viernes, noviembre 8

Francisco influencer: el rol activo del Papa en la interna política de la Argentina

0
442

Nota extraída de Cronista por Martín Dinatale

El Sumo Pontífice tiene un papel muy activo en la agenda política del país; los recientes contactos reservados con el Gobierno y la oposición; el desplante al canciller Cafiero

Desde un llamado telefónico a un dirigente opositor, hasta la carta enviada a un periodista oficialista, la cancelación de un encuentro con el canciller o una reunión secreta con un ministro. En la intimidad de la residencia de Santa Marta o en los salones del Vaticano. Cualquiera de los escenarios elegidos le sirvió en los últimos meses al Papa Francisco para acercarse al país, tender puentes con dirigentes de los más variados colores y ejecutar lo que más sabe hacer: influir en la interna política de la Argentina.

El mayor influencer de la política mundial y también de la Argentina se metió de lleno en los últimos tiempos en el debate interno del país para sentar posiciones, bajar líneas de argumentación y hacer reflexionar a la dirigencia. También fue blanco de críticas en algunos sectores de la política por su actitud ambigua ante la guerra en Ucrania.

La estrategia de persuasión y acercamientos de Francisco en la Argentina no es casual. Uno de sus libros de cabecera se llama «Estrategia de la Aproximación Indirecta» de Basil Henry Liddell Hart y trata, en efecto, de demostrar por medio de las enseñanzas de la historia militar, que la acción indirecta es siempre superior al ataque frontal, no sólo en el terreno de la táctica, sino en el de la estrategia e incluso en el de la política.

Durante los últimos días el Papa dejó entrever que no volverá a la Argentina en los próximos años. «No sé cuando volveré. Deben coincidir varias circunstancias. Pero quiero volver a ver el país porque nunca lo olvidé», dijo ante el periodista Joaquín Morales Solá en su residencia de Santa Marta. 

En el Gobierno están convencidos de que no vendrá durante el mandato de Alberto Fernández por una razón simple. Este año la agenda vaticana no incluyó a la Argentina en los viajes papales y el año que viene será electoral por lo que su costumbre es no ir a un país en elecciones para evitar una intromisión directa.

Sin embargo, Francisco es como Dios: no está físicamente en la Argentina pero sobrevuela y está en todas partes muy presente.

En la Casa Rosada tienen una posición ambigua de su figura. Quienes hablan seguido con el Papa aseguraron a El Cronista que Jorge Bergoglio mantiene una relación «distante y fría» con el presidente Alberto Fernández. La ley del aborto que impulsó el jefe de Estado lo distanció abruptamente del Papa. Ahora sólo se intercambian saludos protocolares para las fiestas patrias o los cumpleaños.

En cambio, Francisco dialoga más de lo que se sabe con Cristina Kirchner y sus adeptos. El 8 de abril pasado el ministro del Interior, el camporista Eduardo «Wado» de Pedro, visitó en forma secreta al Papa. La reunión fue en santa Marta. Hablaron más de una hora y media de la realidad política argentina. «El contenido de la entrevista como el sentido del encuentro fue estrictamente privado», dijeron los voceros del ministro.

Martín Guzmán dialogó con Kristalina Georgieva y afirmó que no se van a cambiar las metas del programa

Guerra Rusia-Ucrania, EN VIVO, Día 56: Moscú entregó una propuesta de paz a Kiev y espera la respuesta de Volodimir Zelenski

No tuvo la misma suerte el canciller Santiago Cafiero. Tenía pautado un encuentro con el Papa en Roma para el viernes pasado y unas horas antes el Vaticano anunció que se cancelaba la reunión por «problemas de salud» del Sumo Pontífice. Después trascendió que se trataba de un dolor en la rodilla derecha que lo aqueja. Cafiero le hizo llegar «su pronta recuperación»y aclaró que la relación del Papa con el Gobierno «es muy buena». Pero el desplante papal a última hora no cayó bien en el ala albertista de la Casa Rosada.PANORAMA POLÍTICO

Alberto Fernández y Axel Kicillof con proyectos de reelección atados al mismo destino

Analía Argento

Peor aún. Algunos kirchneristas suspicaces entrevieron un mensaje cifrado del Papa en ese supuesto doble juego. Es decir: recibir en privado al ministro cristinista pero desatender una audiencia programada con el canciller albertista. «Especualciones malintencionadas», aseguró un Secretario de Estado cercano al Presidente para desalentar cualquier tipo de lectura política sobre una supuesta intromisión de Francisco en la interna del Frente de Todos.

