En las próximas 48 horas, vencerán abultados pagos al Fondo Monetario Internacional. El gobierno se encuentra con las manos atadas: carece de las reservas necesarias para cancelar la deuda, y está pensando alternativas para no caer en cesación de pagos.

En un momento signado por la tensión preelectoral, Sergio Massa no ha ido aún a Estados Unidos para renegociar el acuerdo con el FMI, y el calendario de pagos sigue en pie.

En las próximas 48 horas, Argentina deberá hacer frente a dos pagos por más de USD 2695 millones: este miércoles vence una deuda por USD 920 millones, y los USD 1.775 millones restantes habrán de abonarse el jueves.

Inicialmente, el gobierno buscaba que el FMI adelantara los desembolsos previstos para todo el año a este mes. La expectativa de los especialistas es que, teniendo en cuenta que sin el desembolso del FMI será imposible atravesar los próximos meses, el organismo presidido por Kristalina Georgieva optará por refinanciar los vencimientos hasta septiembre y otorgar un adicional por sequía, para cubrir las necesidades del próximo trimestre.

Las conversaciones entre Massa y el staff técnico del FMI aún no han avanzado lo suficiente como para firmar una renegociación del acuerdo, por lo que el plan del gobierno es “patear” los pagos que vencen esta semana hasta fin de mes, teniendo en cuenta que, una vez pasada la fecha de vencimiento, se dispone de 30 días para regularizar la falta de pagos.

El vencimiento agarra al gobierno en un mal momento económico, caracterizado por reservas netas negativas y un déficit primario que se estima en 0,7% del PIB. Las alternativas para cancelar los pagos son muy pocas, pero se está jugando con la idea de hacer un pago parcial, haciendo uso del equivalente a USD 1700 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda del FMI, que sobraron del último desembolso, y que, se cree, podría demostrar “buena voluntad” en cubrir el restante de las deudas que caducan esta semana.