domingo, septiembre 8

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA🌸🍃

Mateo (13,18-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.»

Palabra del Señor
🍃🌸MEDITACIÓN DEL EVANGELIO 🍃

Mt. 13, 18-23:

🍃La siembra.

1) Escuchen:

La vida implica un elemento fundamental «escuchar». Hay veces que te cerrás a vos mismo y haces que tu mundo gire a tu alrededor y sos vos quien pone las reglas. Pero eso termina asfixiándote en vos mismo. Es de sabios aprender a escuchar y es de prudentes rodearse de personas que te hagan crecer como tal. ¿Hoy vos sabes escuchar? ¿De quién te rodeas para recibir consejos?

2) Los distintos tipos de campos:

Todos somos distintos y cada uno recibe la palabra de Dios de una manera distinta. Te entiendo que, por tu ansiedad o por tu amor a Dios, te encantaría que en todos entre la Palabra, pero no. Hay procesos, hay tiempos y también hay tipos de tierra que están marcadas por la vida de cada uno. No podés andar exigiendo a los demás que reciban la palabra de Dios como vos querés, pues no todos somos iguales y no todos tenemos esa apertura a Dios. Debemos respetar a cada tierra y debemos ayudar a que las tierras se hagan fértiles. Hay muchos corazones duros.

3) Abundancia:

Quien tiene en su corazón a Dios tiene la abundancia de la vida. Vive junto a los demás y sabe convivir. El cristiano que tiene la semilla de Cristo lo lleva a Cristo en su mirada y en su abrazo porque no anda condenando ni siendo una topadora que da vuelta a todos los que se encuentran a su alrededor. Estamos llamados a tocar corazones y no a manosearlos y mucho menos a apretarlos. Tenemos a Cristo y llevamos esa paz de Cristo.