Lo cierto es que por lo que trasciende del Vaticano y de la Casa Rosada, en los hechos concretos el Papa recibe a más feligreses del kirchnerismo duro que del sector albertista. 

Además de la vicepresidenta o De Pedro, quienes dialogan seguido con Bergoglio en la larga la lista de los interlocutores kirchneristas con el Papa son: el diputado del FDT y ex embajador en el Vaticano, Eduardo Valdés; el ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié; el piquetero Juan Grabois; la teóloga de la Universidad Arturo Jauretche, Emilse Cuda, la referente de madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, con quien tiene un trato asiduo y el periodista Gustavo Sylvestre, entre otros.

PERIODISMO Y OPOSICION

Al periodista Sylvestre el Papa le envió una reciente carta escrita en puño y letra en donde cuestionó duramente al periodismo argentino por «tener tentaciones de desinformación, calumnia, difamación y coprofilia». Al parecer, le habían molestado los comentarios de algunos periodistas que lo cuestionaban por una supuesta cercanía con el presidente de Rusia, Vladimir Putin y su inacción ante la guerra en Ucrania.

Está claro que Jorge Bergoglio está enojado con un sector del periodismo argentino. Así lo hizo saber. Los temas de este debate van más allá de las apreciaciones papales sobre la guerra y se extienden a cierta crítica por fomentar la grieta local o por no visitar la Argentina y viajar a países vecinos. 

Al menos dos funcionarios del Gobierno que trataron al Papa en los últimos tiempos aseguraron a El Cronista que no quiere venir a la Argentina para no profundizar la grieta.

Sin embargo, Francisco sigue manteniendo un diálogo amplio y una influencia importante con sectores ajenos al kirchnerismo. 

Habla también con referentes del peronismo ortodoxo como el ex secretario de población de Menem, Aldo Carreras o el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno. También dialoga con dirigentes de la oposición como el ex senador Esteban Bullrich, la diputada porteña del PRO, Victoria Morales Gorleri; la ex vicepresidenta, Gabriela Michetti; el ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca o el ex secretario de Culto de Macri, Santiago de Estrada, entre otros

Francisco lee todos los diarios de la Argentina y sigue de cerca todos los detalles y movimientos de la cúpula de la Iglesia local.

En el plano de la estructura eclesiástica mantiene un diálogo directo con el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea; el cura villero Pepe di Paola o los obispos Jorge Casaretto (San Isidro), Carmelo Giaquinta (Resistencia) y Edgardo Storni (Santa Fe), entre otros. Con estos últimos el Papa intercambia permanente información sobre la realidad social del país. 

También se sabe que Jorge Bergoglio sigue cada detalle de los informes del Observatorio de la Deuda Social de la UCA que revelan los datos de pobreza que muchas veces contrastan con los números del INDEC. 

Recientemente el Papa comentó con alarma el informe que presentó el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, quien mencionó los altos niveles de inflación que impactan sobre la pobreza y la creciente inseguridad. Son temas que preocupan al Papa.

Precisamente en Santa Fe, el Sumo Pontífice acaba de dar otro mensaje para la política argentina. En la primera semana de abril, la ministra de Gobierno del peronista Omar Perotti, Celia Arena y su par de Educación, Adriana Cantero, recibieron al amigo del Papa, José María Corral, uno de los directores mundiales de Scholas Occurrentes, Organización Internacional de Derecho Pontificio. La estrategia apuntó a seguir desplegando el proyecto papal en Argentina.

Todos estos contactos, mensajes y la influencia que sigue ejerciendo por lo bajo el Papa forman parte del esquema «aproximación indirecta». Francisco sigue estando vigente en la política argentina. No hace falta que venga a Buenos Aires. Por más que no visite el país y viva en el Vaticano, el Papa está muy presente en la Argentina.