Se trata del grupo encargado de observar los movimientos las 24 horas en la frontera con la Franja de Gaza. Meses antes de que Hamas invadiera territorio israelí, hubo varias advertencias sobre “movimientos extraños”.
El ataque del 7 de octubre de Hamas a Israel tomó por sorpresa al grueso de la población. Al escuchar las sirenas aquella mañana, la mayoría creía que iba a caer un misil como tantas veces había pasado. Pero las alarmas no paraban de sonar y -sin entender bien la situación- presentían que algo más grave sucedía. El grupo extremista avanzó sobre diferentes kibutz, rutas y también sobre el festival “Supernova”, generando una masacre terrorista de 1200 víctimas y tomando como rehenes a más de 200 personas –de las cuales hoy 134 continúan cautivas-.
Aunque muchos se preguntan cómo nadie se dio cuenta del plan preparado por Hamas, existieron varias advertencias al gobierno israelí sobre el incremento de actividades sospechosas en la Franja de Gaza, tal como aseguran quienes se encargaban de monitorear la frontera con el enclave palestino.Fueron las vigilias las que alertaron meses antes sobre “movimientos extraordinarios”.
Se trata de un grupo de mujeres provenientes del ejército, especializadas en observar los comportamientos las 24 horas desde torres de operación equipadas con cámaras, radares y sensores a lo largo de las fronteras de Israel. En general, está compuesto por jóvenes de hasta 25 años y están uniformadas, pero no portan armas.
“La tarea es observar de forma constante si hay algún tipo de cambio en el paisaje, en la realidad, en los que ellas ven del otro lado de la frontera para alertar cualquier tipo de situación que se puede llegar a generar. Ellas tienen un entrenamiento específico y aprenden qué y cómo observar”, explicó el portavoz del Ejército a TN, Roni Kaplan.
De acuerdo a los relatos que recogió este medio, las soldado vigilantes -cuyo nombre en hebreo es tatzpitaniyot- notaron que había un flujo de actividad mucho mayor que de costumbre en la Franja de Gaza y empezaron a consultarse entre ellas para analizar si efectivamente era peligroso. Dentro de la conducta “extraña”, vieron que desde el otro lado practicaban tiros, lanzamiento de misiles y hasta montaban simulacros de toma de rehenes, entre otras cosas.
Ante esta situación, el grupo llamó la atención de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) e informó sobre lo que sucedía del otro lado de la frontera. Sin embargo, las reiteradas advertencias no fueron atendidas y finalmente Hamas atacó sin piedad luego de los festejos por Sucot (celebración judía).
”Esta fue una de las peores fallas tanto de inteligencia como de defensa que tuvimos en la fuerza de Israel desde su creación. Esto será oportunamente investigado de forma profunda y a partir de ahí vendrá un cambio en las fronteras. Se van a tomar las lecciones aprendidas”, sostuvo el capitán Kaplan en diálogo con TN desde la zona de la invasión terrorista.
Uno de los argumentos por los que las mujeres son elegidas para mantener vigilias -de allí el nombre- desde las salas de control tiene que ver con la perspicacia, el nivel de concentración y atención que tienen para desarrollar esta tarea. Pero, paradójicamente, también son las menos escuchadas.
Daniela Rapp, antropóloga argentino-israelí y especialista en género, señaló: “El ejército es una institución patriarcal. Siempre son las mujeres las que ocupan estos puestos porque ‘cómo vas a cumplir ese rol si sos hombre’. Son ellas las que están todo el día allá y ‘después vemos si nos importa lo que dicen’, pero cuando hablaron no las tomaron en cuenta. Tiene que haber un cambio de las instituciones que incluya la perspectiva de género”.
En ese sentido, la vicealcaldesa de Jerusalén, Fleur Hassan Hahum, manifestó: “Las mujeres vemos las cosas diferentes a los hombres, tenemos otra perspectiva y eso es lo que hace falta. Pero si hubieran escuchado a esas mujeres al advertir “aquí pasa algo”, no hubiésemos llegado a esto”.
“Cuando les daban pruebas, las desestimaban. No solo no fueron escuchadas, sino que las amenazaron con sancionarlas si hablaban del tema. No veo algo más misógino que eso”, apuntó en diálogo con TN.
Fuentes cercanas a las FDI rechazaron la versión de las sanciones e indicaron: “Hasta el momento no se hizo un reporte sobre qué debería haber sucedido ese día. No hay conclusiones que se hayan publicado por parte del ejército al respecto. Pero lo de los movimientos extraordinarios se ha dicho de forma constante”.
Asimismo, plantearon: “Hay miles de movimientos extraordinarios diarios del otro lado. Pero entre identificar uno y hacer un plan de contingencia para frenar terroristas hay un largo trecho. Se tienen que hacer reuniones, ver el financiamiento y planteo de un plan de acción y eso no se hizo. En eso radica parte de la falla”.
