Con la electrificación como consigna, varias marcas sorprendieron con diseños de vanguardia y rupturistas en el Salón de Shanghái que, de alguna manera, anticipan el camino de lo que veremos próximamente a nivel estético
“China cambió la industria automotriz, señor Presidente. Los Salones cambiaron de lugar. Frankfurt y Ginebra: fuera. París juega solo con marcas francesas: fuera. Detroit es una concesionaria multimarca: fuera. ¡Ganó el vértigo, la electrificación, la industria cambió! ¡El Salón de Shanghái vuela! ¡Es otra industria, presidente!”
Desde ya perdón por la licencia, pero no se me ocurre algo mejor que el inmortal monólogo de Jorge D’Alessandro (ex arquero argentino y comentarista de fútbol en España) para dar cuenta del impacto que representa el reciente Salón de Shanghái con respecto a sus equivalentes alrededor del mundo. Mientras los más clásicos salones del automóvil se achican, cambian de lugar y fecha, o directamente desaparecen, el de Shanghái volvió recargado, con una extensión monumental (que haría palidecer al legendario y ya fenecido Salón de Frankfurt), atiborrado de expositores y visitantes, lleno de novedades y con una real sensación de optimismo hacia el futuro. En definitiva, el de Shanghái es un Salón que –en lo práctico y en lo simbólico– da cuenta no solo de la condición de China como mayor mercado mundial, sino también de la posición de poder que su industria automotriz está ocupando en el mundo.
Hoy la cantidad de marcas chinas es tan grande que ya está cerca de equiparar a todas las del resto del mundo juntas. La mayoría de ellas estuvieron presentes en Shanghái y varias descollaron con sus presentaciones de nuevos modelos y concept cars. Pero lo llamativo fue que también varias marcas tradicionales (“legacy brands” en la jerga) usaron el salón oriental para hacer lanzamientos globales, dando cuenta de que, en lo que a autos se refiere, todos los ojos están puestos en lo que pasa en China.
Aquí una reseña de algunos modelos destacados, principalmente desde el punto de vista del diseño, pero también en cuanto a su relevancia como productos.
Yangwan U9: el superdeportivo chino
Empecemos por lo más espectacular, al menos para los ojos. El gigantesco Grupo BYD –el mayor de China, que está a punto de desplazar a Tesla como líder mundial en la producción de autos eléctricos– presentó el U9, un nuevo superdeportivo eléctrico que con sus 1115 CV será capaz de rivalizar (al menos en prestaciones) con lo más selecto del rubro, llámese Lamborghini, Ferrari, McLaren y hasta Bugatti. Para eso, BYD creó la nueva marca de lujo llamada Yangwagng, y con ese emblema se venderá el U9, que es una coupé con las clásicas proporciones los autos con motor central (estilo Ferrari o Lamborghini), aunque su propulsión es 100% eléctrica. Como la mayoría de los recientes modelos en este oneroso nicho (salvo contadas excepciones, como Pagani), el U9 es tan espectacular y llamativo como genérico. Esto quiere decir que no hay nada que lo haga demasiado especial, salvo tal vez un interesante patrón lumínico en las ópticas delanteras y traseras. Donde sí se destaca el U9 es en su “sistema de control de carrocería”, que gracias a unas avanzadas suspensiones hidráulicas y neumáticas le permite inclinarse, rebotar y saltar (?), incluso estando detenido. Se supone que esta tecnología permite compensar la inclinación de la carrocería para garantizar el máximo agarre en cualquier circunstancia de manejo. Habrá que ver.
BYD Seagull: un pequeño para sacudir el mercado eléctrico
En el otro extremo del espectro, el de los autos pequeños y económicos, fue también BYD el fabricante que dio la nota. Esta vez fue con el Seagull, un pequeño hatchback 100% eléctrico que se ubicaría en el llamado segmento A (mide solo 3,78 metros de largo). Pero no fue por su diseño (que no está nada mal para la categoría), que es Seagull concitó tanta atención, sino por su precio: menos de US$12.000 a valores en China. Es cierto que en ese mercado hay una gran variedad de productos eléctricos en esa zona de precios, pero hasta ahora ninguno se ha presentado tan competitivo por su apariencia, equipamiento y –sobre todo– por su autonomía, que puede llegar a los 400 km en sus versiones más equipadas. Lo notable es que, mientras los fabricantes europeos y norteamericanos ya están casi resignados a no tener en sus portafolios –por cuestiones de costos de fabricación– este tipo de productos eléctricos chicos, atractivos y accesibles, BYD ataca de lleno ese segmento con un producto que, si logra venderse globalmente por menos de 20.000 dólares/euros, podría cambiar completamente el juego. Claro que para eso deberían adaptarlo para salir airoso en los test de seguridad de la EuroNCAP, pero por lo demás tienen un paquete ganador a nivel global. Buena parte del secreto del pequeño Sagull está en sus baterías de iones de sodio, que son mucho más baratas que las de litio, por ser un mineral mucho más abundante y fácil de obtener. Productos potencialmente masivos como el Seagull y tecnologías como las pilas de sodio son los que ponen a China a la vanguardia de la automoción eléctrica, y podrían configurar una avanzada que solo podrá ser contrarrestada con barreras comerciales por parte de los grandes mercados tradicionales.
