sábado, noviembre 9

DON LUIS ORIONE

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DON LUIS ORIONE

Un cura “rebelde” y un legado que aún custodia Itatí

El 27, 28 y 29 de junio de 1937, Luis Orione estuvo en la provincia de Corrientes. Su herencia trasciende el cuidado del templo más emblemático para los correntinos. 

Luis Orione nació en Italia en 1872, pero marcó a fuego a muchos cristianos por estas latitudes. Tanto amor despertó en Argentina que él mismo vaticinó que “vivo o muerto volveré”. Por eso su corazón descansa en Claypole, el cottolengo más grande del país.
Fue un cura rebelde que desafió los límites de la Iglesia de entonces en su afán de cumplir su llamado: salvar a todas las almas. 
“Hizo dos viajes a la Argentina. Uno desde Brasil entre 1921 y 1922 y otro, en 1937. Ya en el 34 le ofrecen hacerse cargo del Santuario de Itatí”, cuenta el padre Facundo Mela, director del cottolengo de Itatí. Rechazó momentáneamente ese honor porque Corrientes estaba sin obispo (había fallecido monseñor Luis María Niella, el primer obispo que tuvo estas tierras).
Finalmente, la Pequeña Obra de la Divina Providencia se hizo cargo de custodiar a la Virgen Morena y desde el 25 de enero de 1936 llegan allí  los orionitas. 
Por aquellos días, la iglesia aún no era la basílica que actualmente luce sino el edificio que hoy funciona como museo. 
El por entonces cura hizo un viaje que tiene al menos dos tramos. Arrancó el 22 de junio en un vapor llamado Artigas, llegó al Chaco el 25 y estuvo en Corrientes el 27, 28 y 29 de junio (partió a la 1 de la madrugada de ese martes 29).
Su viaje, en un mundo diferente al actual, fue una travesía difícil de llevar adelante. Viajó al NEA con 65 años y dolencias en su cuerpo que hicieron más loable su peregrinar.
“Llegó en vehículo tras un viaje muy trajinado de casi 4 horas. Está el 27, el 28, y el 29 se va a la 1 de la mañana. Conoce Itatí y regresa en barco. Lo que más le impacta de acá es la devoción a la Virgen, el río Paraná y la gente. También que se habla guaraní”, relató Mela a República de Corrientes. 
Itatí terminó siendo la primera casa que tiene la obra fuera de Buenos Aires, más allá de la  que tenían en Sáenz Peña. “Cuando viene se encuentra con otra Argentina. Tras pasar por la Reina del Plata va a la Sáenz Peña del 37 (primero fue a Chaco) y luego a Corrientes”, reflexiona Mela.
En ese viaje le regalaron a Don Orione una imagen de madera de la Virgen. Esta imagen fue recuperada y restaurada, y quedó en la Iglesia natal del ahora santo. 
Ya por 1913 y 1914 le recomiendan conocer la zona. No obstante, por la convulsionada Europa de entonces y en tiempo de guerras (Primera Guerra Mundial, 1914-1918), viene por primera vez en 1921.
Cuando volvió, en el 37, lo hizo por los misioneros y porque no la pasaba bien en Italia. En su país de origen era señalado porque su obra crecía rápidamente gracias a la Divina Providencia y era acusado de quedarse con la herencia de viudas o de contraer deudas impagables. Incluso lo trataron de “ladrón de vocaciones”.
“Él decide irse [de Italia], no lo echan. La congregación explota a pesar de lo que se decía. Él  era un rebelde pero de ingenioso. Su rebeldía fue laburar con los pibes”, explica el actual director del cottolengo de Itatí. 
Gran parte de su obra comenzó cuando ve a chicos escaparse de la catequesis que por entonces se daba. Consiguió un permiso y los atrapó con una forma revolucionaria de enseñar la fe, con un oratorio festivo y se termina ganando el corazón de muchos niños. 
Abrió escuelas, acompañó a seminaristas, fue discípulo de Don Bosco y transpiró fe. Su carisma fue la devoción a la Virgen, la salvación de las almas, Jesús y la iglesia en la imagen del papa. Para salvar niños de un terremoto en Italia, tomó de golpe un auto que pasaba ante la atónita mirada de su propietario. Fue declarado santo el 16 de mayo de 2004.