Los Moyano en Qatar, disfrazados de cordobeses

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Nota extraída de Clarínpor Héctor Gambini

Mientras se bajaban de Independiente, los Moyano se subían a Instituto de Córdoba, que acaba de volver a Primera y estará muy cerca de la conducción de la AFA.

Hubo una final del Nacional B que se jugó muy cerca del inicio del Mundial (el partido terminó apenas 14 horas antes de que comenzara la fiesta inaugural en Qatar) y pasó casi desapercibida, salvo para los interesados: Instituto de Córdoba -club histórico del fútbol argentino, que supo alumbrar a jugadores como Ardiles, Kempes y Dybala- empató 1-1 con Estudiantes de Buenos Aires y consiguió su regreso a Primera.

Hubo, además, un arbitraje polémico -Instituto convirtió su gol en claro offside y el referí echó a dos jugadores y al técnico de los visitantes- y una queja formal de los vencidos.

En un comunicado oficial, Estudiantes de Buenos Aires expresó: “Este arbitraje dejó en evidencia la naturalización de hechos que desvirtúan el espíritu del deporte”.

El árbitro fue Fernando Espinoza, el mismo que inclinó la cancha a favor de Boca en aquella final anticipada con Atlético de Tucumán, ignorando un codazo de Zambrano que debió ser roja y penal para los tucumanos.

Hasta ahí, fútbol.

Pero asoma algo más detrás del ascenso de Instituto, ayudado por un arbitraje extraño en una categoría donde no hay VAR.

Horas después del partido, el presidente de Instituto, Juan Manuel Cavagliatto, partió en un jet privado hacia Qatar, viajando con otros dirigentes cercanos al presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, como el presidente de Defensores de Belgrano, Marcelo Achile.

Cavagliatto le rinde pleitesía pública a Tapia -tiene una gigantografía del presidente de la AFA en uno de los vestuarios del club- y es el nexo exacto para que Hugo y Pablo Moyano vuelvan a la Primera División tras su fracaso de gestión en Independiente, al que dejaron con una deuda de 6.600 millones de pesos.

La razón tiene nombre, apodo y apellido: Eladio “Titán” Luján, secretario general del sindicato de Camioneros en Córdoba, hombre fuerte de los Moyano en la provincia y vicepresidente de Cavagliatto en Instituto.

Luján fue encumbrado en la conducción del club hace tres meses, justo cuando Hugo Moyano bajaba su candidatura para las elecciones de Independiente, corrido por un clamor de los socios que terminó en incidentes.

En menos de una semana -entre el 28 de julio y el 2 de agosto pasados- los Moyano se bajaban de Independiente y se subían a Instituto a través de un hombre de su riñón.

La hermandad del gremio y el club de Alta Córdoba es ahora tal que Camioneros Córdoba, un equipo que milita en la liga de la Provincia, va a jugar como local en Instituto.

Y se analizan convenios para que los afiliados a Camioneros puedan comenzar a utilizar servicios, instalaciones y predios del club.

Cavagliatto, el presidente amigo de Tapia, tiene relación con el gremio desde el otro lado del mostrador: es dueño de Transportes Sucre, una de las mayores empresas transportistas de Córdoba.

Dirigentes de segunda línea del fútbol argentino aseguran que Cavagliatto se sumaría a la mesa chica de decisiones de Tapia, donde militan su operador judicial, Pablo Toviggino, y el propio Achile, presidente del Nacional B y quien le entregó la copa a Instituto.

Será una pata de Camioneros en un sitio estratégico para monitorear de cerca cualquier movida del nuevo Independiente -dirigido ahora por el PRO- contra la reciente conducción de los Moyano, que podría incluir alguna deuda con la AFA no documentada.

El todopoderoso jefe de la AFA, Julio Grondona, tenía un lema para conducir: Todo Pasa.

Serrat completa la frase estos días en Buenos Aires, cantando aquellos versos de Antonio Machado: Todo pasa… y todo queda.

Columna publicada originalmente en Clarín