Polestar 4: chau luneta trasera
En el terreno específico del diseño, uno de los autos más destacados en Shanghái fue el nuevo Polestar 4. Es un SUV acupesado bastante grande (4,84 m de largo), que apunta a competir con el Tesla Model Y y completa una atractiva gama de productos por parte de esta marca 100% eléctrica que se “desprendió” de Volvo. Más allá de la intachable estética escandinava que los diseñadores de Polestar logran imprimirle a cada uno de sus autos (por lo fría, precisa y racional), lo más interesante que aporta este nuevo modelo desde el punto de vista del diseño es la completa eliminación del parabrisas trasero. Según la marca, esta decisión no responde a cuestiones estilísticas sino funcionales: al ubicar en una posición más baja el travesaño estructural que normalmente se ubica en la parte superior de la luneta, se gana mucho espacio para las cabezas en las plazas traseras, incluso a pesar de una caída de techo acupesada. En cierto punto tiene sentido, ya que el Polestar 4 apunta fuerte al mercado chino, donde es muy habitual que los autos de esta categoría se manejen con chofer; de esta manera se logra un look deportivo sin resignar confort para los pasajeros. Por otra parte, Polestar asegura que con su avanzado sistema de cámaras y sensores, la indispensable visión trastera no se ve perjudicada. Por el lado estético, sin bien el gran techo vidriado compensa en parte la ausencia del parabrisas trasero, la visual resultar algo incómoda. ¿Habrá que acostumbrarse?
Volkswagen ID.7: el sucesor eléctrico del Passat
Uno de los grandes lanzamientos por parte de marcas occidentales fue el nuevo Volkswagen ID.7, llamado a ocupar el lugar que actualmente tiene el Passat, pero ya en clave 100% eléctrica. Por su tamaño, prestaciones y (prometido) alcance, no hay dudas de que el ID.7 será un producto competente, capaz de disputarle una buena porción de mercado al exitoso Tesla Model 3, el líder absoluto en el terreno de los sedanes eléctricos. Pero seamos sinceros: el ID.7 no es lo que se diría un derroche de facha. No está mal, es sobrio, elegante y todo eso, pero también es bastante anónimo, incluso algo anodino. No hay mucho en su diseño que lo haga sobresalir, y lo peor es que hay una mulititud de productos orientales (empezando por los coreanos, pero también cada vez más chinos) que están levantando la vara en un segmento en el que por los precios también hay que competir con modelos de marcas premium. Este probablemente sea el último VW con el lenguaje de diseño de la primera generación de modelos ID, antes de pasar a algún tipo de estilo más expresivo, incluso por el lado más convencional como el que ya se vio en el reciente ID.2all Concept.
HipHi Y: lujo y teatralidad
Una de las cosas más sorprendentes en Shanghái fue el decidido ataque de las marcas chinas a la zona premium del mercado, esa que hasta no hace tanto venía siendo un territorio exclusivo de los fabricantes más tradicionales, tanto occidentales (europeos o estadounidenses) como orientales (japoneses y coreanos). De todos estos nuevos jugadores, uno que realmente se está destacando es Human Horizons –más conocido como HipHi–, que empezó como startup hace 4 años y ahora ya está en fase de consolidación. En Shanghái, HipHi presentó su nuevo modelo Y, un SUV grande (y por supuesto eléctrico), que fue uno de los grandes centros de atención de la muestra. El Y no solo sobresalió por su diseño refinado –con un nivel de ejecución en proporciones, superficies y detalles sobresaliente– sino porque hasta se permite trucos teatrales como la apertura de las puertas traseras estilo “alas de gaviota”, que son más propias de un concept car que de un auto de serie. Sí, es cierto que este recurso ya se había visto en el Tesla Model X, pero es una prueba de que los chinos ya están con un nivel de confianza que les permite gestos grandilocuentes como los de la marca de Elon Musk.
Zeekr X
Este modelo ya había sido anticipado unas semanas antes del Salón, pero se vio por primera vez en “carne y hueso” en Shanghái. Podría pasar inadvertido entre tantos nuevos y llamativos modelos, pero para este cronista representa el “estado del arte” del diseño que actualmente se está generando en China, que es decididamente espectacular. El X es un SUV compacto eléctrico que le apunta al corazón del mercado, porque este tipo de vehículos son los que marcan el pulso en la actualidad. La apariencia del auto es realmente fantástica; es como un paso hacia el futuro del Volvo XC40 (en su momento la referencia de diseño a nivel mundial) y eso no debería extrañar, porque Zeekr es parte del conglomerado Geely, también propietario de la marca sueca. Como el HipHi Y, el Zeekr X también hace gala de trucos que dejan a todo el mundo boquiabierto: en este caso es en el interior, donde la enorme pantalla táctil se desliza a lo ancho del tablero, a demanda de los ocupantes. Difícil saber si será algo de gran utilidad o es solo fulbito para la tribuna, pero de seguro lo deja a uno embobado ante el alarde de tecnología.
Así de impactantes están las cosas en China.