Nota extraída de Clarín por Ezequiel Burgo
La deflación llevó un proceso más veloz al esperado por el mercado pero no por ello libre de desafíos hacia adelante por la inflación reprimida y la apreciación del peso.
Una vez le preguntaron a Fernando Henrique Cardoso si era posible que Brasil tuviera inflación cero. “Llegar a cero es fácil. Mantenerse es difícil”, respondió el ex presidente.
La Argentina no tiene ningún Fernando Henrique y tampoco puede decirse que sea fácil alcanzar una tasa baja de inflación. Menos en la Argentina. Pero sí puede citarse la frase del brasileño como espejo de lo que sucedió en estos meses y que podría suceder en los próximos en nuestro país: la desinflación fue más rápida de lo que proyectó el mercado pero la tarea que viene ahora, de sostener el esfuerzo y acaso perforar tasas más bajas, será ardua y dificultosa.
Existen motivos coyunturales y estructurales para pensar que sea así. Entre los primeros, vale tener en cuenta que podrían revertirse las medidas que permitieron al Gobierno llegar al 8,8% de inflación de abril, por ejemplo, la baja forzada en las cuotas de las prepagas, el freno a la suba en los impuestos a los combustibles, la postergación en el sendero de corrección de tarifas de gas y luz anunciados y la demora en la indexación de los colectivos, trenes y subtes. Todas estas postergaciones explicarán por ejemplo una caída de 2 puntos porcentuales para la tasa de inflación de mayo. Sólo por esto el IPC de este mes daría 4,2% según cálculos de la consultora EcoGo. ¿Qué pasará cuando esto se revierta entonces?
“La reducción en el nivel de precios presenta diversos elementos a tener en cuenta”, señaló anoche la consultora ACM. “Es un proceso que ocurre en medio de una caída significativa de la actividad y de un ritmo de devaluación del tipo de cambio por debajo de la inflación”. Concluye diciendo: “Es probable que el descenso en los precios continúe, pero de una forma más marginal”.
Existen motivos más de fondo para pensar que al Gobierno le falta un trecho para asomarse siquiera a un proceso de estabilización. Al hecho de que todavía existe un cepo o restricciones para la compra y venta de dólares, se le suma que economistas del Gobierno, fuera de Economía o el BCRA, responden “con la estabilización yo no tengo nada que ver”.
¿Pero cómo? ¿Acaso no comparten todo lo que hace el equipo económico? ¿Habrá fuego amigo? ¿Es posible hablar de estabilización si la inflación llega al 3% pero sigue el cepo y el peso continúa apreciándose? “Esto ya lo ví con José Alfredo Martínez de Hoz, con el Plan Austral y con la Convertibilidad”, contó el economista José María Fanelli, en una charla reciente con el ex viceministro de Economía Sebastián Galiani. “La inflación cayó de 25,7% a 8,8%, mejoran los salarios, bajan los alimentos y se puede soñar con que la gente va a tener una mejor del bienestar”.
Fanelli llama a todo esto ‘La coalición del dólar barato’: “Los pobres comen barato cuando el dólar es barato, la clase media compra televisores cuando el dólar está barato y la clase media-alta viaja a Miami cuando el dólar está barato. Los gobiernos se cansan de ganar elecciones y Menem lo hizo”. De ahí que para muchos la tentación de Milei a dejar el cepo crecerá a medida que pase el tiempo. Para muchos es una posibilidad no menor.
Si Milei levanta el cepo o flexibiliza el dólar, la inflación tendrá subibajas. Si no lo hace, quizá gane elecciones como dice Fanelli. Mantenerse en un nivel que sea estable siempre es más difícil que llegar.