lunes, octubre 7

Las tres lecciones de la Navidad

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El aniversario del nacimiento de Jesús genera un cambio anímico social, aún para los no creyentes. Es un tiempo de alegría, reencuentro y sosiego.

En medio de campos de batalla sangrientos y malolientes, la Navidad ha establecido muchas veces una tregua, aunque dure apenas unas horas. El nacimiento del Niño es la primera buena noticia de una vida que será Evangelio de mil maneras diferentes. ¿Qué nos dice veintiún siglos después a los cristianos la encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios? Ese es el objeto de esta reflexión.

El Papa Francisco en Laudato Sí, dice de un modo muy simple una verdad esencial: “Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (Gen 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”. Es decir que Dios al encarnarse y nacer, se apropia de su creación, hace propia toda condición humana: física, biológica, histórica, biográfica y trascendente.

Toda la realidad nos habla de Dios

Toda la realidad está impregnada de su presencia. Es un don la creación que nos ha sido dada y es un don poder comprenderla y continuar su obra creadora. Es un don la vida que nos ha sido dada y es un don poder vivificarnos con su presencia. Es un don el momento presente en que hemos sido convocados a vivir y es un don poder continuar con su obra redentora. Es un don la vida que nos ha sido otorgada a cada uno, con nuestros padres, amigos, familiares, fortunas e infortunios y es un don poder entregarla al servicio a los demás. Es un don poder orar, creer y tener esperanza en un mundo ulterior y es un don poder decir sí hasta el final.

Eso nos dice el Niño que nace. Esta es la primera lección de Navidad. ¡Vive plenamente los dones que te han sido dados! Nada ha sido ni será fácil en su vida.

Su concepción dependió del sí de una virgen. Su seguridad dependió del sueño de un padre. Su sobrevida dependió de la información de unos magos. Su vida transcurrió en una comarca periférica de un imperio, en una modesta carpintería. Su vida pública se origina en una boda por falta de vino. Sus palabras encendieron el corazón de los pobres y humildes, mientras escandalizó a los sabios y poderosos. Su muerte desmoralizó a casi todos los que le seguían y su resurrección cambió la faz de la Tierra y el destino del hombre.

La concepción de Jesús dependió del sí de una virgen y su seguridad dependió del sueño de un padre.
La concepción de Jesús dependió del sí de una virgen y su seguridad dependió del sueño de un padre.Por: Anneke Schram | Anneke – stock.adobe.com

Todo eso lo sabe Él y también su madre, que guarda y medita todo en su corazón. Esta es la segunda lección de Navidad. ¡La vida merece ser vivida, no porque sea fácil, sino porque la entrega la hace plena!

En medio de las dificultades, siempre hay momentos de alegría

El Niño empieza a crecer en el vientre de María. José ha creído el misterio y ha optado por cuidar a su mujer y al hijo que lleva en su seno. Ambos se han sometido al decreto del emperador y emprendieron su viaje a empadronarse. El vientre pesa. El camino es difícil. La experiencia es dolorosa. Y ahora, justo ahora, empiezan los dolores de parto. Para colmo, ni hay lugar.

Él se ha encarnado para aproximarse al hombre y ahora que la hora está próxima, nadie le da cobijo. Uno se apiada… y los manda al pesebre. Lo adecentan como pueden. La joven madre sufre. El padre observa, ayuda, espera y seguramente, a veces, desespera. Y de pronto, nace el Niño. Y todo cambia. El cansancio desaparece. La pobreza desaparece. La enfermedad desaparece. El dolor desaparece. La soledad desaparece.

Es una tregua, una pequeña tregua en medio de las fatigas y las angustias. ¡Pero qué tregua! El llanto de un recién nacido nos trae la Buena Nueva. Dios se ha hecho hombre y habitó entre nosotros. Esa es la tercera lección, que nunca debemos olvidar

F: TN por Erneesto Gil Deza

(*) El doctor Ernesto Gil Deza, director de la carrera de Oncología Clínica y docente en el vicerrectorado de Formación de la USAL.