Los delincuentes redujeron a tres empleadas y se llevaron objetos valuados en varios millones de pesos.

A escasos minutos de las 7 de la mañana, dos hombres vestidos como agentes de la Policía Federal Argentina (PFA) perpetraron un asalto en una joyería ubicada en el partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires. Si bien portaban un documento que parecía ser una orden de allanamiento, en realidad eran ladrones que optaron por disfrazarse y simular un operativo policial. “Están todos robados”, anunciaron dirigiéndose a las tres empleadas presentes en la tienda.

El robo se desarrolló en un lapso de menos de tres minutos en un local situado en la zona peatonal de la calle Ignacio Arrieta, en pleno centro de San Justo, un área comercial que suele estar muy concurrida. Este lugar se encuentra a tan solo tres cuadras del Palacio Municipal y de la Comisaría Primera.

La escena quedó registrada en una cámara de seguridad de la joyería, donde se puede ver la secuencia desde que los delincuentes armados con chaquetas azules y gorras, con las siglas PFA, cometían el asalto. Además, uno de ellos tenía un bolso negro donde posteriormente colocaría las alhajas robadas.

En el momento del asalto, las tres empleadas del comercio fueron forzadas a dirigirse a una habitación en la parte trasera del establecimiento, donde las obligaron a entregar sus pertenencias. Mientras uno de los criminales retuvo a las víctimas, su cómplice intentaba sustraer la CPU de una computadora y enviaba mensajes desde su teléfono móvil. Finalmente, huyeron del lugar con objetos cuyo valor se estima en varios millones de pesos, según declaraciones de Pablo, el propietario de la joyería.

El dueño del local considera que los ladrones llevaron a cabo una investigación previa para llevar a cabo el asalto. “No hay manera de entrar cómo entraron, siempre dándole la espalda a la cámara o bajando la cabeza. Tampoco entraron a la vidriera, donde hay otra cámara. Por eso siempre lo hicieron desde afuera”, declaró en diálogo con TN.

Además, reveló que los delincuentes intentaron abrir una caja fuerte y, al darse cuenta de que estaba vacía, se pusieron nerviosos. “Se pusieron medio locos y uno le dijo a una de las chicas ‘dame todo el oro porque te quemo’. Ahí se la llevaron para adelante y les dieron todo lo que había en vidriera”, relató.

Pablo también mencionó la presencia de una camioneta estacionada cerca de la esquina. Según su testimonio, uno de los asaltantes se comunicaba con otro cómplice en dicho vehículo, consultándole sobre el tiempo disponible y cómo se desarrollaba la situación.

“Somos noticia porque somos una joyería, pero acá es todo el tiempo así. Uno no puede echarle la culpa a la Policía, pero evidentemente no les alcanza la cantidad de personal que tienen”, expresó el joyero con resignación.

Este no es el primer robo que afecta a esta joyería, ya que en noviembre de 2020 también fue objeto de un asalto perpetrado por dos individuos armados. A pesar de la experiencia anterior, Pablo decidió continuar con su negocio, aunque esto signifique comenzar de nuevo desde cero. “Hay gente que depende de uno, que uno le da trabajo y para mí no son empleados, son gente que necesita y apuesto a seguir dándole trabajo. Mañana veré cómo se sigue, si se puede…”, declaró.

Finalmente, destacó la vulnerabilidad de sus empleadas ante situaciones como esta y su deseo de encontrar una alternativa para no exponerlas a tales peligros: “Yo no sé hacer otra cosa, soy joyero. De familia de joyeros de toda la vida. Me encantaría ponerme un puesto de choripán y no tener que pasar por esto. Y poder hacerlo yo solo y no tener que exponer a la gente a estas cosas. Porque las que peor la pasan son ellas. Lo material de alguna u otra manera se recupera, y con más o con menos se vive. El tema es ellas este susto no se lo sacan más”.

La investigación está a cargo del fiscal Carlos Bianchi, responsable de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°3 de La Matanza, quien ha ordenado las primeras pericias para determinar la identidad de los sospechosos.