Descubren las técnicas que usan los pulpos para cazar

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Usan su instinto más que su vista y tienen un sistema distinto de atrapar a cada presa. Para llegar a esas conclusiones, científicos usaron cámaras de alta velocidad con diferentes “carnadas”.

En su pequeño acuario de vidrio, un pulpo se enrosca plácidamente en su guarida. Luego, un cangrejo cae en el tanque. El pulpo se abalanza sobre el cangrejo (no tanto como una afinada máquina de matar, sino como un niño pequeño que acaba de ver una galleta) y envuelve a su presa en una nube de brazos y piernas con ventosas.

Sin embargo, en este caos de extremidades hay un orden, según un artículo publicado el martes en la revista Current Biology. Los científicos que observaron cómo caza el pulpo descubrieron que este animal casi siempre usa su segundo brazo contando desde el centro para agarrar a la presa y, cuando necesita refuerzos, son los brazos más cercanos a ese segundo apéndice los que entran en acción.

Los investigadores también descubrieron que cazan cada presa con una táctica diferente: con los cangrejos realizan un movimiento que los científicos denominan “paracaídas”, mientras que con los camarones, que son más asustadizos y sensibles a los movimientos bruscos, los atrapan con una extremidad sigilosa.

El pulpo usa más el instinto que la vista

Parece que los pulpos cazan más usando su instinto que su vista. A menudo se les ve que están escudriñando en busca de cangrejos y otras presas en lugar de simplemente perseguirlas.

“Deambulan por el arrecife y elucubran metiendo los brazos por los agujeros”, explica Trevor Wardill, profesor de Ecología de la Universidad de Minnesota que estudia la visión de los pulpos y otros cefalópodos y es autor del nuevo artículo.

Sin embargo, a veces los pulpos ven una criatura apetitosa y se lanzan a por ella. Wardill y Flavie Bidel, investigadora posdoctoral de su laboratorio, sentían curiosidad por saber cómo funcionaba esta forma de caza menos estudiada, así que instalaron cámaras de alta velocidad alrededor de acuarios con pulpos y dejaron caer cangrejos y camarones vivos por un conducto para ver qué hacían los cefalópodos.

Tras revisar cientos de videos de pulpos en acción, identificaron una serie de movimientos que se repiten una y otra vez. Por ejemplo, está el paracaídas, en el que el pulpo se abalanza, extiende las membranas que están entre sus extremidades para contener a la presa y las usa para llevarse la cena a la boca. También está la “trampa de presión”, en la que dos grupos de brazos se extienden como una pinza alrededor de la presa.

El pulpo es una de las especies marinas que más tiempo ha permanecido con vida (Foto: Adobe Stock)
El pulpo es una de las especies marinas que más tiempo ha permanecido con vida (Foto: Adobe Stock)

También hubo una pequeña y extraña maniobra que los pulpos desplegaron cuando se encontraron con un camarón, a la que los científicos llamaron “la ola”.

Si un camarón detecta movimiento en el agua, mueve su cola y se aleja rápido, un movimiento que Wardill llama “balístico, larguémonos de aquí”. En los videos, los pulpos a menudo extienden un brazo delante de ellos, lo agitan suavemente, antes de enroscarlo con fuerza alrededor de las antenas del camarón y lanzarse a matar. Él supone que este movimiento ondulatorio podría ser una forma de burlar los sensores de los camarones, es decir, para este crustáceo tal vez se sienta como si un alga estuviera ondulando en las cercanías y así el pulpo disfraza su presencia.

Las jerarquías del cerebro del pulpo

Los investigadores también se interesaron por el hecho de que los pulpos tienden a utilizar el segundo brazo fuera de la línea media de su cuerpo, del lado que mira a la presa, para dirigir un ataque.

“Debe de haber una jerarquía en el cerebro del pulpo”, una forma de controlar el orden en que se mueven las extremidades, opinó Wardill.

Las extremidades del pulpo “son muy flexibles a un nivel realmente asombroso”, añadió, pues son capaces de adoptar disposiciones y formas casi infinitas a tal grado que podría parecer aleatorio.

Sin embargo, el estudio sugiere que es probable que cada extremidad tenga una función específica durante una sesión de cacería por avistamiento. A lo mejor, todo ese remolino le oculte una respuesta cuidadosamente coreografiada al espectador medio que no lleva una cámara de alta velocidad.

Para entender qué pasa en el cerebro y las extremidades del pulpo, el equipo querría poder grabar lo que ocurre en el sistema nervioso del animal cuando entra en acción. ¿Recluta el cerebro los brazos en grupos específicos o en un orden determinado? ¿Reacciona el pulpo de forma diferente con poca luz?

Para Wardill, Bidel y sus colegas, las respuestas se encuentran más adelante, al otro lado de los experimentos en los que una miríada de pulpos bailan bajo una lluvia de bocadillos.