Nota extraída de Clarín por Eduardo Van der Kooy
La manera de comportarse, con marchas y contramarchas, van constituyendo un signo de la nueva gestión.
Guillermo Francos, el ministro del Interior, advirtió el domingo pasado a la oposición dialoguista sobre la inconveniencia de “tirar más de lo debido de la cuerda” en las negociaciones por la Ley Omnibus. “Todo podría ser peor”, pronosticó. Un día después (el lunes) mantuvo un encuentro con gobernadores del PRO, radicalismo y peronistas no kirchneristas para fijar las condiciones definitivas del debate que se llevará a cabo en el Congreso acerca del mega proyecto.
Tres de los 26 participantes (hubo también legisladores) expresaron que se había hablado con el funcionario la posibilidad de incluir al Impuesto País en los mecanismos coparticipables. Para compensar, tal vez, ciertos aspectos del paquete fiscal que Luis Caputo, el ministro de Economía, anunció el viernes último que se retiraba de la Ley Omnibus para facilitar el progreso parlamentario.
Esa historia añadió otras cuatro secuencias. Francos negó que se hubiera conversado aquello divulgado por los mandatarios provinciales. La Casa Rosada sostuvo que esa discusión solo podría quedar para más adelante. El portavoz, Manuel Adorni, afirmó que jamás se puso en discusión el posible debate sobre el Impuesto País. Javier Milei retuiteó un mensaje de un senador bonaerense que acusó a los diputados de “querer seguir viviendo de la política”. Los denominó el “bloque extorsión”. Aquel senador fue Joaquín de la Torre, ex intendente peronista de San Miguel y ex ministro de María Eugenia Vidal en Buenos Aires. Alineado ahora con La Libertad Avanza.
Ese desarrollo parece muy descriptivo de una metodología que estaría caracterizando al Gobierno. Siempre aflora un emisario capaz de abrir puertas de diálogo con la oposición. Aunque también es frecuente que esos gestos queden finalmente diluidos. Sucede cuando llegan al escritorio de Milei donde tallan su hermana, Karina, “El Jefe” y Santiago Caputo. El artífice de la campaña electoral que recién a los 50 días de gobierno resultó formalmente designado como asesor.
En el retroceso sobre la chance de coparticipar el Impuesto País pudo haber sido determinante también la opinión de “Toto” Caputo. La incorporación de aquel tributo como bien coparticipable se pudo haber resuelto de modo expeditivo. El problema radicaría en su vigencia. Se pensó, en un momento, como un mecanismo adecuado para salir del paso. Coparticiparlo por un tiempo. Aunque para retirarlo más adelante sería imprescindible el consenso de los 24 gobernadores. Se trata de un mandato constitucional. Un muro que el Presidente y su ministro de Economía temieron que resulte infranqueable. Simplemente porque los libertarios carecen de poder territorial nacional.
Javier Milei incorporó a Scioli a su gobierno al frente de Turismo, Ambiente y Deportes. El ex motonauta queda bajo la esfera de su amigo y ministro Francos.
Aquella manera de comportarse, con marchas y contramarchas, va constituyendo un signo de la administración de Milei. “El cambio” pregonado parece ir chapoteando. Podría responder al brete en que lo coloca la necesidad de adoptar medidas extremas ante la crisis formidable y el poder acotado que dispone. Al margen de la marea de votos que obtuvo en el balotaje. También definiría el perfil de un sistema radial donde todo termina derivando y siendo resuelto por el Presidente. Aunque alguno de sus colaboradores haya dicho y hecho algo en contrario. Personalismo en estado casi puro.
A Milei le calza muy bien en el relato que lo empinó al poder endilgar la responsabilidad a “la casta” por todos los padecimientos que transita la Argentina. Eso vale en el enfoque de la opinión pública. Aunque dificulta las tramitaciones parlamentarias. Con esa tarea de acoso estaría consiguiendo que la oposición dispuesta a colaborar vote la aprobación de la “Ley Omnibus” en general. Habrá que ver que sustancia queda cuando deba ser analizada artículo por artículo. Pase lo que pase, existirá el intento de ser vendida como una victoria política.
El terreno de la Justicia
Ese juego puede complicarse en otro terreno. La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo decidió hacer lugar al amparo de la Confederación General del Trabajo (CGT) y declaró la “invalidez constitucional” del artículo IV del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) presidencial. Hablamos de la reforma laboral que fue la excusa de la central obrera para la movilización y la huelga de la semana anterior.
La inconstitucionalidad de los camaristas se basó en que “no existe ningún impedimento para la reunión de las Cámaras del Congreso” , tal cual intentó el Gobierno al pretender las reformas mediante un DNU. En este caso no se han conocido hasta ahora manifestaciones presidenciales en contra. La última instancia sería la intervención de la Corte Suprema. Aspecto que los cuatro jueces, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda, siempre desean evitar a la espera que la política se haga cargo del conflicto. También habrá que observar la conducta de Mariano Cúneo Libarona, quien desde que se hizo cargo del ministerio de Justicia abogó por la independencia de los magistrados.
Santiago Caputo, Luis Caputo y Mariano Cúneo Libarona, presentes en la reunión de Gabinete de este martes en Casa Rosada. Foto Guillermo Rodríguez Adami
Milei sabe muy bien que su entretenimiento con “la casta” no podría ser asimilado al Poder Judicial. Deberá observar cómo queda la oposición colaborativa después del paso de la Ley Omnibus por el Congreso. Sobre Unión por la Patria no habría nada que esperar. Es posible que en las sesiones que vienen impugne el dictamen de la semana pasada firmado en la previa de la huelga de la CGT, que siguió un trámite por lo menos turbio en cónclaves secretos.
Hacemos Coalición Federal, de Miguel Angel Pichetto, aparece ahora como la formación más crítica del Gobierno en aquel núcleo colaborativo. El diputado Nicolàs Massot denunció la posibilidad de campaña en redes sociales contra aquellos legisladores que impugnen artículos importantes. El radicalismo está en una posición similar, más allá de su voluntad de aportar quorum y votar a favor en general. El PRO asoma más contemplativo. Bajó el tono, a diferencia del resto, por las diferencias que surgieron con el Gobierno a raíz de la posibilidad de coparticipar el Impuesto País.
Algunos interpretaron que tal cercanía obedecería a la idea de Mauricio Macri de que algunos dirigentes suyos desembarquen en la administración de Milei si le llega prematuramente una época de crisis. El Presidente, en tanto, no termina nunca de acomodar fichas. A la oficialización de Caputo, sumó la de Daniel Scioli como Secretario de Turismo, Deportes y Ambiente. El ex embajador en Brasil con Alberto Fernández, ex candidato a presidente de Cristina Fernández y dos veces gobernador de Buenos Aires pasa a alistarse al final de su carrera en el equipo libertario. Un jugador que hará mucho más difícil cualquier intento del macrismo por sumarse a la administración que triunfó bajo el lema de “el cambio”.