*LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO*
*17 de Septiembre*
En
Juan 20,19-23 vemos que, a pesar de la resurrección, los discípulos se
encierran, llenos de miedo. Porque todavía debían recibir la fuerza del
Espíritu Santo que los impulsara a la misión liberándolos del temor y la
cobardía.No significa esto que el Espíritu Santo
no estuviera presente de ninguna manera, ya que según el Evangelio de
Juan Jesús derrama el Espíritu cuando muere en la cruz. Pero Jesús iba
produciendo poco a poco una efusión cada vez más plena y liberadora en
sus discípulos que finalmente les haría vivir la explosión
evangelizadora de la Iglesia naciente en Pentecostés.El
Espíritu Santo nos saca del encierro, del aislamiento, y nos impulsa
hacia fuera. Por eso tenemos que convencernos de que el Espíritu Santo
nos quiere hacer vivir una espiritualidad en la acción. No tenemos que
pensar que sólo tenemos espiritualidad cuando nos encerramos a orar,
porque cuando estamos evangelizando, o cuando estamos prestando un
servicio bajo el impulso del Espíritu Santo, eso también es
espiritualidad. Y esto vale sobre todo para los laicos, que están
llamados a impregnar el mundo con la presencia del Espíritu.Todo
lo bueno que Jesús produce en nuestras vidas se realiza por la acción
íntima y profunda del Espíritu Santo que él envía. Todo consuelo, toda
luz interior, todo regalo de la gracia, todo carisma y todo impulso de
amor, nos llegan por la acción interior del Espíritu Santo. Y con ese
poder es posible cambiar el mundo.Por eso, si
queremos liberar y embellecer nuestras vidas, y el mundo entero, tenemos
que pedirle a Jesús resucitado que derrame en nosotros un poco más del
poder del Espíritu Santo que llena su humanidad gloriosa.
EVANGELIO DEL DÍA * *Lc 1,39-47*
10 diciembre, 2019LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO*
10 diciembre, 2019