Nota extraída de Clarín por Daniel Santoro
Luego de 21 años de haber estado con carácter reservado, el juez Ariel Lijo desclasificó el documento de ese organismo (ahora se llama AFI). Detalla los vínculos de Samuel El Reda -el jefe del grupo terrorista- en la mezquita de Flores, Colombia, Paraguay y Brasil. Nisman lo había usado en su acusación.
La Justicia desclasificó, luego de 21 años, un informe secreto y confidencial de la SIDE del 2003 que afirma con detalles cómo Irán ordenó al Hezbollah del Líbano volar la sede de la AMIA en 1994 que fue chequeado dato por dato con la CIA y el Mossad de Israel antes de entregarlo en tribunales.
EL informe había sido elaborado por la SIDE (actualmente se llama Agencia Federal de Inteligencia, AFI) en el 2003 con el aporte del FBI y tenía el rótulo de secreto que se le quitó la semana pasada.
El llamado “informe Toma” y un ampliatorio dan más detalles sobre el rol del ex agregado cultural iraní Moshen Rabbani y sus contactos en Paraguay, Chile y Brasil para preparar el ataque terrorista, así como el paso por la Argentina del líder de la célula del Hezbollah, Samuel El Reda, para perpetrarlo.
La semana pasada, el juez federal Ariel Lijo -a cargo de la causa por el atentado a la mutual judía del 18 de julio de 1994 que dejó 85 muertos- desclasificó el informe central, pero no los anexos documentales porque contiene nombre de informantes cuya vida peligraría de hacerlos públicos.
El Informe de inteligencia titulado “Temática: AMIA, la conexión internacional. El esclarecimiento del atentado terrorista y la individualización de sus autores” fue entregado por el entonces titular de la SIDE, Miguel Angel Toma, el 21 de enero de 2003 al entonces juez federal Juan José Galeano. Junto a anexos documentales de cada testimonio o prueba recabada que se mantiene aún en carácter de “secreto y confidencial”.
La entrega se hizo durante la gestión del ex presidente Eduardo Duhalde. El 6 de mayo del mismo año se le entregó un informe ampliatorio.
En el 2003, Clarín reveló partes del informe basándose en fuentes judiciales y en el 2012 el kirchnerismo, a través de Sergio Szpolsky y la revista Veintitrés acusó falsa y ridículamente a el autor de esta nota de haber sido espía ruso y haber entregado el documento en un pen drive a agentes iraníes en París.
Toma contó a Clarín que cuando asumió en la SIDE “intervine y desmantelé la llamada Sala Patria, que dirigía Patricio Finnen, y colaboraba con Galeano e hice que la dirección de Contrainteligencia de Antonio Stiuso tomara su archivo y elaborara un informe previo”.
Este documento “lo chequeámos un mes con la CIA y otro con el Mossad, más aportes del FBI y luego entregamos el informe principal a Galeano”, precisó.
Para Toma, “la clave del informe es que demuestra que Irán es un estado terrorista, tal como decretó en abril pasado la Cámara Federal de Casación Penal”. Se trata del fallo en que confirmó la absolución del ex reducidor de autos robados, Carlos Telleldín, quien está acusado de haber entregado la Trafic que se usó como coche bomba.
Luego el informe, tras la destitución de Galeano en el 2003, fue citado por el ex titular de la unidad fiscal AMIA, Alberto Nisman, quien 12 años más tarde fue asesinado tras acusar de encubrimiento a Cristina Kirchner de cinco iraníes, según la Justicia.
El informe secreto afirma que el móvil del ataque perpetrado por el Hezbollah del Líbano fue la decisión del ex presidente Carlos Menem de suspender en 1991 un embarque de la empresa estatal INVAP de una planta piloto de purificación de uranio.
Más adelante desarrolla con lujo de detalles cómo funciona el sistema de espionaje iraní, sus empresas de cobertura y los Guardianes de la Revolución (Pasdarns), basándose en el testimonio del llamado “Testigo C” que era el ex espía iraní , Abolghasem Mesbahi y los “casi 50” atentados anteriores ordenados por Irán en Alemania y otros países.
