lunes, octubre 21

Trump hizo campaña en un McDonald’s: cocinó papas fritas y atendió al público en Pensilvania

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A semanas de las elecciones, el candidato presidencial cocinó y atendió pedidos en un local de comidas rápidas, donde aprovechó la ocasión para arremeter contra su rival, Kamala Harris.

El expresidente y actual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este domingo a sus seguidores al hacer campaña en un local de comida rápida McDonald’s en Pensilvania, uno de los estados clave en la recta final de las elecciones del 5 de noviembre.

Vestido con un delantal y dispuesto a ensuciarse las manos, el exmandatario se encargó de cocinar papas fritas y atender pedidos, generando revuelo y atrayendo la atención de los medios y votantes presentes en el local.

Conocido por su afición a la comida rápida, Trump no dudó en participar activamente en las tareas del restaurante. Bajo la atenta mirada de empleados y clientes, el expresidente se acercó a la freidora, frió papas y las preparó con sal para luego entregarlas a quienes esperaban en la ventanilla de autoservicio. Su presencia en el lugar no solo fue un acto de campaña, sino también una oportunidad para atacar a su rival demócrata, Kamala Harris.

Trump, en tono desafiante, comentó a los presentes: “Esto es trabajar de verdad, no como Kamala, que dice que alguna vez trabajó en McDonald’s, pero nadie lo puede comprobar”. Su objetivo era desacreditar las afirmaciones de Harris, quien aseguró en el pasado haber trabajado en un restaurante de la cadena durante su juventud. Sin pruebas concretas, el republicano utilizó esta aparición para lanzar dudas sobre la veracidad de las declaraciones de la vicepresidenta.

Donald Trump fríe papas fritas en un local de McDonald´s (Foto: EFE)

Un golpe estratégico en un estado clave

La elección de Pensilvania para este peculiar acto de campaña no fue casualidad. Este estado, conocido como uno de los más disputados en las elecciones presidenciales, representa un campo de batalla clave para ambos candidatos. Trump, consciente de la importancia de captar la atención y simpatía de los votantes locales, decidió interactuar directamente con los ciudadanos, mostrándose cercano y dispuesto a realizar trabajos comunes como cualquier estadounidense promedio.

En el transcurso de su visita, el expresidente atendió a varios clientes en el mostrador, entregando pedidos y posando para fotos con familias y trabajadores del lugar. Con cada interacción, enfatizaba que había trabajado más en un solo día en McDonald’s que su rival demócrata en toda su vida. Esta estrategia buscaba reforzar su imagen como alguien cercano a las preocupaciones y experiencias de la clase trabajadora estadounidense.

Donald Trump como vendedor de Mc Donalds (Foto: AP)

Respuesta directa

Kamala Harris, por su parte, ha mencionado en entrevistas que, durante el verano de 1983, trabajó en un local de McDonald’s en California, desempeñando tareas en la caja y en la freidora. Sin embargo, el equipo de campaña de Trump ha cuestionado repetidamente la veracidad de estas afirmaciones, argumentando que no existe evidencia clara que respalde esta historia. En un intento de ganar credibilidad, Trump aprovechó su aparición en el restaurante para decir: “Amo McDonald’s, amo los empleos y me parece una falta de respeto que alguien diga que trabajó aquí y no pueda demostrarlo”.

Las críticas no se hicieron esperar. Ian Sams, portavoz de Harris, acusó a Trump de utilizar tácticas desesperadas para distraer a los votantes de los verdaderos problemas. “Trump no entiende lo que significa tener un trabajo de verano porque nunca ha trabajado duro en su vida. Nació en cuna de oro y nunca ha experimentado las dificultades de la clase media estadounidense”, afirmó Sams.

El impacto en la campaña

Las imágenes de Trump cocinando y atendiendo en el local rápidamente se viralizaron en redes sociales, dividiendo opiniones. Sus seguidores elogiaron el gesto, destacándolo como un líder que se atreve a estar en contacto directo con la gente. Por otro lado, sus detractores consideraron que fue una estrategia superficial para desviar la atención de temas más importantes y cuestionaron su autenticidad.

Sin embargo, la jugada de Trump parece haber tenido el efecto buscado: captar la atención de los medios y del electorado, en especial en un estado donde cada voto cuenta. Según los expertos, estas tácticas inusuales le permiten mantenerse en el centro de la conversación mediática y, al mismo tiempo, generar un contraste con su rival. En un contexto en el que la competencia está más reñida que nunca, cualquier gesto que logre conectar con los votantes podría ser determinante en el resultado final.