viernes, noviembre 8

El temor del peronismo, sospechas por vínculos con el juego y el mutismo de Máximo

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Nota extraída de La Nación por Cecila Devanna

El temor del peronismo a un cisne negro, las sospechas por los vínculos con el juego y el mutismo de Máximo Kirchner.

Oficialmente, el kirchnerismo en general y La Cámpora, en particular, se llamaron a silencio tras el escándalo protagonizado por Martín Insaurralde, el renunciado jefe de Gabinete de Axel Kicillof que fue fotografiado en un exclusivo yate en Marbella con la modelo Sofía Clérici, rodeado de lujos. Pero en el interior del oficialismo, el malestar es total. Apuntan a una “operación” que se montó “sobre una realidad innegable e indefendible” en torno a la ostentación de Insaurralde, quien ahora enfrenta múltiples denuncias, en un contexto de crisis económica y en plena campaña electoral. En Unión por la Patria (UP) nadie descarta que el escándalo se convierta en un “cisne negro” que altere el escenario electoral.

“No hay nadie de todo el espacio defendiéndolo; la posición oficial es la de Sergio [Massa]”, contestaban desde el kirchnerismo. “Actuó con rapidez, que es lo que siempre hay que hacer en situaciones de crisis”, repetían desde el comando de campaña oficialista. Massa habló con Cristina Kirchner antes de que se concretara el pedido de renuncia y con Axel Kicillof. El papel de Máximo Kirchner, actor fundamental para el desembarco de Insaurralde en la Jefatura de Gabinete bonaerense, es hasta ahora un misterio.

Insaurralde, que dirigía la campaña electoral provincial, se transformó en un dolor de cabeza para Unión por la Patria. El consuelo para el kirchnerismo era que el escándalo tuvo un papel secundario en el debate entre los candidatos presidenciales.

En el Gobierno dan por seguro que el escándalo se mantendrá y descuentan que las próximas noticias vendrán del lado judicial. En la Casa Rosada reconocían que las imágenes son tan “fuertes” que no pasarán fácilmente al olvido. Mucho menos con un país tan golpeado social y económicamente. “Los daños no los podemos evaluar todavía”, dijo un funcionario resignado que veía en los últimos días posibilidades reales de estar competitivos en los comicios y que este lunes no se mostraba tan seguro.

“De La Cámpora nunca fue”, era una de las frases más repetidas en la organización kirchnerista, donde no faltaron voces que definieran a Insaurralde como “un muerto político”. “La Cámpora lo está viendo como algo ajeno porque nadie de la organización lleva ese tipo de vida”, agregaban, para dejar trascender una molestia total.

El kirchnerismo busca ahora tomar distancia de la designación de Insaurralde, en septiembre de 2021, en la Jefatura de Gabinete bonaerense, pese a que Máximo Kirchner tuvo un papel central. “Su incorporación al gobierno de Axel [Kicillof] fue para responder a un pedido de un grupo de intendentes del conurbano que buscaban tener un puente con la gobernación”, argumentaban.

El impacto, coincidían, hubiera sido aún mayor si el intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora hubiera logrado una mayor proyección política en la provincia y si, en vez de concejal, hubiera tenido una candidatura más relevante.

En el kirchnerismo también interpretan como una “operación” lo sucedido con Insaurralde. “Y entró como un caballo”, reconocían. Descartan que se trate de “fuego amigo”, es decir, que se hubiera preparado en otro sector del peronismo. Dos fuentes coincidieron en orientar las sospechas sobre lo sucedido al “juego en la provincia”, un área sensible a la que Insaurralde siempre estuvo vinculado y que, para muchos, podría explicar el origen de la fortuna que ahora investiga la Justicia.

En esa línea, más de uno de los consultados recordó que en las elecciones de 2013 Insaurralde era una suerte de estrella del kirchnerismo y competía con Massa, que iba por el Frente Renovador. “Eran como las contrafiguras, se le competía a Sergio con Martín”, recordaban. Por entonces, Insaurralde enfrentaba otra polémica con una mujer. Su exesposa, Liana Toledo, hija de un político cercano a Eduardo Duhalde, lo enfrentaba por Twitter. Apoyaba a Massa y criticaba a Cristina Kirchner.

Un año después llegaría el casamiento con Jesica Cirio, en lo que hoy muchos admiten como la “farandulización” de su carrera. Casi una década después de eso y en medio de versiones de un divorcio multimillonario, llegaron las publicaciones de Sofía Clérici, su acompañante en Marbella y, para muchos, la autora de una imagen que puede ser un auténtico “cisne negro” en la previa a las elecciones presidenciales.