jueves, noviembre 14

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA🌾

Juan 14,21-26:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama será amado mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo Judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

Palabra del Señor
🌾 MEDITACION DEL EVANGELIO🌾

Jn. 14, 21-26:

💫El que me ama.

1) Amor ilusorio:

Esto se refiere a una persona inteligente, pero que no manifiesta al otro lo que siente. Ama, pero a quien ama no se lo dice, no lo muestra. Imagina situaciones para forjar este amor, pero no lo concretiza. Busca la paz y la justicia desde su amor, pero no es responsable ni siquiera de sus tareas cotidianas. Muestra interés, pero no compromiso. La timidez lo vence y el pesimismo lo ahoga. Ama pero más teme, por eso ahoga el amor, porque no lo explicita.

2) Amor sostenido:

Es un amor que se compromete, pero que no profundiza. Ama, pero no actualiza en el día a día ese amor. Se queda con lo que conoce de inicio, pero pasarán los años y no tendrá en cuenta ciertos detalles y procesos de quien ama. No niega que ama, pero no hay interés por quien ama porque sabe que ya lo tiene. Es un amor rutinario, como que no hay nada nuevo por descubrir porque ya se leyó la guía del usuario, pongo el automático y listo.

3) Amor maduro:

Es un amor que se inicia desde adentro, desde el corazón, y se expresa en lo cotidiano. No teme desaparecer por quien ama. Sabe lo que tiene que hacer y lo hace porque no espera recompensa, solo espera que a quien ama se plenifique. Es un amor misionero. Que sale de sí y no es agobiante, ni absorbente, más bien es generoso, fresco, libre. En nuestra vida cristiana pasamos por estos amores hacia Cristo y hacia los demás. Ama, porque el cielo es amor.  Algo bueno está por venir.