El diputado radical lamentó el levantamiento del debate del proyecto oficialista. “Había una gran oportunidad para hacer reformas en Argentina”, afirmó.
Tras el tropiezo sufrido en el tratamiento legislativo de la Ley Ómnibus, el diputado Rodrigo de Loredo, en representación del radicalismo, compartió su pesar por la sesión frustrada en la Cámara de Diputados. “Había una gran oportunidad para hacer reformas en Argentina”, lamentó el legislador, que se encontraba visiblemente conmovido ante la prensa.
El debate, que inicialmente había sido aprobado en su conjunto, se estancó debido a la falta de acuerdos, especialmente en el apartado referente a las privatizaciones. Durante la entrevista, el diputado definió a ese apartado como una de las grandes trabas del paquete de leyes y enumeró varias de las modificaciones que se hubieran aprobado si se lograba sortear ese obstáculo en el recinto.
“Cruzábamos esa tormenta y la ley seguía. Y aparecía una reforma educativa que declarábamos esencial la actividad educativa, que exigíamos por ley la capacitación de los docentes y de los alumnos. ¿Hace falta eso en la Argentina? Seguía una liberación de los mercados de hidrocarburos. Seguía una modernización de la reforma administrativa del Estado, que el silencio de la administración generaba que la cosa se aprobaba. Seguía un régimen de promoción de inversiones que no tenía la industria y nosotros incorporamos la industria”, enfatizó De Loredo.
En esa línea, De Loredo mencionó otros puntos de la Ley de Bases y se refirió a los cambios que habían logrado en el artículo con respecto a los institutos de la cultura, que habían generado controversias en la antesala del debate.
“Seguía una reforma a los institutos de cultura que generaron tanto ruido. Porque después de haber sido usados y estropeados, y al haber sido usados se perdió el prestigio de muchos institutos y de artistas, la solución del gobierno era desfinanciarlos. Y nosotros contribuimos para que en vez de que suceda eso, tengan un límite de gasto en personal para que todo lo que se invierta siga para la cultura, para el arte, para el cine y para la música. Bueno, todo eso seguía”, señaló el radical.
A pesar de su compromiso con el diálogo y la discusión parlamentaria, el diputado reconoció la dificultad de revertir la situación actual debido a la falta de consensos. Sin embargo, reafirmó la disposición de su espacio político para continuar participando en debates constructivos.
“Es muy difícil tener los consensos. Y las reformas necesitan diálogo, una suerte de confianza. Eso se rompe. Pero la verdad es que (el Gobierno) tiene la suerte de tener actores que no queremos gobernar, pero que tenemos sentido de responsabilidad y que pase lo que pase vamos a poner a ellos por encima de cualquier otra cosa. Por ahí me siento un ingenuo”, explicó.
En un emotivo momento, De Loredo hizo un momento de silencio, tomó aire y respondió conmovido: “Nosotros somos reformistas, somos reformistas”, repitió. Y agregó: “Entonces, ¿eso qué significa? Significa que las reformas se suceden cuando uno las va construyendo. Y había una gran oportunidad de hacer reformas para la Argentina”. Ante la pregunta de por qué lloraba, el radical respondió: “Bronca e impotencia. Todo eso”.