viernes, mayo 17

Alerta en el BCRA: las pérdidas por la sequía son 30% más altas a las previstas para la soja

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Por el mal clima, las pérdidas en la zona núcleo treparon US$188 más por hectárea para la oleaginosa de primera y US$326 en el caso del cereal.

Por la sequía y la ola de calor, las pérdidas para los productores en la zona núcleo treparon un 30% (US$188 más por hectárea) en soja de primera y casi un 50% (US$326 más) en maíz tardío, según estimó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Esto se debe a la caída del rinde promedio de la zona núcleo, región agrícola con mayor potencial productivo, donde la soja de primera pasó de 20 a 15 quintales por hectárea, y el maíz tardío de 48 a 27.

En soja de primera, el rendimiento cayó un 25%, pero las pérdidas subieron al menos un 30% y habrá resultados negativos hasta para los dueños de campo”, advirtió la entidad santafesina.

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En campo alquilado, hace un mes atrás, con 20 quintales que se esperaban como promedio en la región núcleo, la foto de márgenes indicaba una pérdida de US$635 por hectárea.

Pero, tras los efectos de la última ola de calor, la sequía extrema y un recorte extra de 5 quintales, la foto actual de márgenes refleja una pérdida de US$823 por hectárea. Es decir, un 30% más de rentabilidad negativa.

Fuente: BCR
Fuente: BCR

En campo propio, la misma comparación muestra que se pasó de una ganancia de US$104 por hectárea a asumir una pérdida de US$88.

En tanto, la pérdida de US$823 por hectárea, aclaró la BCR, sería en caso de que se alcance el rinde promedio para la zona núcleo. Pero si se perdiera toda la producción, como sucede en algunos casos, la pérdida llega a los US$1253.

“Lamentablemente, estas pérdidas pueden seguir subiendo: la tendencia de los resultados de cosecha de soja muestran que los resultados serían inferiores. Y aparte de los resultados físicos, otro factor de peso en los descuentos es la gran presencia de grano verde en los lotes cosechados”, indicó la entidad.

En maíz tardío, el calor descontó 17 quintales por hectárea y las pérdidas treparon casi un 50% en campo alquilado. De este modo, se actualizan las pérdidas de US$681 a US$1.007 por hectárea. Mientras que, si se perdiera la totalidad de la cosecha, el saldo negativo llega a US$1444 por hectárea en tierras arrendadas y US$695 en las propias.

El otoño marca el fin de la sequía

Ante este este escenario adverso para la producción, el doctor en Ciencias Atmosféricas, José Luis Aiello, adelantó que llegará un alivio climático para los productores en los próximos días.

“Tendremos un otoño y un invierno con lluvias que se acercarán a los valores estadísticamente normales”, dijo el especialista en el reporte de la BCR.

En ese sentido, Aiello consideró: “Tendremos un otoño y un invierno con lluvias que se acercarán a los valores estadísticamente normales”.

De hecho, con un promedio de 90 milímetros (mm), las precipitaciones de marzo de la región se acercaron la media estadística.

Alerta en el BCRA: las pérdidas por la sequía son 30% más altas a las previstas para la soja

“Históricamente, las lluvias promedio de marzo de la región están en alrededor de los 100 mm. Si bien el promedio es de 90 mm, hay zonas que superaron ampliamente los valores históricos y otras en las que siguen faltando muchos milímetros”, indicó el reporte.

De este modo, las precipitaciones del mes pasado reflejaron “un claro gradiente”: desde el sudeste cordobés disminuyen hacia el noreste bonaerense. Colonia Almada, en Córdoba, acumulo 220 mm, mientras que Chacabuco, en Buenos Aires, marcó tan solo 28 mm.

“La porción central de la región y el noreste bonaerense no lograron alcanzar la media de los 100 mm. El caso extremo sigue siendo Pergamino que solo acumuló 40 mm”, detalló el panorama.

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Cómo sería el clima durante la primavera

En este contexto, ¿pueden alcanzarse valores Índice Niño Oceánico (ONI) compatibles con un “súper niño”?

El consultor Alfredo Elorriaga de la BCR agregó: “Esa normalidad posibilitará un tránsito más holgado hacia una primavera en la cual las probabilidades de ocurrencia de un Niño (fenómeno que provoca lluvias) ascienden a un 65%. La anomalía de la temperatura del Pacífico Ecuatorial Central (ONI) de marzo fue de -0,4°C y las proyecciones para lo que resta del año muestran una tendencia positiva. Es decir, transitaremos el otoño y el invierno en neutralidad”.

Al respecto, Elorriaga evaluó: “Los datos actuales indican que el posible Niño será moderado. La proyección de la anomalía para octubre es de 0,99°C. Para tener un año Niño intenso, tendríamos que tener en octubre un valor de cercano a 2°C. El último año Niño intenso fue en 2015, cuando, en octubre, el valor del ONI fue de 2,4°C. En junio- julio ese indicador ya era de 1,2°C. En noviembre de 1997, otro año Niño intenso, la anomalía llegó a 2,2°C y en junio el índice había alcanzado 1°C. En 2023, la proyección de junio-julio del ONI está entre 0,25 y 0,45°C”.

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