Las dos encrucijadas de Alberto Fernández

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LA NACION

Nota extraìda de La Naciòn por Carlos Pagni 3 de marzo de 2020 Las dos encrucijadas de Alberto Fernández

Una de ellas es institucional y la otra, económica; las dos se relacionan entre sí.


Las dos encrucijadas de Alberto Fernández

Por Carlos Pagni para La Nación


Lo que interesa del discurso de Alberto Fernández en el Congreso es cómo en aquella presentación se encuentran las dos encrucijadas más importantes que tiene el Presidente. Una de ellas es institucional y, la otra económica; y las dos se relacionan entre sí.

Fue un discurso progresista, pero no populista, hecho por un presidente que no apela- y esto es novedoso- al culto a la personalidad. Probablemente, se deba a que no tiene un poder político que le permita hacerlo. De todas formas, el resultado es saludable y lo que se propuso fue una agenda muy marcada desde el punto de vista de lo que podrían ser los valores progresistas. Un criterio para ver la vida pública de centroizquierda y un saneamiento institucional en un tema crucial, como lo es la ciénaga en la que ha estado y está instalada la justicia federal, Comodoro Py, y la relación de esos tribunales con los servicios de inteligencia.

Fernández habló de dos temas centrales. Por un lado, el proyecto para la despenalización del aborto, que es una idea que él trae desde el comienzo de su gestión, e incluso desde antes. Ya en su primera reunión con el episcopado en Buenos Aires se refirió a esto y aclaró: “Yo no soy abortista en lo personal, pero voy a promover la despenalización del aborto”.

Sobre esta cuestión hay un detalle importante, hay quienes se lo atribuyen a Fernández y otros a Vilma Ibarra- el cerebro de muchas de las iniciativas institucionales de este Gobierno-, y es que la despenalización del aborto no es un proyecto del oficialismo en el Congreso, sino del Poder Ejecutivo. Algo muy distinto de lo que pasó con el matrimonio igualitario, el cual sí nació del Congreso, precisamente de Vilma Ibarra. Pero en este caso es el Ejecutivo el que se propone ir para adelante con esta cuestión, independientemente de la opinión de la Iglesia.

Aún así, durante la reunión que mantuvo con la conferencia episcopal, los obispos escucharon esa declaración de Fernández y quedaron más fascinados por la prioridad que estableció en relación a la lucha contra la pobreza, que escandalizados por lo del aborto.

El otro tema que destacó Fernández en su discurso es la cuestión de la justicia federal y su contaminación con los servicios de inteligencia. Un tema de larga data que empezó tenuemente durante la presidencia de Carlos Menem, siguió en el mandato de De la Rúa y se agudizó con el gobierno de Néstor Kirchner.

El papel de los servicios de inteligencia y sobre todo el de un personaje: el tenebroso Jaime Stiuso. Su manejo de la justicia federal con figuras muy ligadas al gobierno de Kirchner, como por ejemplo Javier Fernández, a quien el espía señaló en una declaración judicial como su operador judicial y es hoy auditor en la Auditoría General de la Nación (AGN). Es curioso que Javier Fernández siga siendo auditor designado por un Congreso que lidera Cristina Kirchner.

Con todo esto se propone Fernández romper, justamente con una agenda que debería haber sido la de Macri, cuando algunos de sus colaboradores llegaron con una propuesta que era justamente la de disolver el poder o el oligopolio de Comodoro Py en un fuero federal más amplio. Pero, ¿cómo? Federalizando parte de los juzgados del fuero ordinario penal, el que en la Capital Federal atiende los delitos penales ordinarios, como robos o asesinatos, que no tiene que ver con la agenda federal que se concentra en temas vinculados al narcotráfico, terrorismo, contrabando y, sobre todo, contra la corrupción.

La idea de Fernández, el proyecto que según dicen en el Gobierno todavía está en estudio, es convertir parte de esos juzgados nacionales del fuero ordinario en juzgados federales. Es decir, parte de los juzgados nacionales, los doce de Comodoro Py, y los del fuero penal económico se convertirían en una nueva justicia federal de la Capital Federal.

Sin embargo, hay un detalle en todo eso. De los 60 juzgados ordinarios se federalizarían 30. Casi todos ellos están vacantes. Es decir, no tienen juez y son subrogados por jueces de otros juzgados. Quiere decir que esta iniciativa le permitiría al gobierno de Fernández designar 30 jueces federales nuevos. Esta es una novedad que muchos especialistas en la materia se encuentran analizando, pero que el Presidente no mencionó en su discurso.

Pero, claro, hoy la designación en la Argentina lleva mucho tiempo, incluso si se hace el proceso rápidamente se trata de dos años. Entonces, esto lleva a prestarle atención a otro detalle del discurso que tiene que ver con la reforma en el Consejo de la Magistratura. La cual no incidiría en la composición, pero sí en el reglamente interno, justamente para que los concursos sean la instancia final de la designación de los jueces.

Con esta reforma el Gobierno podría tener disponible la designación de 30 jueces federales de los 50 que habría en la Capital, y con una modificación sobre el reglamento interno del Consejo de la Magistratura lo podría hacer en un año. Quiere decir que Fernández está pensando, muy probablemente, en dejar su marca en la historia del fuero federal porteño.

Por otro lado, esos jueces serían designados con una influencia enorme de Cristina Kirchner por una razón sencilla: ella controla el Senado y la comisión de acuerdo por la cual hay que pasar las designaciones de esos nuevos jueces.

Un detalle al pasar, Fernández dijo que parte de los juzgados se federalizarían y parte se transferirían a la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cuál va a ser el presupuesto económico de esa transferencia? Es decir, cuántos recursos le van a destinar a Larreta para que se pueda hacer cargo de esos nuevos juzgados. Esa va a ser una gran discusión para una administración como la de Fernández, cuya lógica, prioridades y dinámica son difíciles de entender si uno no advierte que se trata de un gobierno del PJ de Capital que, en gran medida, tiene en Larreta un adversario muy visible.

Pero hablar de justicia federal no es sólo hablar de un problema estratégico de la calidad institucional. Es también hablar de droga. En los últimos cinco días en la Villa 31, que está al lado físicamente de Comodoro Py, ha habido por lo menos dos muertes por noche de los denominados “soldaditos”, un grupo de chicos que asisten a los narcotraficantes. Estas muertes sucedieron tras algunos enfrentamientos entre las bandas que tienen tomada la Villa, la de los San Pedrito y los de la banda del Ruti, que es un dealer y ocurre al lado de los tribunales de Comodoro Py, donde se encuentran los jueces que se encargarían aparentemente de la cuestión del narcotráfico.