Crece el acceso al crédito para sectores medios, y con ello aumentan los desafíos y la conflictividad dentro del sector financiero. Principales ejes
El Gobierno Nacional pronostica una mejora de la economía a partir del éxito del blanqueo y la estabilidad de los índices de inflación, mientras que mantiene rígida su política de sostener el déficit cero.
Mas allá de los anuncios políticos, en muchos casos desproporcionados y cuyos beneficios no incluyen a todos los sectores de la economía, lo cierto es que hay una mejora en la comercialización de bienes durables de la mano de la oxigenación al bolsillo que genero la vuelta de la oferta de créditos.
De esta manera, cada vez más personas consideran la compra de bienes durables de alto valor como electrodomésticos, motos y autos con el financiamiento en cuotas y las líneas de créditos prendarios. En este contexto, de nueva oferta de crédito comienzan a aparecer diferentes desafíos para el sector, principalmente para la industria del crédito no bancario.
¿Desafíos para los proveedores no bancarios de crédito?
Al hablar del crédito no bancario hacemos referencia a las pequeñas empresas financieras, las denominadas fintech y algunas billeteras virtuales que ofrecen líneas de financiamiento con menores requisitos que los bancos tradicionales.
Mas allá de atender la colocación y la mora, el sector se encuentra en un constante cambio con la rápida adopción de nuevas tecnologías. Los contratos a distancia con firma digital y validación de identidad con herramientas biométricas generan nuevas oportunidades de venta, pero también crean diferentes posibilidades de conflicto con los usuarios.
De esta manera, estos proveedores, pero también las reconocidas entidades financieras deben ajustar sus sistemas y educar en el consumo, principalmente para evitar que sus clientes sean víctimas de estafas virtuales y phishing, por los cuales luego terminan respondiendo económicamente los proveedores ante las consecuencias.
En el tópico de recupero, cobros y preparación de vía ejecutiva también estamos nate un cambio cultural. La onerosidad y baja efectividad de la «cobranza judicial» ante clientes hundidos en la informalidad laboral continuara cediendo cada vez más lugar al Contac Center de fidelización y cobranza masiva, junto con la presión que ejerce la posibilidad de incluir al deudor en bases de informes comerciales.
Finalmente, la buena noticia es que no se ha materializado la hipótesis de una mayor conflictividad en instancia de defensa del consumidor por la aplicación de sanciones millonarias masivas, ni se vieron intervenciones estatales desmesuradas por la secretaria de comercio interior.
No obstante, la cantidad de denuncias no se redujo y continúa ubicando al sistema financiero, junto con las telefónicas y prepagas, dentro de los sectores de mayores quejas.
Sin dudas, continúa siendo la instancia de reclamo administrativo una oportunidad para reconvertir una instancia de conflicto en una alternativa de cobro, dado que, con índices de inflación razonables, existen posibilidades reales de ofrecer atractivas condiciones de refinanciación y recuperación del deudor.
La quiebra del consumidor se populariza
Las pequeñas quiebras, es decir aquellos procesos falenciales de quien no tiene una actividad comercial, se ha convertido en la forma de licuar rápidamente deudas de los asalariados y población pasiva.
Si bien no existe una regulación propia para estos procesos de quiebras del consumidor, es claro para cierto sector de la justicia son situaciones que derivan de la caída en el sobreendeudamiento de las familias, lo que genera una imposibilidad de cumplimiento sin relegar el consumo básico.
De la mano de doctrinas como el pagaré de consumo y argumentaciones sobre el derecho humano al acceso al crédito se ha generado un nuevo ecosistema que beneficia en muchos casos a quien es poco amigo de cumplir sus obligaciones.
Si bien no todos los casos son típicos de fraude, lo cierto es que ante estos pequeños concursos -reales o no- los proveedores aún no se aventurarán a verificar sus créditos dado los límites impuestos por la justicia para la afectación de los ingresos del trabajador, recursos con los que afrontaría el pago a sus acreedores.
El habeas data la nueva hipótesis de conflicto
La vuelta del crédito hipotecario y prendario como así la cantidad de líneas de financiamiento de consumo generan un deseo de acceso para muchas personas, las cuales continúan sufriendo rechazos por registrar viejos antecedentes negativos.
Inclusive, en algunos casos donde el sujeto cuenta hoy con una buena calificación crediticia y percibe salarios bancarizados, se encuentran impedidos de acceder a tarjetas de crédito, aumentar los límites o contratar otros servicios.
Esto ocurre porque existen diferentes empresas proveedoras de informes comerciales (Veraz, Nosis, entre otras) que publican antecedentes actuales y calificaciones históricas que pueden revelar alguna situación de incumplimiento.
Uno de los puntos calientes de conflicto, son las «referencias comerciales negativas» aquellas que sin ser una calificación de morosidad son un indicio de ello dado que vincula a la persona con algún fideicomiso financiero reconocido por adquirir carteras en mora de larga data. En estos casos, las referencias son perjudiciales para el usuario rehabilitado, aun cuando los antecedentes superen el plazo de 5 años, tiempo por el cual legalmente se pueden publicar los antecedentes.
De esta manera, se generan las condiciones necesarias para aventurar un aluvión de juicios de Habeas Data, mediante los cuales se buscará la actualización, ratificación y/o supresión de información negativa; el derecho al olvido.
Si bien, no en todos los casos el usuario tiene la razón, ya sea por que los datos son verdaderos o bien por que se encuentran dentro del plazo por el cual pueden publicarse, lo cierto es que esta situación genera un costo en las empresas y entidades financieras, que deben atender rápidamente los reclamos para mitigar las consecuencias de su judicialización.
FOGAR: el acreedor de todos pero que nadie conoce.
El Fondo de Garantías Argentino, un fideicomiso público nacional que tenía como objetivo la inclusión financiera de PyMEs y emprendedores, que se constituyó en garante de los préstamos otorgados durante la pandemia de COVID-19.
De allí, que muchos usuarios morosos de estos préstamos comenzaron a ser informados en situación negativa por el FOGAR en la Central de Deudores del BCRA, aun sin saber ni haber contratado con el mencionado fideicomiso.
En estos casos, la mejor opción es comunicarse mediante carta documento con BICE Fideicomisos S.A., quien, como Fiduciario lleva adelante la administración del fondo y cuenta con la posibilidad de otorgar información referida al origen y monto de la deuda.
En la actualidad el FOGAR ofrece excelentes oportunidades de cancelación por el saldo capital e interés compensatorio, es decir con quitas de intereses punitorios, los cuales aumentarían la deuda por el paso del tiempo.
En todos los casos conviene controlar la información previa a concretar el pago voluntario, dado que en muchos casos por error las entidades que originaron los préstamos de emergencia cobraron los montos a los usuarios deudores, en paralelo con la activación y cobro de los saldos garantizados por el fondo.