sábado, septiembre 21

A contramano de la cifra general, la inflación núcleo subió en julio y pone en duda los pronósticos oficiales

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La inflación subyacente, que excluye las variaciones de precios estacionales y regulados, mostró una leve resistencia a la baja en julio, subiendo al 3,8% tras dos meses estancada en 3,7%. Este aumento de 0,1 puntos porcentuales marca la primera subida mensual en 2024. Hasta la fecha, el indicador acumula un alza de 75,2% en lo que va del año. A pesar de que el Gobierno monitorea de cerca este índice, la reciente aceleración dificulta cumplir con el pronóstico del ministro Luis Caputo, quien había anticipado que este indicador rondaría el 1% en septiembre.

El componente núcleo de la inflación, también conocido como subyacente o «core», es un recorte que realiza el INDEC sobre el total de los precios medidos, excluyendo aquellos que pueden fluctuar debido a factores estacionales o regulatorios. Esto significa que no se incluyen ítems como combustibles, tarifas, servicios de salud, transporte, educación, frutas, verduras, indumentaria y turismo. En cambio, se toman en cuenta los precios de productos como carne, panificados, lácteos, electrodomésticos, materiales de construcción y automóviles, entre otros.

Sebastián Menescaldi, economista de Eco Go, explicó que la distinción entre la inflación total (headline) y la inflación núcleo se hace para evitar que eventos regulatorios o estacionales influyan en las decisiones de política monetaria, como la tasa de interés que establece el Banco Central.

Una Dinámica Doble

En sus últimas declaraciones, los funcionarios del Gobierno han centrado su atención en la evolución del componente núcleo, que ha mostrado una desaceleración más rápida que el nivel general, a pesar del ligero aumento registrado en julio. Sin embargo, en una economía que ha estado ajustando tarifas y otros precios durante varios meses, los analistas sugieren que el Gobierno debería prestar atención tanto a la inflación total como a la subyacente.

Menescaldi señaló que tiene sentido enfocarse en la inflación núcleo en situaciones de estabilidad, pero cuando los precios no son estables y hay ajustes pendientes, es necesario observar la inflación total a lo largo de varios meses. En una economía «normal», la medición core es útil porque aísla componentes volátiles, lo que permite al Banco Central ignorar variaciones transitorias.

Nicolás Alonzo, economista de OJF, coincidió en que en economías menos desarrolladas, donde los bienes volátiles, como alimentos, tienen un peso mayor en la canasta de consumo, las fluctuaciones en precios regulados afectan significativamente el consumo y el ingreso de las familias, que no tienen las mismas herramientas para suavizar el impacto que en economías avanzadas.

Alonzo también sugirió que, en ausencia de una meta formal del Banco Central, se deberían considerar ambas mediciones, especialmente en contextos de cambios bruscos en precios relativos que afectan el ingreso disponible de las familias.

Menescaldi agregó que, aunque las correcciones de tarifas tienen un impacto indirecto en la inflación núcleo al aumentar los costos de producción y comercialización, en el contexto actual es crucial observar ambos indicadores simultáneamente. Por ejemplo, un aumento en el precio de la electricidad puede tener un efecto dominó en otros precios de la economía, lo que subraya la necesidad de tener en cuenta tanto la inflación total como la núcleo.