viernes, septiembre 20

Una niña de 12 años se las ingenió para filmar a su tío abusando de ella

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A sus 12 años V. reveló que sufría abusos del familiar desde hacía tiempo y, para contar con pruebas contundentes, se las ingenió para que uno de los episodios quedara filmadoUna niña de 12 años se las ingenió para filmar a su tío abusando de ella, luego de sucesivos episodios en los que fue atacada sexualmente por este hombre. 

Todo comenzó con un audio que le envió la víctima -a quien llamaremos V. para resguardar su identidad- a una amiga de colegio vía WhatsApp: “Hola, no sabés lo que me pasó, mi tío me tocó la cola y la chucha. Estábamos los cuatro en la cama y me desperté con él tocándome. Yo cerraba las piernas y él hacía más fuerza. Como que me quiso violar”.

El acusado es Leandro Martínez, de 43 años, marido de la prima hermana del papá de V. La nena y Leandro siempre tuvieron una relación muy estrecha y era habitual que ella se quedara a dormir en su casa, invitada por sus primos. Actualmente, el atacante se encuentra prófugo de la Justicia.

Este audio llegó luego a oídos de la mamá de su compañera de escuela, quien no dudó en advertir a los padres de V. sobre el abuso. Ante la consulta de su madre, V. repitió lo ocurrido y agregó detalles. Dijo que en ese momento le había dicho a su tío que tenía que hacer pis para detener el manoseo y que como había quedado en estado de shock no había podido contarle nada a nadie.

“Costaba encuadrar el caso en un hecho delictivo”

Ante el relato de la pequeña, sus padres hablaron con la psicóloga lo que había pasado para que la ayudara a superar esa situación. Sin embargo, tras hablar con sus padres, V. se animó a hacer lo mismo en una clase escolar de Educación Sexual Integral (ESI): allí sorprendió a sus 35 compañeros con su confesión: “A mí me pasa, mi tío abusó de mí”. Luego la maestra comunicó lo ocurrido al gabinete psicopedagógico, que más tarde derivó la información a un centro de niñez.

Sin embargo, la mamá de V. contó a TN: “Todavía costaba enmarcar lo que había pasado en un hecho delictivo”. También contó que, tras conocer de los abusos, junto al papá de V. hablaron y se pusieron a atar cabos y relacionaron sus problemas de enuresis (se hacía pis desde los 6 años) y su retraso escolar como una consecuencia de ese hecho aberrante.

Filmación, prueba irrefutable

Las visitas de V. a la casa de su tío comenzaron a espaciarse y solo lo veía en encuentros familiares. En uno de ellos, el abusador la volvió a atacar y esperó un momento en el que quedaron solos para alzarla y tocarle el pubis. Ella lo relató una y otra vez, y empezó a tener como una necesidad desesperada de hablar sobre la conducta inapropiada de su tío.

Tal es así, que se la ingenió para conseguir una prueba irrefutable y exponerlo delante de toda la familia. Aprovechó que sus padres habían hecho una reforma en su casa e instalaron cámaras de vigilancia en su pieza para hacer que su perverso accionar quedara filmado.

“Hubo una fiesta familiar en lo de mis abuelos”, recordó el papá. “En un momento, cuando yo llego del trabajo, V. empieza a insistir en que le quería mostrar a Leandro las mejoras que habíamos hecho en casa. Me extrañó mucho y la ignoré un rato. Pero de repente, cuando vi que tomaba la llave muy dispuesta, la acompañé”, señaló.

V. lo llevó a Leandro a hacer una especie de tour por toda la vivienda. Primero fueron al fondo, donde se construía un quincho, y después lo llevó a su habitación. Fue en ese lugar cuando la cámara apostada en una de las paredes captó claramente el momento de otro nuevo abuso.

Al salir del dormitorio, Leandro vio el monitor. Triunfante, V. le comentó, como al pasar: “¿Viste que mis papás pusieron cámaras de seguridad?”. El hombre miró la cámara y al salir presionó el cuello de la nena, como advertencia. “Me apretó el cuello y me dolió mucho”, le contó ella a sus padres.

“V. lo llevó por todos los lugares de la casa donde habíamos instalado cámaras. Cuando me enteré -me hizo escuchar los audios en los que se lo contaba a su niñera, porque no se animaba a decírmelo- y vi que los videos coincidían exactamente con lo que mi hija nos relataba, nos desesperamos”, dijo Pablo.

Caso a la Justicia

Fue recién entonces cuando los padres de V. decidieron ir a la justicia. “Hablamos con ella y le dijimos que se quedara tranquila, que su mamá y su papá iban a hacer lo que tenían que hacer para que nunca más le volviera a pasar”, contó Daniela. La pareja estaba devastada, y la nena sumamente conmocionada. “Ella llegó a hacer lo que hizo porque estaba totalmente desbordada”, resaltó.

Ese material fue clave para que la justicia avanzara en la investigación y emitiera una orden de inspección socioambiental en el country donde vive Leandro. Para sorpresa de los investigadores, cuando llegaron al lugar, se encontraron con que la familia se había ido de vacaciones y nadie sabe nada de ellos.

“Está prófugo. No usa el teléfono. No aparece en cámaras de peajes. Evidentemente está muy bien asesorado”, apuntó Pablo, quien aseguró que el abogado Luis Rapazzo, que representa al abusador, intenta lograr un cambio de carátula de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores a abuso sexual simple.

Hace casi un mes que Leandro Martínez está desaparecido y la nena está muy susceptible y alterada por todo lo ocurrido. “Llora por cualquier cosa, se da cuenta de las consecuencias que esto tuvo en la familia, extraña a sus primitos. Por otro lado, quiere hablar. Hablar ante la justicia. Tenía turno en la cámara Gesell para marzo, pero a pesar del trabajo impecable de la fiscalía, ahora no sé qué va a pasar por todos los recursos de la defensa”, se preguntó Pablo.

El representante legal de la víctima, Juan Pablo Gallego, declaró a TN que “ante el abrumador avance de la investigación y la orden de detención, la defensa particular del prófugo a cargo del doctor Rapazzo ha formulado todas las articulaciones dilatorias posibles. Después de la prolija instrucción de la fiscalía especializada, la defensa viene logrando por más de 25 días mantener oculto a Martínez”.