Un capítulo especial del informe secreto está dedicado al ex agregado cultural iraní Rabbani quien se estableció en la Argentina en la década del ochenta para dedicarse a la importación de carnes, aunque en realidad su misión era “buscar oportunidades” contra potenciales blancos israelíes y norteamericanos en Argentina. En el documento, se afirma que la empresa South Beef International se encontraban bajo la órbita de la inteligencia iraní.
“Rabbani había pertenecido al bureau de Inteligencia del ayatollah Khomeini en 1983 y fue poseedor de estrechos vínculos con la jefatura del Hezbollah”, agrega el informe secreto al que accedió Clarín en fuentes judiciales.
Además, de su función en la embajada en Buenos Aires, Rabbani era el jefe regional de la Organización de Propaganda Islámica en América Latina.
El ex agregado cultural iraní reclutó varios estudiantes iraníes de medicina en Argentina y otras carreras para hacerlos trabajar en las empresas de cobertura y sumarlos a la difusión del islamismo shiita. Por ejemplo, “los hermanos Alahband”, dice, fueron los encargados de comprar los explosivos en Venezuela, llevarlos a Brasil en un barco de Iranian Shipping Line y traerlos desde Paraguay, por vía terrestre a la Argentina.
En cuanto al personal diplomático iraní en Buenos Aires, detalla sus antecedentes en los brazos militares y de inteligencia de Irán.
Sobre el ex embajador Hadi Soleimanpour, quien luego del atentado a la AMIA había sido detenido unos meses por Gran Bretaña, afirma que “posseía tres identidades distintas y dos pasaportes diplomáticos con números diferentes”. Soleimanpour mantuvo contactos con un grupo de ultraderecha argentino, vinculado a los carapintadas y se interesó por obtener tecnología nuclear argentina.
Pero Rabbani fue “el eje central de la expansión iraní” en la Argentina en los noventa y debajo de la difusión del islam “proclamó un radicalizado discurso de la revolución” y “constituyó la articulación entre los diplomáticos, el factor religioso y la inteligencia” de Irán.
En cuanto a su rol en la mezquita de Flores, se afirma que Rabbani tuvo en su entorno a miembros de los “clanes Sain y Assad” quienes lo ayudaron a la difusión de la “exportación de la revolución iraní y la causa del Hezbollah”.
Destaca que en 1987 Samuel El Reda -acusado como el jefe del grupo operativo que organización el atentado a la AMIA y también a la embajada de Israel (de 1992)- “entabló una relación” con una de las mujeres de la familia Sain y se casaron en ese mezquita.
“La familia El Reda Red integra una célula del Hebollah en Colombia. Aproximadamente en el 1988 Samuel, en la mezquita de ese país, captó y reclutó a una ciudadana colombiana llamada Navarrete”.
Luego El Reda y su esposa argentina abrieron un negocio electrónico llamado “Castello Branco” en Ciudad del Este. Otra hermana Sain se casó con el hermano de El Reda, agrega el informe.
En 1992, se detectaron llamadas de el Clan El Reda, ya instalado en Beirut, con el clan Barakat y con dos “abogados de Chipre que eran usados por el Hezbollan para triangular llamadas”.
Más adelante, sostiene que el hermano de El Reda “tiene vínculos con las empresas del Hezbollah en Brasil llamada Al Bark -dedicada a los viajes- y Sandobad Exporaciones e Importaciones decidada al comercio exterior” y apuntada por el negocio de los armamentos.
En cuanto a la mecánica del atentado, el informe afirma que hubo un grupo del Hezbollah que trajo los explosivos, otro que se encargó del armado del cochebomba en una “casa segura” para dárselo a un conductor suicida libanés Ibrahim Hussein Berro y un tercer grupo de “limpieza” de las huellas de la operación.
En sus conclusiones, el informe Toma sostiene que se detectó “descubrir los cimientos del obrar terrorista fundamentalista, la variada forma de participación criminal y la estructura de una matriz cuyo núcleo se encuentra en el seno mismo del régimen integrista de Irán y que tenía al Hezbollah libanés como su brazo armado”.
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