Nueve estrategias efectivas para aplicar en casa y ahorrar hasta un 70% en las facturas de gas y luz

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Algunas de estas recomendaciones no tienen costo y, en todos los casos, permitirán afrontar los nuevos esquemas tarifarios cada vez con menos subsidios

El uso responsable de la energía, el empleo de fuentes renovables de generación y la implementación de medidas de aislación térmica en las viviendas es la combinación recomendada por diferentes especialistas para lograr un ahorro considerable en las facturas de luz y gas, en porcentajes variables que pueden llegar al 70% de los gastos habituales de un hogar.

La importancia de llevar adelante una serie de recomendaciones como uso cotidiano excede las economías hogareñas para cobrar una dimensión nacional, si se tiene en cuenta que el 35% del consumo energético argentino se origina en los usuarios residenciales. Y que, luego de dos décadas de tarifas subsidiadas por debajo de los costos de explotación, hicieron caer en el olvido las estrategias de ahorro.

Para llevarlas a cabo, iProfesional elaboró un conjunto de nueve recomendaciones prácticas, algunas de ellas sin costo alguno, que permitirán afrontar el nuevo paradigma de esquemas tarifarios cada vez con menos subsidios.

1- Uso responsable

Este es el principio rector que condiciona a todos los demás. «De nada sirve tener una vivienda eficiente si luego el consumo no lo es», sentenció al respecto Paola Sandoval, asesora en Eficiencia Energética de la Secretaría de Energía para el PRONEV (Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas). Con los aumentos de tarifas, hábitos casi reflejos como apagar la iluminación en ambientes vacíos o cerrar las aberturas si la calefacción está encendida volvieron a hacerse comunes.

Marcelo Pérez Larraburu, gerente de Eficiencia Energética de BGH Eco Smart, puso el centro de atención en los «consumos vampiros», como los electrodomésticos en modo stand by cuando no están en uso, cuyo apagado «permite ahorrar hasta un 5% de la factura de luz o el router que, si bien no está entre los principales consumos, «muchas familias lo dejan encendido las 24 horas, incluso en horarios en el que no es utilizado».

2- Identificar los problemas

Los principios de eficiencia energética no son inamovibles y su aplicación depende de factores climáticos, geográficos, orientación, ventilación y de densidad de población, entre otros. «No va a ser lo mismo la etiqueta ‘A’ en una región que en otra -aclaró Sandoval a iProfesional-, una vivienda en la Patagonia tendrá una mayor necesidad de calefacción que otra localizada en una provincia del norte, por lo que hay que tener mucho cuidado en saber cómo se construye y cómo es la realidad de cada lugar».

 el 35% del consumo energético argentino se origina en los usuarios residenciales.

El 35% del consumo energético argentino se origina en los usuarios residenciales

La eficiencia de una misma vivienda puede cambiar por factores externos, como puede ser la construcción de un edificio en las inmediaciones que obstaculice la radiación solar o la plantación de árboles en los alrededores de la construcción. Por otra parte, dos departamentos de un mismo edificio y de superficies idénticas pueden tener etiquetados distintos en función de las diferencias en la radiación en cada piso.

3- Lana de vidrio en los techos

Junto a los muros, las aberturas y el piso, el techo es uno de los cuatro componentes de lo que se denomina «envolvente». Para Adriana López, de la Asociación Argentina de PVC, en él se concentra el 40% de las pérdidas de energía.

El consultor Federico García Zúñiga, profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, puntualizó que una correcta aislación térmica de la evolvente permitiría «ahorrar hasta un 60% en las facturas de luz y gas consumidos para climatizar un hogar». Y en ese ahorro, cuatro de cada diez pesos provendrán de la aislación en los techos. Según los especialistas citados, la lana de vidro es el material aislante más indicado en este caso, tanto por su baja conductividad térmica (menos frío en el invierno y menos calor en el verano) como acústica, además de su aporte a la salud, al evitar la aparición de hongos y moho.

4- Poliuretano y poliestireno expandido en las paredes

Las paredes representan el 30% de las pérdidas de energía de la envolvente. El poliuretano (PUR) y el poliestireno expandido (EPS, telgopor en su marca más conocida) son los productos más recomendados por los especialistas. El primero tiene la ventaja de ser también un buen aislante acústico, pero al ser más denso que el EPS, no se lo usa para obras en las que se requieren materiales más livianos. En este último caso, el poliestireno expandido gana las preferencias, pero, a diferencia de la otra opción, no cuenta con facultades de aislación acústica.

5- Doble vidriado hermético en las aberturas

En el tercer puesto de las aislaciones, con el 20% del total se anotan las aberturas (puertas y ventanas). El Doble Vidriado Hermético (DVH) consiste en paneles de dos hojas de vidrio sellas herméticamente por una cinta termoplástica, con una cámara de aire deshidratado entre ambas capas. Además de ser un excelente aislante acústico y evitar el empañamiento del vidrio interior ante la condensación del aire, al reducir el flujo de transmisión térmica el vidrio interno se enfría menos en invierno y se calienta menos en verano, con el consiguiente ahorro en la climatización y un menor (o nulo) uso de estufas o aires acondicionados.

6- Otras opciones complementarias

Los burletes en las aberturas son un recurso apto para minimizar las filtraciones del aire y así reducir las necesidades de calefacción en invierno y refrigeración en verano. Otra opción -más utilizadas en el comercio y la industria, pero también válida para el uso residencial- son los temporizadores o timers para la iluminación o electrodomésticos en general, o los termostatos para equipos de climatización.}

La opción se transformó en conveniente por la significativa baja de costos

La opción de la energía solar se transformó en conveniente por la significativa baja de costos

7- Energías renovables

La eficiencia energética no se limita a la demanda sino también a la generación. Es el caso de la energía solar, tanto en su faz fotovoltaica (generación de energía a través de paneles solares) o térmica (calefacción). La opción se transformó en conveniente por la significativa baja de costos que representó su producción en gran escala, una posibilidad que en el mediano plazo le podría caber también a la energía eólica. «Podrían instalarse aerogeneradores en las terrazas de los edificios, como ya ocurre en algunos países de Europa», proyectó Juan Manuel Alfonsín, de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER).

8- Artefactos eficientes

Los adelantos tecnológicos facilitaron en los últimos años el ahorro de energía también con la incorporación de electrodomésticos y gasodomésticos de mayor eficiencia energética que los tradicionales. Para ello, la mejor guía para los consumidores es el Etiquetado de Eficiencia Energética (EEE) adosado en los artefactos y que va desde la G (menor eficiencia) hasta la A (mayor eficiencia). Las mejoras logradas desde la creación del etiquetado a fines del siglo pasado obligaron a ampliar las opciones hasta la A+++.

9- Revisión periódica

En combinación con el uso responsable y la adopción de instrumentos de mayor eficiencia, el control periódico de las prestaciones es otro aliado, no solo en cuanto al ahorro sino también en materia de seguridad. Cocinas, estufas, calefones, termotanques, heladeras, lavarropas y aires acondicionados son los principales focos de atención en este aspecto, tal como expresó a iProfesional Verónica Argañaraz, directora de Comunicación, Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de Naturgy. Del mismo modo, Hernán Chiesa, jefe de Prensa y Comunicación de MetroGAS aconsejó «contactar a un gasista matriculado» con periodicidad anual para «realizar el mantenimiento de toda la instalación».