Cuando el año pasado el coronavirus se convirtió en pandemia, la economía de la Argentina crujía. Había que renegociar la deuda porque el default era técnico pero se podía convertir en un incumplimiento severo. En el medio del caos y del miedo a lo desconocido, la deuda con los privados quedó encaminada luego de llegar a un acuerdo por el que se estiraron los pagos y se bajaron los intereses. Pero la deuda no era lo único. El país estaba quebrado y la pandemia sólo le agregaba más leña al fuego.

Algunas muestras se reflejaron en los cientos de negocios que tuvieron que bajar las persianas o en las industrias paralizadas por la cuarentena. Como muestra sobra un botón: abril de 2020 fue el primer mes en la historia en el que la producción de O Km fue cero desde que en el país se fabrican autos.

El Estado salió a auxiliar a los trabajadores con un plan llamado Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y a las empresas, con la Ayuda al Trabajo y la Producción (ATP). El resultado fueron unos cuantos millones de pesos puestos en circulación.

Pero lo que fue una solución para paliar una situación económica y social complicada se transformó en un problema bien argentino. No se trata de la inflación, ya que a pesar de los pesos volcados al mercado los precios del año pasado aumentaron 20 puntos porcentuales menos que los de 2019 ¿Entonces cuál es el problema? 

Para los bancos, dicho problema consiste en que ahora le sobran billetes de 100 pesos. Y que tal cantidad de billetes ocupa un espacio físico importante y un traslado más caro. Para los bancos, la solución es contar con más billetes de $ 1000 y menos de $ 100. Es más, en realidad los bancos prefieren billetes de $ 5000, una supuesta opción que se manejó comenzar a imprimir el año pasado pero que finalmente quedó en la nada.

En el Banco Central dicen que la máxima autoridad monetaria tiene que garantizar la provisión de billetes para el normal funcionamiento de la economía y que eso está logrado. Se refiere, entre otras cosas, a garantizar el cambio en efectivo y que la cantidad requerida por los usuarios se cumpla.

Ahora bien: por qué se volcaron más billetes de $ 100 y menos de otras denominaciones para pagar el IFE también tiene una explicación sencilla. Porque se acudió a los stocks que había en el BCRA, desde el gobierno de Mauricio Macri, y esos remanentes eran miles de billetes de $ 100 (los que tienen a Evita como figura). Y el 9 de julio del año pasado fue el pico de demanda de billetes.

Hoy, según las cifras del BCRA hay 3170 millones de billetes de 100, lo que representa casi la mitad del total en circulación (6888 millones de billetes). Los de 1000, en cambio, llegan a 903 millones. Y en monedas la cifra alcanza a las 9416 millones. En definitiva, en la Argentina los billetes sobran, lo que no sobra es el dinero.