Se aplica en los pacientes que no responden a la medicación tradicional.Cómo es la dieta y la nueva evidencia sobre el uso del cannabis, según un estudio hecho en el país.
Los neurólogos advierten sobre el contenido de los preparados caseros o informales. Foto: Martín Bonetto
La epilepsia es una de esas enfermedades silenciadas, incómodas, de las que parece que es preferible mantener en reserva. Sin embargo, la tendencia actual -tanto de pacientes como de médicos- es exponer esta condición con un motivo sencillo: lograr que las personas que la padecen mejoren su calidad de vida.
No son pocos. La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes y afecta al 1 por ciento de la población. Se calcula que en Argentina hay alrededor de 300 mil pacientes. Sin embargo, los expertos afirman que muchos de ellos no están bien controlados por falta de información y de acceso a los tratamientos disponibles.
La enfermedad tiene múltiples escenarios, pero los pacientes se dividen fundamentalmente en dos grandes grupos: los que responden a la medicación estándar y los que no. Los primeros son cerca del 70 por ciento. El 30 por ciento restante debe buscar otras opciones. Una es el cannabis medicinal. Otra, una dieta especial, aunque también se puede combinar ambas recetas con buenos resultados. La tercera es la cirugía.
Lorena Fasulo, miembro de la Liga Argentina contra la Epilepsia (LACE) y neuróloga infantil de la Clínica San Lucas, en Neuquén, dijo a Clarín que “los pacientes que no responden a los medicamentos tradicionales suelen pasar al cannabis medicinal combinado o no con la terapia cetogénica”.
Es decir que dentro de ese 30 por ciento hay pacientes medicados sólo con cannabis, otros cuyo tratamiento consiste en una dieta alimentaria muy estricta, y un tercer grupo que combina las dos herramientas. “Existe un efecto sinérgico muy importante entre ambas”, aseguró Fasulo.
Identificar el área precisa del cerebro en la que se origina la epilepsia sirve para saber si se puede operar.
Síntomas
La patología, dependiendo de su severidad, puede provocar crisis recurrentes, contracciones musculares involuntarias, pérdida de la conciencia, alteraciones del movimiento, de los sentidos y de otras funciones cognitivas.
La LACE describe que «las crisis de epilepsia ocurren cuando el sistema eléctrico del cerebro deja de funcionar correctamente por un breve período de tiempo y las neuronas descargan actividad eléctrica en forma anormal».
“Las crisis suelen aparecer de forma súbita e inesperada. Duran unos pocos segundos o como mucho unos minutos. Las más llamativas son las convulsiones, donde la persona pierde la conciencia, se pone rígida y comienza a sacudirse. Hay otro tipo de crisis que se reducen a una desconexión momentánea con el entorno durante unos segundos, llamadas ausencias”, explicó María del Carmen García, presidenta de la LACE.
Terapia cetogénica
“La terapia cetogénica es un tratamiento nutricional que consiste en un abordaje en base a modificaciones en la dieta, con la ingesta de una serie de alimentos ricos en grasas, adecuados en proteínas y bajos en hidratos de carbono”, agregó Fasulo. Uno de los principales alimentos prohibidos en la dieta es la harina.
Según las expertas consultadas, la aplicación de los alimentos seleccionados en dosis muy precisas, a medida de cada paciente, ha demostrado reducciones significativas en la cantidad e intensidad de las crisis diarias: logró reducir 50% la cantidad de crisis en el 85% de los niños y niñas tratados, de los cuales el 55% quedó libre de episodios.
Entre estos alimentos figuran: carne, pescado, pollo, crema de leche, aceites, palta, frutos secos, huevo, quesos y fiambres seleccionados. También infusiones sin azúcar o leches a base de fórmulas cetogénicas comerciales. Y preparaciones que llevan masa elaboradas con harinas especiales (de almendra, de coco) o con fórmulas cetogénicas en polvo (tartas, tortas, pizzas, galletas). Por último, verduras y frutas seleccionadas y contabilizando los gramos).
Algunos de los alimentos incluidos en la dieta cetogénica Foto: Shutterstock.
“Existen fórmulas nutricionales que facilitan este tipo de alimentación, con muchos nutrientes y alto contenido en grasas que ayudan a preparar comidas similares a las tradicionales; se pueden elaborar panes, muffins, fideos o panqueques, entre otros alimentos. De esta manera, permiten una alimentación variada con buena adherencia al tratamiento. Y estas fórmulas nutricionales están cubiertas por las obras sociales y prepagas”, dijo Fasulo.
Los médicos suelen indicarle a los pacientes las cantidades de cada tipo de alimento que deben ingerir a diario. “Todos los pacientes tienen una balanza en su casa”, grafica la médica para explicar que se requiere de constancia y compromiso para conseguir el objetivo que se busca.
“El abordaje debe ser llevado por un equipo de salud multidisciplinario. Existen más de 30 centros especializados en terapia cetogénica. Los pacientes que no logran buenos resultados con su tratamiento actual, o sus familiares, pueden inclinarse por alternativas diferentes como ésta, que cuenta con más de un siglo de evidencia científica”, profundizó Fasulo.
El cannabis medicinal
La médica también alertó sobre los tratamientos con cannabis medicinal cuando no son los estandarizados. Dentro de las opciones industriales en el país hay disponibles dos presentaciones de laboratorios diferentes. Y su costo es muy elevado: “Hay pacientes que necesitan tres frascos por mes y un frasco puede llegar a costar hasta 100 mil pesos”.
Un experto trabaja en un laboratorio en el proceso de elaboración de cannabis medicinal. Foto: EFE
En cuanto a los preparados caseros que se venden por Internet, Fasulo dijo que “hay pacientes que caen en manos de curanderos” y “no se sabe cómo están hechos. Muchas veces no tienen ni cannabis. Actúan como placebo y en los adultos la ingesta les produce algún tipo de efecto, pero en los chicos la sugesión no funciona”.
Un estudio multicéntrico hecho en la Argentina aportó nueva evidencia científica sobre los beneficios del uso de cannabidiol (la presentación farmacológica del cannabis) en niños con crisis convulsivas. Los resultados, recientemente publicada en el sitio Elsevier, arrojaron que casi el 60% de los pacientes redujo a menos de la mitad las convulsiones y que uno de cada 10 dejó de tenerlas por completo.
Ocho centros médicos de la Ciudad de Buenos Aires, Tucumán, Salta, Mendoza, Neuquén, Entre Ríos y Santa Fe participaron en el trabajo que estuvo liderado por Roberto Caraballo, jefe de Neurología del Hospital Garrahan y vicepresidente de la Liga Mundial contra la Epilepsia.
Después de un seguimiento de 19 meses, 15 de los 26 pacientes que recibieron una dosis adicional de cannabidiol en su tratamiento tuvieron más de un 50% de disminución de las convulsiones.
Se detectó además una respuesta positiva al cannabidiol en la reducción de los ataques de caída -en las que el paciente cae al piso por una pérdida repentina de fuerza muscular-, incluidas las convulsiones, así como las ausencias atípicas y el estado epiléptico no convulsivo.
Un dato importante es que tres de los pacientes (11,5% del total) quedaron totalmente libres de convulsiones. Los otros 11 chicos a los que se les hizo seguimiento (42,3%) tuvieron una reducción de las convulsiones de entre un 25 y un 50%.