miércoles, septiembre 25

EVANGELIO DEL DÍA

0
160

EVANGELIO DEL DÍA🌾

Juan 17,20-26:

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí. Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos.»

Palabra del Señor
🌾 MEDITACION DEL EVANGELIO🌾

Jn. 17, 20-26:

💫Creerán en mí.

1) Gracias a ellos:

En esta vida vos podés hacer mucho bien en los que te rodean y entre los que te rodean. Creo que siendo una buena persona ya evangelizas mucho, ayudando en lo que puedas, siendo sincero con vos y con los que te rodean. No pasa tan solo con llevar la Biblia bajo el brazo. Pasa por ponerle actitud a la vida, enfrentar las cosas, asumir los errores y comprender que hay cosas que podés y cosas que no. Es desde allí y por allí que damos testimonio y ese testimonio lleva a que otros vean en vos a este Dios vivo que predicamos.

2) La unidad:

Es uno de los puntos que siempre debemos pedir. Como dice el Martín Fierro “que los hermanos sean unidos, esa es la ley primera. Porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”.  Esto vale para tu familia, como para las instituciones o para la misma Iglesia. A los trapitos sucios se los limpia en casa, por lo que si tenés enojo con alguien de tu familia o en la institución o en la iglesia, háblalo de frente con esa persona o con esas personas, pero no andes tirando polvareda por todos lados y diciendo a todo el mundo lo que pasa, porque eso ya es difamar, y difamar significa quitarle su buena fama o hasta incluso aniquilar su forma de vivir al otro.  Seamos más unidos entre nosotros y aprendamos a convivir. Jesús nos lo pide, los apóstoles eran súper distintos y sin embargo Jesús no los difamó al contrario, fue haciendo un proceso con cada uno para sacar lo mejor de ellos. Es así como debemos trabajar. Cuán triste es ver que entre curas nos liquidamos, entre feligreses nos matamos y entre familiares nos destruimos. Tenemos que buscar unidad.

3) Esté en ellos:

Volvé a Jesús, no descuides tu vida espiritual. Volvé a recordar tu encuentro con Cristo, valora la vida. Viví este cachito del día a día y no te desanimes si las cosas no te salen. Hay un Dios vivo que camina a tu lado. Tienes mucho por dar, seguí adelante y valora cada día porque como decía Séneca “la suerte es aquella unión entre la preparación y la oportunidad”. Prepárate día a día por vivir mejor, porque las oportunidades siempre están cerca tuyo. Algo bueno está por venir.