Las mujeres como arma de guerra: el horror de los crímenes sexuales y la deslegitimación de los testimonios
Cerca de 420 mujeres israelíes fueron asesinadas por Hamas desde que comenzó el conflicto armado en Gaza, sin tener en cuenta la situación de los 134 secuestrados -de los cuales todavía no se sabe cuántos siguen vivos-. Estos crímenes están atravesados por un mismo patrón: la violencia sexual y el salvajismo.
Desde el 7 de octubre, los mismos agresores fueron quienes se grabaron con cámaras Go Pro y difundieron las escalofriantes imágenes de los ataques sexuales. Citando a la antropóloga Rita Segato, Rapp dijo: “El cuerpo de las mujeres fue utilizado como territorio donde se inscribió la violencia. Ellos querían mostrar al mundo lo que hacían y utilizaron la violencia sexual como arma de guerra”.
Los videos son irreproducibles y reflejan el horror materializado a través de violaciones en grupo, a punto de pistola o maniatadas. De hecho, algunas víctimas fatales fueron encontradas con la pelvis rota o con más de 20 ADN diferentes en sus genitales, algo que se repitió en las rehenes.
Luego del ataque de Hamas, los cuerpos yacían por todos lados y desde la organización ZAKA se ofrecieron voluntariamente a ir a retirarlos, identificarlos y enterrarlos según la tradición judía. Esta agrupación se dedica a trabajar en este tipo de casos y cuenta con la autorización de la policía local.
Recorrieron los puntos más álgidos y comenzaron a identificar los cadáveres a través del rostro. En otros casos, debían hacer pruebas de sangre y cotejar con material genético, ya que había cuerpos mutilados: “El problema es que cuando se empieza a hacer el trabajo, se obstruye la posibilidad de mantener las pruebas forenses porque al correr los cuerpos de su contexto pierden sentido y cuesta más reconstruir la situación”.
“Ellos no tomaron magnitud de lo que había pasado y deja entrever lo importante que es tener incorporada la perspectiva de género. Una persona que es consciente de la violencia sexual entiende que si los casos eran múltiples, era fundamental juntar pruebas”, señaló la antropóloga. En ese contexto, se creó una Comisión civil sobre los crímenes de Hamas contra mujeres y niños para recopilar evidencia.
A su vez, Rapp cuestionó el silencio que hubo por parte de las diferentes organizaciones mundiales al respecto: “Había cientos de videos, salieron testimonios de mujeres y nadie decía nada. No había mucho más que imaginarse. El primer comunicado de la ONU no habló de crímenes sexuales ni de Hamas y el segundo solo decía que ‘se comprometían a investigar’”.
“Tres semanas después del 7 de octubre, la doctora a cargo de la comisión participó de un encuentro sobre la eliminación de las violencias a nivel internacional. Allí se dio cuenta de que todos hablaban del pueblo palestino, pero no se referían a las atrocidades cometidas a israelíes y entendió que recabar pruebas era necesario porque el mundo no les creía”, detalló y condenó la deslegitimación de los testimonios.
Cinco meses después y en la previa al 8M, la ONU finalmente publicó un informe en el que menciona que “hay motivos razonables para creer que se produjeron múltiples ataques de violencia sexual”. Sin embargo, aclara que no se pudieron sacar pruebas concluyentes en todo el territorio y que es una primera etapa de la investigación.
Mujeres en la mesa de negociación: un reclamo por la paz
Mientras son deslegitimadas y desestimadas, las mujeres en Israel siguen luchando por poder sentarse en la mesa de negociación y ponerle freno a la violencia.
Judith Giber, integrante de Mujeres luchan por la Paz-Women Wage Pace, contó que esta agrupación nació en 2014 al calor de otros conflictos militares y se basó en otros movimientos de mujeres que lograron terminar conflictos “que todo el mundo pensaban que eran irresolubles”.
Por eso, insistió: “Que las mujeres lleguen a las mesas de negociación es algo imperativo para que cualquier acuerdo de paz pueda tener una duración”.
“El consejo de seguridad de la ONU creó la resolución 1325 en el 2000 en donde dice que cuando las mujeres estamos en las negociaciones se suelen llegar a acuerdos más duraderos y justos. Tenemos una mirada diferente. No miramos cómo avanzar sobre los territorios, miramos cómo va a ser la vida, la educación, la salud. Trabajar en conjunto para llevar a los líderes de ambas partes a la mesa de negociación, conseguir un acuerdo justo y vinculante para alcanzar la paz”, reclamó Giber.
En esa línea concluyó Rapp: “Tiene que haber un proceso interno de cambio de las instituciones y de incorporar perspectiva de género. El día de mañana, durante cualquier conflicto armado, las mujeres y la violencia sexual van a estar ahí si no nos comprometemos como sociedad a hacer cambios”.
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