sábado, octubre 5

El fin de la triangulación entre prepagas y obras sociales: ¿qué pasará con los $10 mil millones mensuales?

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A partir del 1° de diciembre, las empresas deberán ajustarse a las nuevas reglas.

A partir del 1° de diciembre, el sistema de triangulación entre prepagas y obras sociales sindicales llegará a su fin, y con él, surge un interrogante clave: ¿quién se quedará con los $10 mil millones que actualmente circulan mensualmente como una suerte de “peaje” en este proceso? La medida, anunciada por el Gobierno, busca eliminar la intermediación que existía hasta ahora, permitiendo que los afiliados deriven sus aportes directamente a las empresas de medicina privada.

El sistema, estuvo en funcionamiento por años, consiste en que los aportes de los afiliados van primero a las obras sociales con las que las prepagas tienen convenios. Estas, a su vez, retienen un porcentaje antes de transferir el resto del dinero a las empresas de medicina privada. En promedio, las obras sociales se quedaban con un 2% o 3% del total, aunque en el caso de prepagas más pequeñas, el porcentaje podía ser mayor.

A partir de la resolución que el Gobierno tiene previsto firmar en los próximos días, según publica Clarín, en todas las empresas de medicina privada deberán registrarse para que los afiliados puedan optar por derivar sus aportes directamente, sin pasar por las obras sociales. Swiss Medical, una de las grandes prepagas del país, ya confirmó que se inscribirá en este nuevo registro, lo que marca un cambio significativo en el sector.

Impacto en las prepagas y los afiliados

Si bien el cambio busca reducir la burocracia y los costos administrativos, aún no está claro qué pasará con los $10 mil millones que hoy se quedan en el sistema de intermediación. Desde la Superintendencia de Servicios de Salud señalaron que ese dinero “se destinará a mejorar las prestaciones de salud”, lo que en teoría debería beneficiar a los usuarios del sistema.

No obstante, la gran incógnita es si esta mejora en las prestaciones se traducirá en una reducción en las cuotas que pagan los afiliados. Hasta ahora, ni el Gobierno ni las prepagas han dado indicios de que eso ocurra. Por lo tanto, es probable que ese dinero continúe circulando dentro del sistema sin generar un alivio directo para los bolsillos de los usuarios.

Por otro lado, las prepagas que no se registren en este nuevo sistema solo podrán recibir ingresos a través de los contratos privados, lo que las deja fuera del esquema de la seguridad social. Este cambio podría tener un impacto considerable en las empresas más pequeñas, que dependen en gran medida de los aportes derivados de las obras sociales.

El rol de las obras sociales

El fin de la triangulación también afecta a las obras sociales, especialmente aquellas que no cuentan con una infraestructura sólida y que, en muchos casos, han sido calificadas como “sellos de goma” por el Gobierno, ya que no prestan servicios significativos. Estas obras sociales se limitan a retener un porcentaje de los aportes sin brindar prestaciones relevantes. Con el nuevo esquema, los afiliados podrán optar por abandonar estas entidades y dirigir sus aportes directamente a las prepagas.

Sin embargo, algunas obras sociales cuentan con una infraestructura que les permite ofrecer prestaciones importantes, como la cobertura de medicamentos de alto costo o la gestión de juicios relacionados con tratamientos caros. En estos casos, la relación simbiótica entre prepagas y obras sociales ha sido clave para enfrentar los elevados costos que suelen implicar estos servicios, especialmente cuando se trata de enfermedades complejas.