lunes, octubre 7

Alerta en el campo por la falta de lluvias en un momento crítico

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Septiembre cerró prácticamente sin lluvias en la región núcleo y el panorama para el último tramo del año es alarmante. Crecen los pedidos de revisión de las retenciones porque los números no cierran.

El panorama que se prevé para la producción agropecuaria en el último trimestre del año es desalentador desde el punto de vista climático: no habrá lluvias que favorezcan el desarrollo de los cultivos. Así lo indica el informe que publicó recientemente el Servicio Meteorológico Nacional para los últimos meses de este 2024.

Según el organismo meteorológico hay 81 % de probabilidad de desarrollo de La Niña, que se mantendrá durante toda la primavera y el verano, es decir que las perspectivas de lluvias serían deficitarias en casi todo el país.

Las peores previsiones se ubicarían en las provincias que forman parte de la denominada “zona núcleo”, donde están los mejores suelos y generalmente se logran los mayores rendimientos en los cultivos. No sólo habrá lluvias deficitarias sino que además las temperaturas se mantendrán por encima de lo normal, lo que llevará a que las plantas tengan mayores necesidades hídricas en un contexto netamente deficitario.

Estado y condición de los cultivos

El último Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) indicó que la siembra de maíz con destino grano comercial apenas llegó al 13,7%. Las labores se acentuaron en Entre Ríos, este de Santa Fe y en el centro bonaerense, zonas donde todavía hay humedad superficial pero se frenaron en casi toda la zona centro y se necesitan lluvias significativas antes del 15 de octubre para que muchos productores no se pasen a soja.

Los productores a los que se les consultó acerca del panorama actual detallaron que “si no llegan al menos 30 mm, no hay manera de continuar”. Otros más arriesgados podrían -teniendo en cuanta que por ahora existe una baja presencia de chicharrita- seguir apostando al maíz, siempre y cuando las lluvias lleguen a tiempo.

En cuanto al trigo, a nivel nacional, los datos aportados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indican que el 45,3 % del área sembrada presenta una condición hídrica óptima y el 66 % informa una condición de cultivo de normal a excelente. Sin embargo, el panorama más complejo se vive en el NOA, donde comenzó la cosecha de los primeros lotes con rendimientos por debajo de la media y muchos piensan en triturar el grano para forraje en lugar de cosecharlo.

La situación del trigo se complica día a día en la región núcleo. Además, se advierte que, con esta sequía, con un marcado estrés térmico y en esta etapa del cultivo, el trigo está muy expuesto ante una helada o un golpe de calor.

Todas estas situaciones hacen que la campaña avance en cámara lenta, porque el retraso que se vive en la implantación de los cultivos se refleja en la evolución de los negocios a la hora de adquirir insumos. En este sentido, Juan Pedro Gazzotti, director de negocios y marketing de Nera, aseguró a Ámbito que “la demanda viene más moderada que en otros años.

Es una campaña mucho más analítica, con el productor siguiendo muy de cerca el comportamiento del clima y la evolución de los precios de los commodities para tomar decisiones sobre qué cultivo y qué inversión llevar adelante. A la hora de financiar esta inversión hay que estar atentos a las ventanas de oportunidad concretas como los créditos en dólares que hoy tienen tasas inferiores al 6%, un valor por debajo de las medias internacionales y con una tasa real positiva inferior a la inflación proyectada”.

A definir las estrategias agronómicas

Sin dudas, la etapa financiera es determinante en un año como el que nos toca atravesar y más aún para miles de productores que perdieron capital de trabajo en los últimos años por las sequías sufridas. Pero lo cierto es que los pronósticos indican que continuará esta tendencia de falta de lluvias, por lo tanto habrá que planificar y ser estrategas. Ya sabemos que hay mucha superficie qué dejará el maíz y pasará a girasol, soja o sorgo. De hecho, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que e área de la oleaginosa podría llegar a las 19 millones de hectáreas y es probable que muchos busquen sembrar con la mayor humedad posible, al límite en las ventanas de siembra.

Un aspecto clave del cultivo es la fertilización y la decisión de cuánto y cómo se esta tomando por estos días. Gustavo Elias, gerente de sustentabilidad y agronomía en Yara Argentina aseguró a Ámbito que ante estas dificultades que nos propone el año “hay ciertas recomendaciones que podemos tener en cuenta a la hora de pensar en la fertilización, por ejemplo del cultivo de soja, en el que tenemos que pensar en una fertilización balanceada con un arrancador, tanto pensando en aporte de fósforo o de azufre que permita al cultivo una implantación óptima y complementar esa fertilización de base de arranque con distintas tecnologías que hay disponibles para potenciar ese vigor de las semillas, que en esta campaña es un punto a tener en cuenta”.

Otro punto a tener muy presente en este tipo de contextos es la protección del cultivo. Juan Caporicci, gerente de servicio técnico de FMC Argentina aseguró a Ámbito que “a la campaña la soja le va a costar defenderse, porque un cultivo con menos agua es menos competitivo contra malezas, que son mucho más eficientes a la hora de competir con menos agua. Además, cualquier ataque de plagas nos va a reducir primero área foliar o estructura de planta y en estos años secos no podemos perder ni una hoja, ni una vaina, ni un grano, los tenemos que defender hasta tanto podamos definir rendimientos”.

Según Caporicci, “estos años secos que de por sí nos están predisponiendo a un potencial de rinde menor para los cultivos en general, son los años en los cuales tenemos que pensar más y ser sumamente estratégicos en las inversiones para el manejo de malezas, plagas y enfermedades para tratar de defender al cultivo y que trate de llegar a su máximo potencial”.

La campaña gruesa no es lo que los las empresas ni los productores esperaban y este tipo de desafíos son los que el agro en su conjunto deberá enfrentar hasta que concluya el ciclo 2024/25. En el campo todos son conscientes de que este año no será de recuperación, sino mas bien de supervivencia, porque según los modelos climáticos la falta de agua se hará notar. La pregunta -ante esta descripción de la realidad- es si el Gobierno esta al tanto de esta situación y en ese caso qué decisiones va a tomar, porque la recaudación no será la esperada. Para que lleguen los dólares tiene que haber grano, y para que haya grano tiene que llover.