domingo, octubre 6

Milei va empujando a la oposición hacia un terreno enlodado

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Nota extraída de Clarín por Eduardo Van der Kooy

La estrategia continúa siendo la del comienzo. Hacer valer el 56% del balotaje mientras se ensaya algún acuerdo con gobernadores y opositores no kirchneristas que permita durante el verano un progreso parlamentario.

No hay un día de las dos semanas y media que lleva en el poder que Javier Milei no tenga algún gesto público desafiante con la oposición. Se va consolidando en ese territorio una masa crítica que enjuicia el DNU de 66 artículos enviado al Congreso para iniciar el proceso de reformas. La coincidencia estaría estacionada, básicamente, en un punto: la inconstitucionalidad de la norma. El contenido sería otro cantar.

El portavoz presidencial, Manuel Adorni, reiteró en las últimas horas un parecer que el líder libertario repite con recurrencia en las redes: “Los opositores deben elegir entre acompañar lo que ha votado la gente o seguir obstruyendo”, afirmó. La estrategia continúa siendo la del comienzo. Hacer valer el 56% del balotaje mientras se ensaya algún acuerdo con gobernadores y opositores no kirchneristas que permita durante el verano un progreso parlamentario.

El plan de contingencia desnuda dos cuestiones. La audacia de Milei inaugurada con su arribo a la Casa Rosada. Una debilidad intrínseca en la idea de que el sufragio popular podría sostenerlo todo a mediano y largo plazo. Quizás por esa razón resolvió avanzar con un par de decisiones.

El llamado a extraordinarias, formalizado desde ayer, incluyó un proyecto de ley para debatir las reformas que propone en el Estado. Una señal acerca de que no todos sus propósitos pretenderían se llevados adelante a los palos. También incorporó las deliberaciones sobre la Boleta Unica para las futuras elecciones. Una iniciativa que tuvo en 2022 la sanción en Diputados, pero quedó pendiente en el Senado.

En aquella oportunidad, el proyecto contó con 132 votos que aportaron el radicalismo, el PRO, la Coalición Cívica, el peronismo disidente y La Libertad Avanza. Los 104 en contra fueron cosechados mayoritariamente por Unión por la Patria. Detalle: la propuesta de Milei obvió la eliminación de las PASO, como vino prometiendo en la campaña.

El impulso denotaría la pretensión de tender algún puente con la oposición de la que fue alguna vez Juntos por el Cambio. La Boleta Unica representa una histórica resistencia en el kirchnerismo. Cristina Fernández la supo bloquear en el Senado. Esa herramienta habría adquirido ahora una sobrevaluación después de la derrota nacional y la reelección de Axel Kicillof en Buenos Aires. Allí está la resistencia K.

Las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) divide los campos de la política de manera transversal. La oposición y el kirchnerismo coincidirían en un tópico similar. El esquema temporal de aquel experimento no se acopla con las urgencias política que exhibe siempre la Argentina. Es recordada la crisis que se abrió cuando en 2019 Mauricio Macri fue derrotado por Alberto Fernández. Entre agosto y octubre, fecha de las generales, imperó un verdadero martirio.

Una situación parecida fue registrada este año. El triunfo de Milei en las PASO y el segundo lugar de Patricia Bullrich obligó a Sergio Massa a adoptar una serie de resoluciones económicas que ahondaron hasta los extremos la crisis, heredada ahora por la administración libertaria. Las maniobras aceleraron la inflación y dejaron quebrada e indefensa a la Argentina.

La mirada concordante en ese punto, sin embargo, espolea las dudas entre cambiemitas y el kirchnerismo. Juntos realizó en 2015 un gran proceso de acumulación durante la interna que terminó por consagrar a Macri. El fenómeno no se pudo repetir este año entre Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Peor que eso: hubo fuga de votos en las generales de octubre.

El kirchnerismo estuvo años analizando con envidia aquella primera práctica de Juntos. Se resistió a ejecutarla. Cuando lo hizo fue porque no tuvo otro remedio. La realidad forzó la competencia entre Massa y Juan Grabois. En octubre el ex ministro-candidato pescó la totalidad de los votos piqueteros y ganó el comicio general. El balotaje resultó una historia muy distinta.

El kirchnerismo posee ahora mismo otras prioridades. Quedará para más adelante la fijación de algún criterio sobre las PASO. El debate urgente consiste en definir su perfil de frente a la marea de reformas lanzadas por Milei. Está muy clara su condición de oposición más férrea. Dogmática. El dilema consiste en cómo manifestarla. A través de los canales institucionales (Congreso) o empezando a animarse con el activismo callejero.

En el paréntesis entre una y otro postura afloran conflictos internos cuya derivación resulta incierta. La Cámpora constituye la organización más visible del kirchnerismo. También genera grietas difíciles de cerrar. Aníbal Fernández pontificó que la organización que lidera Máximo Kirchner “está agotada”. Agregó que “habrá que dar una pelea entre aquellos que dicen representar un sector del peronismo y nosotros, los del PJ”.

Los camporistas recibieron otra sorpresa. Después de declarar de modo recurrente que Aerolíneas Argentinas sería cedida a sus empleados para terminar con los subsidios del Estado, el Presidente designó como titular de la empresa a Fabián Lombardo. Durante la administración de Juan Pablo Ceriani, de La Cámpora, condujo la Dirección Comercial, Planeamiento y Gestión de rutas de la línea aérea.

El kirchnerismo evitó, por el momento, participar de las primeras manifestaciones en contra del Gobierno que fueron motorizadas por el Polo Obrero de Eduardo Belliboni, la izquierda, la CTA autónoma y otros grupos piqueteros. Desde el fin de semana existieron reuniones para resolver la adhesión a la marcha que realizará hoy la Confederación General del Trabajo (CGT) a Tribunales para protestar por el mega decreto de Milei.

Los “gordos cegetistas” estuvieron la semana pasada con diputados de Unión por la Patria. En las últimas horas concretaron un encuentro con el senador José Mayans. Existe la voluntad de un acompañamiento (como lo harán las CTA y grupos de izquierda), aunque siempre sobrevuela un interrogante: ¿la confrontación, en este contexto, ayudará a la erosión de los planes de Milei?. ¿O terminará por fortalecerlo?.

La duda resulta válida porque el Presidente, desde que asumió, se empeña en señalar a “la casta” como su gran enemigo. Aunque esa denuncia forma parte más de un relato que de la realidad no deja de tener ciertos efectos. Milei pretende encerrar a la oposición para exponerla ante una mayoría de la opinión pública que la repudió en las urnas. Al obligarla a dar sus primeros pasos sobre un suelo bien enlodado, resbaladizo.