primera minoría.
- Un nuevo centro de oposición “moderada”, ordenado en torno a los gobernadores de la UCR, el PRO y también mandatarios que llegaron al poder con JxC, pero no tienen hoy hombres propios en la Cámara Alta y podría encontrar en el larretismo y senadores “libres” de jefes político legisladores con los que articular estrategias. También hay peso del peronismo federal y senadores que se alejaron en el último tiempo del kirchnerismo, que podrían armar su propio espacio de conversación (no necesariamente un interbloque en lo formal).
- Y un sector libertario-macrista, como nuevo oficialismo, con cerca de una quincena de senadores, tampoco confirmado hasta el momento.
Lo que sí anticipan fuentes de años en la Cámara es que los espacios serían más “porosos” que ahora, con posibilidad de que las discusiones, negociaciones y “alianzas” en muchos casos se den “ley por ley”.
De nuevo, Milei y sus referentes parlamentarios necesitarán, además de mostrar intenciones de negociación, también capacidad. “Que primero muevan las blancas”, resumía un senador radical, del ala dura del partido, en las últimas horas.
El actual oficialismo, que ha atravesado durísimas internas en el pasado y ha sufrido fracturas, tiene incentivos para mantener la unidad. Como se dijo, las autoridades parlamentarias, las presidencias de las comisiones y su integración se definen por mayorías y por negociación entre los bloques. El kirchnerismo duro seguirá teniendo fuerte presencia en la Cámara Alta. Mantener la unidad supone controlar una parte importante del funcionamiento de la Cámara.